Responsabilidad

Los españoles somos los poseedores de la soberanía nacional. Hemos recibido esta soberanía de nuestros antepasados y debemos legarla a nuestros descendientes. Desde esta base se ha construido el ordenamiento constitucional que poseemos. Incluso la Generalidad catalana, cuya reinstauración es previa a la constitución de 1978, es una institución nacida del ordenamiento constitucional de la Segunda República que también se basa en la misma soberanía nacional.

Escribo esto porque hay cierta parte de la ignorante casta política que cree que cambiando la constitución puede romper España de la ley a la ley y eso no es cierto. Es más, la soberanía de la que somos copropietarios todos los españoles no es una propiedad plena, tiene condiciones, y la principal es que tal y como la hemos recibido de nuestros padres debemos legarla a nuestros hijos. Aunque todos decidiésemos, en un momento determinado, trocearla no podríamos, no deberíamos hacerlo. No me llevo a engaño y sé que la historia nos enseña que aún no teniendo la legitimidad para llevar a cabo estos procesos, si hay alguien dispuesto a hacerlo y nadie dispuesto a evitarlo al final se lleva a cabo.

Es notorio y evidente que por la irresponsabilidad, cobardía, ignorancia o la dejación de los distintos poderes públicos, en un futuro no muy lejano nos enfrentaremos a la secesión de parte del territorio nacional. El problema no es que algunos políticos cabalgando sobre los falsos mitos que han llegado ha creerse, en parte por su ignorancia y en parte por sus ansias de poder, intenten romper España, sino que las distintas instituciones responsables de que eso no ocurra, fallen.

En la actualidad algunas de estas instituciones ya están fallando. El gobierno, no solo no frena estos movimientos sino que los alienta. Las Cortes Generales (representantes de la soberanía nacional) son responsables de la aprobación de normas que avanzan en el camino de la secesión. El Tribunal Constitucional que es incapaz de resolver a favor de la constitución antes de las elecciones (no es necesario ser Eduardo García de Enterría para saber que el “Estatut” es inconstitucional). Algunos echarán en falta el poder mediador del Rey, yo estoy tan descreído de la institución monárquica que considero que ni gastando el recurso de la abdicación se salvará. Otros buscarán al “franquito”, o más exactamente, al “molita” de turno, que en una malintencionada interpretación del artículo 8 de la constitución se haga cargo de la situación, si es que lo hay.

Frente a una situación de derrumbe de la constitución y ante el riesgo de la ruptura de España, yo apelo a la responsabilidad de los dueños de la soberanía nacional. Los españoles, ciudadanos libres, que como tales deseamos seguir siéndolo, tenemos la obligación de defender la unidad de España no solo porque nos jugamos nuestra libertad sino porque la historia nos obliga. Y si la casta política que nos gobierna no cumple, ya se lo reclamaremos, pero esto no es óbice para que nosotros cejemos en nuestra obligación de mantener para el futuro lo que otros mantuvieron para nuestro presente.

Las próximas elecciones serán un punto de inflexión en el futuro de España, pero ni solucionan (en el caso que gane el PP) los problemas que padecemos por la, en mi opinión, finiquitación de la constitución del 78. Ni deberemos rendirnos en el caso de que el zapatarismo triunfe y prosiga en su proceso de liquidación de la nación española, yo no lo haré.