El fallo del pleno de la Audiencia Nacional determina que el chivatazo a eta en el bar Faisán es delito pero que no hay suficientes indicios para procesar a los tres altos mandos policiales, por lo que se lo devuelven al juez instructor para que siga investigando. Que no deja de ser un falaz pasteleo para quitar el tema de la agenda política hasta después de las elecciones. Y lo han hecho porque no se han atrevido a hacer lo que pedía Rubalcaba, a través de la fiscalía: mandarlo a Irún.
Pero que se aten bien los machos, que puede que al juez Ruz, al que han dejado a los pies de los caballos, le dé por investigar a fondo. El auto de procesamiento que había presentado estaba cojo porque, entre otras cosas, no había llamado a declarar a los dos últimos ministros de interior, Camacho y Rubalcaba, que algo tendrán que aportar. Pues ahora tendrá que hacerlo, ya que le han dicho que busque más pruebas.
No olvidemos tampoco que alguno de los altos cargos de interior imputados –que siguen imputados– estaba dispuesto a seguir la senda que tomó en su día Amedo. En su día, esa senda llevó al que fuera ministro de interior, José Barrionuevo, a prisión.
Pero lo verdaderamente triste y preocupante es comprobar, otra vez, que los jueces –que no la justicia– adaptan sus decisiones a la agenda política, cuando no directamente a los intereses de los políticos. Al final, que nadie se lleve a engaño, el exdirector general de la policía, Víctor García Hidalgo, el inspector de policía, José María Ballesteros, y el jefe superior de la policía del país vasco, Enrique Pamiés, serán procesados y sus superiores las pasarán canutas, pero será después de las elecciones. Lo demás son ganas de manipular. Y si solo lees el periódico global, El País, creerás que Rubalcaba es totalmente inocente, pero allá tú.