Siempre he defendido que la Santa Transición no nos llevó de la dictadura franquista a la democracia juancarlista, sino que pasamos del franquismo al postfranquismo. Es decir, que el poder que se repartían entre las tres familias franquistas, se amplió hacia la izquierda, con la modernización de alguno de ellos, por ejemplo los azules se transmutaron principalmente en socialistas. La prueba más evidente de que el actual régimen es poco democrático es la no separación de poderes, donde el ejecutivo prima sobre los otros dos. Todo ello coronado con una consensuada constitución, que al ser muy extensa parecía que cambiaba mucho pero, en realidad, no cambiaba casi nada. Lo mismo o algo parecido, con otros términos, defendía, el otro día, Fernando Díaz Villanueva, en un artículo titulado: “Receso constitucional”.
Toda revolución, ya sea verdadera o impostada, crea sus mitos y transición creó un buen puñado de ellos, la gran mayoría aún vigentes. El principal es el del “consenso”. Todo lo que se haga, si es consensuado es bueno, fuera de él, el abismo. Cuando preguntas a los protagonistas de la transición por la mayor virtud de la constitución, todos te contestan, que fue “consensuada”. Oye, que igual es un truño de constitución, pero como fue consensuada, eso sí, consensuada entre los políticos –en concreto entre Abril Martorell y Alfonso Guerra–, que a los ciudadanos solo les dejaron votar o sí, o la nada, sin alternativa.
Y entre los diversos consensos alcanzados, el más perverso ha sido el que en las regiones donde había nacionalistas, estos mandarían sin cortapisas, dejando e incluso ayudando, si fuese menester, a los dos partidos nacionales, hacer lo propio en el resto de España. Así hemos ido tirando… hasta ayer. Porque la propia naturaleza del nacionalismo, le lleva inexorablemente a la ruptura, no se puede mantener eternamente el movimiento, al final siempre has de llegar a algún sitio, aunque sea a caerte por el precipicio.
A muchos, entre ellos al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, les gustaría que volviesen los viejos, buenos tiempos donde las salidas de tono de los nacionalistas se aplacaban con dinero y competencias autonómicas, y a cambio, daban su apoyo en las cortes nacionales. Pero Más ha decido romper ese consenso. Otra cosa es que el abismo le asuste y quiera mantener la farsa un cuarto de hora más y por eso ha hecho una pregunta, que son dos, pero que en realidad es un mal chiste.
Ante este nuevo escenario, no previsto en la consensuada constitución, los españoles, perdón, los políticos españoles –con el gobierno al frente–, solo puede escoger entre que dos tipos de rupturas. La que desean los secesionistas, la ruptura de España, o la ruptura con los políticos nacionalistas. Es decir, que los nacionalistas dejen de ser parte del sistema. Yo, como no soy político, apuesto por esta última. A mí que a Duran i Lleida, por ejemplo, se le acabe la mamandurria no es algo que me preocupe en especial manera, más bien al contrario.
Porque, seamos claros, los indocumentados que están perpetrando el secesionismo en la región española de Cataluña, sin dinero público, ¿serían algo? Miradlos en la foto, ¿realmente tienen pinta de ser capaces de crear algo? Ni la maqueta de una casa de muñecas siguiendo las instrucciones desde youtube. El problema es que los que están enfrente, o debería estarlo, son de la misma materia prima. Y como nos han negado la posibilidad de tener una verdadera democracia, ahora no tenemos recursos verdaderamente democráticos para enfrentarnos a esta panda de carteristas de medio pelo. Y nos los han negado porque serian los mismos recursos democráticos que nos hubiesen permitido mandar a … su sitio, a la casta política que nos maneja.
Yo, como soy optimista por naturaleza, espero que esta machada de los secesionistas catalanes, que no deja de ser un capítulo más de la crisis institucional, nos lleve al fin del postfranquismo y que la ruptura nos traiga un régimen verdaderamente democrático, que es la única solución viable para los problemas actuales de España.
Coda: hablando de democratización, tengo pendiente escribir una entrada dando una pequeña idea, que no se diga que no aporto, a la comisión de participación del PP palentino. Pero es que el tiempo se me escapa como el agua entre los dedos. Esperando, eso sí, que esa comisión siga funcionando.