Acoso y derribo a Federico Jiménez Losantos
Estamos viendo en los pasados días un recrudecimiento de la campaña de agit-prop contra el director del programa radiofónico “La mañana” de la COPE. Los últimos aldabonazos los ha recibido de Jordi González en “La noria”, que manda “güevos” como diría el clásico, y de Juan Cruz, que de vez en cuando se le puede ver pululando por “La mirada crítica”, también en Telecinco (lea lo que opina otro Juan Cruz sobre ello). Va a resultar que en este país solo oímos a Federico Jiménez Losantos, los taxistas y yo. ¿Os creéis que si casi nadie escuchase a “Fede” alguien se iba a preocupar de lo que dice?.
Desde que abrió la veda contra el periodista (aunque no se lo considere así Jordi González, el de “Gran Hermano”) el Rey, Juan Carlos I, no solo es gratuito atizarle, sino que además te congratula con el gentío. Ahora cualquier “rascachapas” que quiera quedar bien, a izquierda y a derecha, tiene que insultar al locutor más oído por las mañanas (no me trago el EGM); no conseguirá despuntar, porque son tantos que no hay “cacho” para todos pero quedará bien.
No es casualidad que arrecien las ofensas en los últimos tiempos, mañana se hace pública la sentencia sobre el 11–M (el primer juicio) y no se sabe que dirá, pero los malos si saben que si acabasen con la voz de Jiménez Losantos, conseguirían terminar con el mayor crítico de la mentira oficial de lo que ocurrió en el mayor atentado terrorista de la historia europea.Un apunte: diga lo que diga la sentencia, a mí nadie me aparta de la creencia de que hubo miembros del Cuerpo Nacional de la Policía, de la Guardia Civil y del Centro Nacional de Inteligencia que manipularon pruebas para provocar la vuelco electoral en el 14–M. No sé si ellos además idearon el atentado y colocaron las bombas o solo lo idearon, pero que lo manipularon para engañarnos en las elecciones, eso es seguro. Y lo hicieron junto a políticos del PSOE, como Alfredo Pérez Rubalcaba y medios de comunicación, como la SER (terroristas suicidas). Recordemos el GAL: desde la sentencia que condenó a José Amedo hasta que supimos casi toda la verdad, pasó más de una década.
En mi entorno, que como en la rebotica hay de “to”, también tengo quienes de forma insistente me dicen –pero como oyes a ese fascista– y yo les respondo –primero escúchale y luego opinas sobre ello– algunos pasan de todo, pero no me vuelven a decir nada (seguramente por no discutir conmigo), pero los que me hacen caso, no solo dejan de criticarle sino que desde ese momento, le siguen. Es lo que pasa cuando a uno le describes como lo peor de lo peor, que luego, por muy mala que sea la realidad, siempre es mejor que la imagen de partida y el personaje sale bien parado.
Ya solo me queda por escribir esto: Federico, si lo que defiendes es bueno (además crees en ello); y lo haces de forma honrada y decente, que los demás digan lo que quieran. “Fede” aguanta, que somos muchos los que estamos contigo, decir la verdad en este país tiene un precio pero vale la pena pagarlo. Mucho ánimo.