La alternativa del diablo
En las próximas elecciones vascas se dilucidará que secesionismo gobernará dicha Comunidad Autónoma. Para entenderlo os dejo dos artículos, ambos colgados en Libertad Digital, uno escrito por Santi Abascal y otro por José García Domínguez.
El adelanto electoral anunciado por Patxi López después de una frustrante alternancia en el poder en la Comunidad Autónoma Vasca significa también un adelanto del desafío a España. Una vez derribada la Ley de Partidos, que expulsó al separatismo terrorista de las instituciones, y que permitió al PSE y al PP alcanzar una mayoría absoluta española en el País Vasco, las opciones nacionales no tienen nada que hacer frente a la potencia electoral de las marcas nacionalistas, potenciadas y propagadas por quienes torpemente han lavado la imagen de la ETA política en un contexto en el que estratégicamente la banda no comete atentados terroristas.
Ante la impotencia social, electoral y política del PP pop y del PSE, sólo queda dilucidar cuál de las opciones separatistas resultará victoriosa y alcanzará el liderazgo nacionalista en el País Vasco. La contienda será muy disputada. Si el PNV es la primera fuerza, el desafío secesionista contra España vendrá a través del modelo escocés, con el intento de propiciar un referéndum o una consulta sobre la separación del País Vasco del resto de España. Si la ETA política que representa Bildu sale victoriosa de dichas elecciones, que son ante todo unas primarias nacionalistas, entonces el modelo será Kosovo, y la ETA pretenderá hacer una declaración de independencia desde la fortaleza de la mayoría absoluta nacionalista en el Parlamento vasco.
Aquí para terminar de leer “¿Kosovo o Escocia?” por Santi Abascal.
Salvo a ojos de adolescentes y doctrinarios, la política acostumbra a ser el ingrato arte de elegir entre dos desdichas. Como ahora en el País Vasco, ese caso perdido para la razón cartesiana, donde andamos abocados a la disyuntiva entre Guatemala y Guatepeor. O los que mueven el árbol o los recolectores profesionales de nueces. O la izquierda abertzale manchada de sangre o la derecha abertzale tiznada de equidistante cinismo entre las pistolas y las nucas. O lo malo o lo peor. Con los constitucionalistas de convidados de piedra, apenas meros apéndices irrelevantes en una disputa de familia, la que enfrenta al padre con el hijo pródigo que vuelve a cobrarse la herencia. Aprestémonos, pues, a contemplar el retorno de la cabra al monte.
Nada quedará del efímero paréntesis López, excepto el cantado derrumbe electoral del PSE. Lo habitual, por cierto, cuando al consumidor se le ofrece la posibilidad de comparar originales genuinos y tristes fotocopias. En su día, nadie esperaba que al muy asilvestrado Ibarretxe lo fuera a sustituir Churchill. Aunque tampoco un Montilla con chistu y tamboril, otro rehén intelectual del nacionalismo presto a hacerse perdonar la vida ante los dueños de la finca por su falta de pedigrí tribal. Pero muy poco más que esa claudicante, acobardada parálisis, dejará tras de sí el atenazado Patxi. Impotente para siquiera atreverse a disputar la hegemonía cultural a los abertzales, el socialismo vasco retorna a la tradición política que le es más cara: regalar el poder en bandeja a los huérfanos de Arana.
Aquí para terminar de leer “¿Adiós, Patxi?” por José García Domínguez.