Hace veinte años, en el punto álgido de la campaña para acabar con la carrera política de Jesús Mañueco, la revista Interviú sacó un reportaje sobre el personaje, donde le denominaba el Virrey de Palencia. Desde entonces a todo presidente de la Diputación palentina se le ha venido sobrenombrando igual. Lo cual es un error porque Mañueco además de presidente de la Diputación, era presidente del PP y, en la IV y V legislatura, diputado nacional pero el título de Virrey, en realidad, le venía porque ningún político ha tenido tanto poder en Palencia, desde la muerte de Franco, como él. Temido por la derecha y respetado por la izquierda, mientras fue Virrey nada ocurría en Palencia sin su consentimiento.
En su doble condición de presidenta de la Diputación y del pp, Ángeles Armisén, es la única persona, desde entonces, que puede ser titulada como Virreina de Palencia. Aunque ni el poder que ella ostenta es el mismo que tuvo Mañueco, ni la política palentina es tan homogénea como era en tiempos del Virrey. Quizás Armisén no tenga críticos dentro del pp como tenía Mañueco pero es que ahora el pp es mucho más pequeño, envejecido y en claro retroceso electoral comparado con el pp de hace dos décadas. Además en la política palentina, fuera del pp ahora hay mucha más vida que entonces.
Antes de entrar a valorar los cambios –mejor dicho los no cambios– de la estructura provincial del pp, acontecidos este sábado, quiero escribir sobre el hecho anecdótico pero sintomático de que el congreso se ha celebrado en el salón de actos del centro cultural de la Diputación, en vez de en el hotel Europa Centro de Magaz de Pisuerga, como venía siendo habitual. Creo que las diferencias tanto en aforo, como en el título de la propiedad, han sido definitorias para el cambio.
Dicho esto, y entrado ya en harina, indicaremos que a cualquier observador superficial de la nueva estructura provincial del pp le parecerá una renovación el nombramiento como número dos de mi apreciado tocayo, Jorge Domingo González, procurador en las Cortes de Castilla y León y alcalde de Torquemada. Pero, como he dicho en otras ocasiones, en el partido popular, los únicos cargos que importan son el de presidente y el de secretario general salvo que se quiera arrinconar al segundo nombrando a un coordinador, que en teoría es el número tres pero que está para comerse al número dos. Es lo que hizo Carriedo cuando, en su primer mandato como presidente popular, tuvo que tragar como secretario general a Marcelino Díez y le puenteó con José Antonio Rubio Mielgo. Casualmente este último ha sido nombrado coordinador provincial, este sábado, además de portavoz. Y, sinceramente, si el cacho pan de Jorge no se atrevió a enfrentarse a José Antonio Arija, alcalde de Melgar de Yuso, por el cargo de diputado provincial de la zona de Astudillo, no creo que se atreva a impedir que Rubio Mielgo le coma la tostada a la hora de ejercer sus potestades dentro del partido. Si no, al tiempo.
En otras ocasiones ya he comentado –y si no lo he hecho, lo hago ahora– que hace unos años el poder del pp palentino estaba en cinco manos, Carlos Fernández Carriedo, Enrique Martín, Ángeles Armisén, José María Hernández y José Antonio Rubio Mielgo. Con el trascurso del tiempo y por diversas razones algunos de ellos han ido perdiéndolo pero nadie los ha sustituido, el poder se ha ido concentrando entre los que iban quedando y ahora solo quedan dos, Armisén y Rubio Mielgo, que ostentan todo el poder.
Con lo anteriormente escrito no me queda más que concluir que para desgracia del pp, y regocijo del resto, la falta absoluta de renovación y el empoderamiento de Rubio Mielgo hacen que en las próximas municipales las personas que quieran hacer política por sus pueblos probablemente opten por presentarse por otras siglas antes que por las del charrán, lo cual hará que la denominación de Armisén como Virreina se convierta en un exceso.