Polanco le da una victoria a López
Ayer, el alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, hizo a Julio López candidato socialista al ayuntamiento para el 2015, y lo que es peor, le hizo alcaldable. Pensaba que tanto Polanco como algunos de los que le acompañan en el ayuntamiento sabían como funcionaba este negocio, que sabían algo de política, pero veo que aún andan muy verdes. Así que, hoy 19 de marzo, San José, me voy a arrogar el papel de padre, y aún a riesgo de que me tilden de prepotente y de hacer el ridículo; voy a darle un par de consejos a Alfonso Polanco. Nunca con ánimo de ofender y siempre con afán constructivo, que conste.
Lo primero que hay que tener en cuenta cuando te mueves por el resbaladizo suelo de la política, es que en ese submundo no se interactúa con la realidad, sino con la percepción que se tiene de la misma. E incluso, en un municipio pequeño como Palencia, donde la acción política se realiza directamente con los ciudadanos, no hay que olvidar que esa percepción siempre vendrá tamizada por la canalización del mensaje realizado por los medios de comunicación. Es decir, que la información que quieres trasmitir no solo ha de cumplir los parámetros especiales del debate político, sino que lo que los ciudadanos verán es lo que les muestren los medios de comunicación sobre esa información. No tener esto siempre en cuenta te lleva a cometer errores, como el cometido ayer por Alfonso Polanco.
Tú siempre has de tener en cuenta que la oposición va a criticar al gobierno, esto es siempre así, y además debe ser así. No necesariamente la crítica debe ser racional y razonada, aunque contra más irracional y menos razonada sea, más fácil será rebatirla. Y al rebatirla siempre has de tener en cuenta la contrarréplica, sin olvidarnos nunca de lo expuesto en el párrafo anterior. Por eso la cosa no siempre es sencilla y es muy fácil cometer errores. Por eso siempre hay que tomarse las cosas con calma, replicar con prontitud no significa replicar precipitadamente.
Alfonso, ahora que no nos oye nadie te digo, tú no puedes criticar a Julito por votar a favor de un plan propuesto por tu partido, porque siempre será más gravoso ser el asesino que ser cómplice de asesinato. Además, le pones a huevo la réplica: si lo mío es malo, peor será lo de Carriedo. Y ante esto, ¿qué argumentas? Bobadas, como las de Tomás Gómez intentando argumentar que Ana Mato –que no está imputada en nada– debe dimitir y, en cambio, el imputado Pepiño Blanco, no. Pues estas cosas hay que tenerlas en cuenta antes de hablar para no darle una victoria así al PSOE palentino, que encima no ha hecho nada para ganársela.
Pero, tranquilo, no nos flagelemos, que la cosa no es para tanto, que aún queda mucha mili por delante. Déjale a López que disfrute de esta victoria y que la digiera, porque las victorias, como las derrotas, hay que digerirlas, que si no lo haces bien, te dejan que no levantas cabeza. Déjale, que ya meterá la pata él solito. Espera lo que haga falta, sin precipitaciones, como si hay que esperar un par de años, tranquilidad ante todo.
También te digo que dejes de escuchar la SER, que no te hace bien. Que Fran te haga un resumen para saber lo que cuentan pero no la escuches directamente, que te altera mucho y, además, tampoco son tan influyentes. Así que con el resumen de prensa te basta y te sobra. Y mientras desayunas y te afeitas escucha algo de musiquita y pasa de malos rollos. Oye, otra cosa que te quería preguntar, ¿con quién debates estas cosas? Cámbialos, no es normal que vayas caliente con un tema y te enciendan más. Que no digo que lo hagan a mala fe –tampoco descarto que así sea– pero necesitas a gente que te de la justa réplica, que te calmen y que te ayuden a situar el escenario por donde te estás moviendo. Que ya, que ya, que soy consciente, que los últimos cambios que has hecho tienen al grupo municipal muy convulsionado y que hay mucha tensión por ahí dentro. Pero más a mi favor, razón de más para tomarse las cosas con calma. Vamos, ¿digo yo?
En resumen, que lo hecho, hecho está y no pasa más. Al menos que sirva para aprender del error. Así que si yo fuese tú, sacaría una copia en grande de la primera foto –o de otra que refleje el mismo acto– y la colgaría enfrente de la mesa de mi despacho para que nunca se me olvide, lo que nunca debo volver a hacer. Y por lo demás, que el tiempo extienda su manto del olvido sobre el tema.