domingo, 24 de noviembre de 2013

Dos años de frustración y la renovación del CGPJ como muestra

Si Mariano Rajoy hubiera ganado las generales de 2011 con apenas 162 diputados, y por tanto se hubiera visto obligado a gobernar con el apoyo filibustero de tirios y troyanos, mayormente los atenienses de siempre, entonces a estas horas podríamos afirmar con justicia que el presidente lo ha hecho razonablemente bien, que se ha batido el cobre, que ha emprendido reformas costosas, que ha derramado un sufrimiento controlado orientado hacia la satisfacción futura de las expectativas nacionales, y que tanto esfuerzo se empieza a ver recompensado con las primeras luces del alba de una recuperación que, si bien incierta en cuanto a su intensidad y sus efectos reales sobre la población, hoy pocos se atreven a negar. Pero como resulta que el candidato obtuvo 186 diputados (casi 11 millones de votos, o el 44,62% de los emitidos) el juicio al vadear el ecuador de la legislatura necesariamente ha de ser otro, uno mucho más duro, más exigente y desgarrado, roto por las cuatro esquinas de la oportunidad perdida, la esperanza frustrada: la que depositó en su Gobierno una gran cantidad de españoles que lo eligió para que, sin miramientos, pusiera a ese enfermo terminal que era la España heredada de Zapatero sobre la mesa de operaciones y abriera en canal, presto a extirpar de raíz el mal de un sistema que llegó a sus manos exangüe, muerto por consunción.

Termine de leer el artículo “Dos años de Gobierno Rajoy: de la esperanza a la resignación” de Jesús Cacho, colgado en Vozpópuli.

2 comentarios:

  1. Interesante reflexión de este periodista Palentino. Creo que el análisis que hace es muy acertada desde un punto de vista periodístico. Es verdad que Rajoy tiene una mayoría absoluta con la que haber podido hacer muchas cosas más de las que ha hecho y otras hacerlas de forma muy distinta a como las ha hecho. Si bien, Jesús Cacho en su artículo hacer un análisis objetivo sobre las cosas dichas y no cumplidas, la teórica fuerza con la que Rajoy cuenta para poder haber hecho cosas y al final no hacerlas. Pero creo que este tipo de artículos se merecen una segunda parte. Pues el primer análisis aun siendo certero, se queda en la superficie. Lo complicado es articular un discurso razonable de porque Rajoy o el gobierno del PP han actuado así: Aquí es donde se mezclan las presiones de distintos grupos de presión que hay en todos los Partidos y que se encuentran confortablemente en el status quo de poder dentro de SU PARTIDO (no el de los militantes), pues no nos engañemos, los Partidos políticos hoy son el negocio de unos pocos. Y coincido con Jesús Cacho en que Mariano no ha querido cambiar nada, no ha pretendido una regeneración democrática, ni en su Partido, ni en el sistema del bipartidista español con los actores secundarios de siempre. No voy a valorar las decisiones de Rajoy porque obviamente creo que las decisiones que toma un gobierno y un presidente lo hace desde una óptica y con una información diferente a la que podemos tener el común de los mortales. Pero aunque no pueda valorar en su justa medida el sentido de sus decisiones lo que sí creo es que Rajoy tiene la virtud de ser un hombre que desprende moderación y que se toma las cosas con tranquilidad. Pero esta actitud que en determinados escenarios son los que se esperan de un gobernante coincido con Jesús Cacho si los españoles esperan algo más de su Presidente del Gobierno. Y lo que me preocupa más si es la persona de Mariano Rajoy la idónea para transmitir y hacer llegar lo que los españoles esperan de su Presidente del Gobierno. Pues no creo que los españoles se conformen con la orquesta del Titanic, que es la banda sonora que parece haber adoptado este gobierno del Partido Popular.

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  2. Abascal dice adiós al PP, en su antigua casa dirán que se va porque no le hicieron presidente del PP Vasco, seguro que puede tener alguna verosimilitud, pasado un tiempo y a fin de desactivarlo políticamente, empezaran a decir que le quieren mucho, que se le echa mucho de menos pero que se le fue la cabeza y ya no es el mismo. La misma estrategia estalinista que se empleo con Gotzone o con María por PSOE y PP

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