domingo, 2 de abril de 2017

Ni un paso atrás. Ni para tomar impulso. (Fidel Castro)

Si me hubiesen dado un euro cada vez que alguien me tachaba de “exagerado” cuando decía que el régimen bolivariano de Venezuela no era una democracia y otro euro cada vez que he tenido que escuchar que en Venezuela hay una democracia más “avanzada” que, por ejemplo, la de España, podría haberme comprado un dúplex en el centro de Palencia y haber financiado al vendedor el impuesto de la plusvalía, que en el caso de vender en pérdidas, sería injustamente cobrado por el ayuntamiento.

Tras la decisión de disolver ilegítimamente la Asamblea Nacional de Venezuela por parte el Tribunal Supremo de Justicia, intentando consolidar un autogolpe de estado del régimen de Nicolás Maduro, al eliminar la única institución independiente y democráticamente elegida que actualmente existe en Venezuela, hay que ser un necio o un malvado para seguir defendiendo que en Venezuela rige una democracia.

Aunque, de momento, la dictadura bolivariana haya reculado en su intención de secuestrar el parlamento, siguen dándose muchas muestras de la ausencia de un régimen de libertades como son el encarcelamiento de opositores, la desposesión de los derechos de los representantes electos del parlamento, el vaciamiento de competencias de la Asamblea Nacional, la cesación de los procesos electorales o el control del Poder Judicial por parte del Gobierno.

El compromiso de un gobierno con la democracia y la libertad se pone a prueba, no cuando democráticamente alcanza el poder, sino cuando democráticamente debe abandonarlo. Pocas esperanzas tengo en que Maduro y sus secuaces dejen pacíficamente el poder cuando las urnas, sí es que llegan a poder votar nuevamente los venezolanos, decreten que deben hacerlo.

Es por esto por lo que considero que los venezolanos deben seguir exigiendo pacíficamente en las calles que les devuelvan sus derechos. También debemos, todos los que nos consideramos demócratas, apoyar esta causa justa del pueblo venezolano y pedir a nuestros gobiernos que presionen internacionalmente al dictadorzuelo bolivariano para que convoque de una vez el refrendo revocatorio que establece el artículo 72 de la Constitución Bolivariana de Venezuela. Si no ayudamos al pueblo venezolano a quitarse el yugo bolivariano, seremos cómplices de la dictadura. Sic semper tyrannis.