Movida en el pleno

Hace más de una década yo era miembro activo de nn.gg., llegué a pertenecer al comité ejecutivo regional de esta organización. De aquella experiencia mantengo un puñado de buenos amigos, un sinfín de buenos recuerdos y unos conocimientos sobre la política de los que aún sigo bebiendo. También guardo malos momentos, que son de los que más he aprendido. E, incluso, alguna vez he creído que mi integridad física corría serio peligro por defender los postulados del PP desde su sección juvenil. Como cuando me vi rodeado por un centenar de rojos voceras, mientras repartía copias de la Ley de Calidad de la Educación en la facultad de derecho de Valladolid, en tiempos de la ministra Pilar del Castillo, menos mal que nadie dio el primer paso, sino hoy no lo cuento. Así que me creeréis si afirmo que por el departamento juvenil del PP tengo un profundo cariño. Por eso lo que hicieron ayer los miembros de nn.gg. de Palencia me partió el alma. Es más, aun considerando que Heliodoro Gallego ha sido la mayor desgracia que hemos padecido lo palentinos en nuestra historia, si ayer estoy en el Ayuntamiento, lo aprendido en mi paso por nn.gg., me hubiese llevado a ponerme delante de él para defenderle.

Pero sería injusto si aquí acabase esta entrada. Porque lo de ayer es la lógica derivada de una nefasta gestión de lo que no deja de ser un ínfimo problema. No siempre un nuevo encuentro futbolístico nos hace dejar de hablar de la goleada del anterior. Porque, aunque algunos no quieran verlo, nn.gg. es parte del PP y por lo tanto tienen que seguir las directrices del partido. Pero para ello primero se las tienen que dar. Ayer, Carlos Fernández Carriedo o/y Ángeles Armisén tenían que haber prohibido acudir al pleno a los miembros de nn.gg. Y la palabra es prohibir, porque así se ejerce el liderazgo. Si hoy le hacen un escrache a un cargo del PP palentino, ¿con qué autoridad nos opondremos?

Esto no ha terminado. Por mucho que avance la Liga de Campeones, en Palencia seguiremos hablando de este partido. Por eso desde el sincero aprecio que le tengo a Vanesa, le recomiendo que se vaya, que dimita. Total, tu carrera política ha acabado, en las próximas no irás en las listas ni de broma, y después de lo de ayer, imposible. Yo en tu pellejo, aun estando convencido de que tenía razón al pedir la ayuda, me iría. Lo que te espera, si te quedas, no hay cristiano que lo aguante. Porque es mejor irse cuando uno aún puede, a que te echen o, lo que es peor, a que te escondan en el cuarto de los ratones.

Y con el que estoy en profundo desacuerdo es con el alcalde, con Alfonso Polanco. Esto nunca ha sido un problema particular, siempre ha sido un problema político. Es más, esto ha sido un problema porque Vanesa es concejal, y por ende política. Si Vanesa no fuese política no habría pasado nada. Es que estas cosas hay que tenerlas en cuenta cuando vives en el submundo de la política, submundo que no se rige por los mismos parámetros que en el que vivimos la plebe. La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo. Por eso Vanesa nunca debió pedir la ayuda, no porque tuviese o dejase de tener derecho a pedirla, sino porque en política es muy difícil justificar que pidas la ayuda de los que nada tienen siendo concejal. Por eso la solución normal para el resto, devolver lo cobrado indebidamente, es insuficiente siendo política.

Para finalizar quiero dejar una reflexión. En tiempos de crisis, donde la gestión es muy difícil, no es la gestión lo más importante, sino la política. En estos momentos es más necesaria que nunca la acción política. En Palencia el PP gobierna en las cuatro administraciones, ir los cuatro representantes de las mismas de la manita a los saraos estará bonito, no digo yo que no, pero eso no significa que haya coordinación. Pero aunque haya coordinación eso no significa que haya unidad política. El criterio político, que no se mete en la gestión, sino que es el impulsor de la misma, sólo puede ser fijado desde el partido, que es su cometido. Y si desde Madrid o desde Valladolid no marcan un criterio habrá que hacerlo, al menos, para Palencia. Porque cuando el problema es en Palencia hay que resolverlo en Palencia, no podemos esperar que nos lo resuelvan desde fuera. Es más, si el PP palentino no puede hacer política salvo lo que digan en Madrid o Valladolid, quizás deberíamos cambiar la sede por un fax, que más barato nos saldrá, ¿o no?