Mi pequeño homenaje a Adolfo Suárez
Son muchos y variados los homenajes que, en estos días, le están dando al ayer fallecido primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez. No voy aquí a relatar ni su biografía, ni la historia de su gran obra, la transición española. Solo quiero dejar constancia, a modo de pequeño homenaje, de dos hechos y una frase que me parecen relevantes.
El primer hecho es la aprobación de la Ley 1/1977, de 4 de enero, para la Reforma Política. Cuya aprobación en las cortes franquistas se denominó “harakiri”, nombre que tiene más de mito que de realidad. Que supuso, con su posterior ratificación por refrenda popular, el inicio de la transición.
El segundo hecho, este ya sí genuinamente suarista, fue la legalización del Partido Comunista de España. Con este acto Suárez selló el fin de su carrera política pero, a cambio, consiguió que la transición no se cerrase en falso. Amén, que así supimos el peso real de los comunistas en España.
Una frase, una idea, que hoy vuelve a estar necesitada, como entonces, de contenido real. Una frase que representa la idea de la transición entre la dictadura a la democracia y que hoy representaría la transición de una democracia de baja calidad a una democracia digna de tal nombre y esta es: “Vamos a elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Del discurso del Ministro Secretario General del Movimiento, Adolfo Suarez, del 9 de junio de 1976 ante las Cortes, en defensa del Proyecto de Ley de Asociaciones Políticas.
Mi más sincero pésame a los familiares y amigos de Adolfo Suárez González, D.E.P.
Buen momento para renombrar alguna calle o plaza con el nombe de Adolfo Suárez y eliminar nombres como los de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, entre otros.
ResponderEliminarEste hombre nos bajo los pantalones ante vascos y catalanes, no entiendo tanto reconocimiento.
ResponderEliminarDespués de pasar "estadistas" izquierdunos por alcaldías, comunidades y estado, ya me extraña que no haya un auténtico reguero de miles de calles de conocidos izquierdistas y demás faranduleo, que la derecha no tocará. Lo que no hay son calles de franquistas. La progretería al igual que los nacionalistas hacen su labor totalitaria y de propaganda sin descanso mientras los derechunos... van de progres y nos machacan a impuestos y demás mamandurrias. ¿o no? Para colmo, no les valdrá ante los primeros, que seguirán mofándose de ellos en el mejor de los casos.
ResponderEliminarFalleció un gran político y mejor persona. El último de una estirpe verdaderamente democrática, aunque fue un ingénuo que facilitó una constitución que ahora se ve que además de incumplirse ha resultado nefasta en diversos aspectos. Le traicionaron todos. Los suyos y la oposición. Hasta le montaron un golpe. Ahora queda de lo malo, lo pésimo. El país está a punto de saltar por los aires. La democracia murió. Las cuentas una ruina. Ganaron los chorizos y los terroristas. Mientras tanto, a pagar lo que se debe.