Apocalipsis zombi
Me despierto. Miro el despertador. Está apagado. «¿Qué hora será?» Me giro. Estoy solo en la cama. Me levanto. Voy a la cocina. No hay nadie en casa. Enciendo la cafetera. Tampoco funciona. «Se habrán saltado los plomos.» Me acerco a la caja de luz. Todo está correcto. «Será una avería general.» Voy al cuarto de baño. Abro el grifo. No sale agua. «Desde el domingo no me sale nada bien.» Entro al salón. Abro el ventanal y salgo al balcón. Inspiro profundamente. «¡Qué mal huele todo!» «Se me han quitado las ganas de ir al ayuntamiento. Total para lo que tengo que hacer allí ya.» Me asomo a la calle. No hay nadie andando. No hay coches circulando. No se oyen ruidos. «Apenas han pasado cinco días desde que perdí las elecciones y la ciudad se para. Pues que les den, ya no es mi problema. ¡Que lo arregle Polanquito y sus catorce mariachis!»
A lo lejos, se vislumbra una figura. Es una persona que viene lentamente. Más que andar, arrastra los pies. A los pocos segundos se distingue otra figura con la misma cadencia. Después otra. Y otra… Son una horda. Bueno, una hordita que no son tantos. Se acercan lentamente pero sin pausa. Ya puedo distinguir a algunos. A mi izquierda veo a un hombre mayor, con camisa a cuadros. Le falta media cara. En la otra media conserva parte de una barba canosa. «¡Es Lagunilla! ¡Qué mal aspecto tiene! Peor que el mío.» Hay más. Todos vienen con la cara cenicienta, la mirada perdida y el carnet del PSOE colgado del cuello.
En medio de todos ellos emerge una figura de baja estatura, traje bien cortado y corbata de seda. Las gafas que lleva se mantienen en un exiguo equilibrio que perderá en cualquier vaivén de su arrastrante caminar. Se acerca lentamente con los brazos levantados hacia mí, como queriéndome coger. Tiene la mandíbula desencajada, dejando al descubierto el pozo negro en que se ha convertido su boca. De su interior sale un sonido gutural, de ultratumba. «Como no iba a ser Chemita Crespo el que los encabezase.»
–Que desgracia ser socialista tras el Apocalipsis Zapatero. –Dije mientras giraba sobre mi mismo. «Me vuelvo a la cama a ver si mañana se me ha olvidado todo esto.»
Copyright: este post ha sido inspirado por la trilogía “Apocalipsis Z” de Manel Loureiro y más concretamente en su idea original.
Ya están enseñando los dientes Crespo, Lagunilla y las viejas guaridas, al estilo rubalcábido, para dar la dentellada a Villarrubia y Míriam Andrés. Estaban deseando la caída el del tambaleante Heliodoro al que no le perdonan su apoyo a Villarrubia, y han salido de sus catacumbas, aunque nadie les escuche. Las viejas glorias de felipismo y de los tiempos de Acítores pretenden ahora presentarse como renovadores y a la vez únicos dueños y legítimos herederos de las esencias de la izquierda genuina. Al parecer quieren un batacazo mayor. Mientras se recrean en los tiempos de vino y rosas anhelando tiempos pasados, que siempre consideran mejores. Los adalides de la democracia interna que hoy se rinden ante la designación digital del portavoz de los GAL, artífice de la LOGSE, instigador del 14-M y responsables del Faisán están al acecho y buscan venganza. Para eso nació cierto confidencial que disfruta con sus maquinaciones casi tanto como el químico de Solares. Las luchas fratricidas del socialismo van a estar muy entretenidas. Tomemos asiento, que pronto empezará el espectáculo. ¿Quién da más?
ResponderEliminarHeliodoro es, de alguna manera, la prolongación de ZP extendida a Palencia. La misma incapacidad y la misma vacuidad en palabras y acciones, si bien nuestro Heliodoro es mejor persona que el cazurro. Tampoco es difícil.
ResponderEliminarComo pasa siempre en política, la derrota pasa factura al perdedor. Crespo, como Rubalcaba, pasará por la guillotina a los zapateristas: Heliodoro a modo de ZP, o Miriam Andrés a modo de Chacón o Pajín. Lo tiene chupao, y lo hará como buen profesional del sector. Además será bueno para nosotros.
Muy distinto es que el futuro de Crespo, como el de Rubalcaba, tampoco es halagüeño. Eso también es bueno para nosotros. Necesitamos un cambio completo en gobierno y oposición. Bien está que se empiece por quien fue más dañino, aún no pareciéndolo.
La perversidad del felón de Crespo es directamente proporicional a la perfidia del maquiavélico maquinador de Rubalcaba. Que se preparan los del puño y la rosa.
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