domingo, 14 de mayo de 2017

El primer adiós de Carriedo

De verdad, ¿hay alguien que se ha creído que en la Génova trece Maillotélica les importaba una higa que Carlos Fernández Carriedo presidiese o dejase de presidir el PP de Palencia? El supuesto veto madrileño no era más que una excusa para, por un lado, permitir una salida digna al que ha presidido durante los últimos 17 años el PP palentino, y por otro, taponar hasta el último momento a cualquier chinado que le diese por presentarse en contra de Ángeles Armisén. La prueba más evidente de la impostura es que incluso Alfonso Fernández Mañueco afirmó públicamente su deseo de que Carriedo repitiese. Creo que las ganas de Carriedo de irse eran tales que ni con otro resultado en las primarias regionales se habría quedado. Además, el hombre de Silván en Palencia era Alfonso Polanco, recordemos que el Rasputín del leones fue el mismo que en la anterior legislatura tuvo al Ayuntamiento de Palencia en un sin vivir.

En realidad Carlos Fernández Carriedo lleva yéndose desde que Aznar nombró como su sucesor a Rajoy, rompiendo con las ilusiones que se había hecho el palentino de hacer los madriles con Rodrigo Rato. Desde entonces ha estado sesteando en la política autonómica al servicio de su descubridor, mentor y el único que realmente le ha apoyado, Juan Vicente Herrera. Con él empezó su carrera política y con él la terminará; y además siendo de nuevo ministrín, espinita que tenía clavada.

Tengo que reconocer en este primer adiós de Carriedo, que mucho ha cambiado en estos tres lustros y medio, como poco que ahora se toma con mucha más distancia y relajo las tontunadas de este loco mundo de la política actual. Poco o nada queda de aquel imberbe funcionario del cuerpo superior económico financiero de la Junta de Castilla y León votante de Felipe González que aguantaba cabizbajo las broncas de un Jesús Mañueco que aún no había asumido su condición de muerto político. Siempre he defendido la tesis de que si Carriedo hubiese aprobado las oposiciones en Andalucía en vez de en Castilla y León, hoy le estaríamos despidiendo de secretario provincial de la PSOE de Almería, por ejemplo.

Supongo que ahora que se ha librado de este muerto, para él siempre lo fue, de presidir el PP palentino poco lo veremos por esta provincia. Y para lo que le queda en este convento, ya puede reconocer abiertamente que siempre ha vivido en Valladolid.