Llora como mujer lo que no has sabido defender como magistrada
La presidenta del Tribunal Constitucional, la misma que se dejaba abroncar por la vicepresidenta del gobierno, María Emilia Casas, pidió, ayer, respeto para la institución que preside ante lo que ha calificado como una “desproporcionada e intolerable campaña de desprestigio emprendida desde ciertos sectores políticos y mediáticos”.
¿De qué te quejas?, ama de cántaro. Acaso, ¿no era un ataque para el alto tribunal el cambio de la ley para mantenerte como presidenta después de acabar tu mandato? ¿No se desprestigiaba la institución cuando te has empeñado durante casi cuatro años en mantener a Elisa Pérez Vera como ponente de la sentencia sobre el estatuto de Cataluña, que no tenía ninguna posibilidad de salir pero que al gobierno le gustaba porque ese borrador “no cuestionaba los aspectos nucleares del Estatuto que habían sido impugnados”?
Señora catedrática: dimita, váyase a dar clases de derecho del trabajo –que son las únicas que puede dar– y permita que el Tribunal Constitucional –poliqueo mediante– haga su trabajo, es decir, defender la Constitución, o lo que queda de ella.
Por favor, no sea usted machista, María Emilia Casas no es una señora, es un GENERO. Puede que las mujeres lloren, el GENERO... jamás cae un lagrima (que se lo pregunten a las Aidos).
ResponderEliminarPor favor, no sea usted mentiroso, María Emilia Casas, ha sabido defender perfectamente las imposiciones de su gobierno... si no lo hubiese hecho, hace tiempo que estaria en una de las tantas colas del Inem (el colectivo de los mayores de 45 años no deja de aumentar en las listas del paro).
Espero que la próxima vez sea usted más riguroso en sus escritos.
Un saludo,
Pablo le herrero
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/casas-o-el-zorro-cuidando-del-gallinero-54523/
ResponderEliminarQue pida respeto a un Tribunal que lleva riéndose de los ciudadanos tanto tiempo es un insulto y una ofensa al sentido común de cualquier español. ¡Váyase, Sra. Casas, váyase! (Y que la acompañen desde los que arruinan el país y lo abocan a la miseria (ZP) hasta los prevaricadores seudojueces con ambiciones políticas que constituyen un peligro público y privado 8Garzón).
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