El Heliodorato que sufrimos los palentinos, desde hace ya demasiados años, tiene muchas cosas malas: Las vacuas promesas eternamente incumplidas –el soterramiento–. Las absurdas obras que estorban más que ayudan –el peligroso carril bici–. El incumplimiento sistemático de las ordenanzas, de ruido, de animales domésticos, etc., sin que nadie haga nada. El extraño retraso de las licencias de apertura de los nuevos establecimientos comerciales, con la falta que hacen. La cantidad de locales vacíos que hay, y que ya había antes de la crisis, en la calle Mayor, principal zona del comercio local. Los pequeños desperfectos –baldosas sueltas, charcos en las aceras, baches en el asfalto, etc.– que no se arreglan nunca y que dan a la ciudad aspecto de abandono. Y muchas más que todos conocemos y que no son necesarias especificar.
Pero lo peor, lo peor de todo, es la idea de que Palencia es una ciudad mediocre y que poco se puede hacer por ella y con ella. Seguramente este sentimiento ya estaba en una parte de la población, pero Heliodoro Gallego ha alentado ese pesimismo porque electoralmente le beneficiaba. La idea es que poco se puede hacer en Palencia y que da igual quién gobierne, que todos harán lo mismo, por lo tanto, es mejor quedarse con Gallego que es el que ya está y que es más simpático. Súmale que tiene ganada a toda la izquierda local y que no asusta a la derecha, y ya tienes la fórmula ganadora.
Pero Palencia no es una ciudad mediocre sino mediana, que no es lo mismo. Esto significa que no se puede comparar con la ciudades grandes, no porque sea inferior sino porque es distinta. Por lo tanto con necesidades distintas, no inferiores, y con posibilidades distintas, que tampoco inferiores. Y se que pueden cambiar mucho las cosas dependiendo de quien gobierne el ayuntamiento.
En resumen, que el PP si quiere ganar las municipales tiene que romper ese bucle melancólico de la mediocridad palentina, realizando una importante labor pedagógica para convencer a los palentinos apáticos que lo visto en estos años no es normal, que se pueden hacer las cosas de otra manera, de una manera mejor. Convenciendo a esos votantes de derechas que, porque Heliodoro no asuste no significa que sea bueno para Palencia y que no es necesario aguantarle. Para eliminar esta idea, Polanco parte de muy atrás, pero con trabajo y tesón se puede conseguirlo.