El fin de Omaita

Nos hicieron creer que era la socialista que salvaría España. Que tenía la experiencia y la “largura” política para solucionar los problemas institucionales que nos ahogan. Que al llegar al poder sin mácula estaba limpiando al PSOE andaluz, el partido más corrupto de Europa. Vamos, que era la repanocha y que la necesitábamos en Madrid, no solo para engrandecer el PSOE, sino para engrandecer España. Como todos habéis comprendido, me estoy refiriendo a Susana “Omaita” Díaz.

Pero…, se nos ha caído el mito. Ha sido salir un cuarto de hora fuera de la cueva de Canal Sursana y caerse toda la tramoya. En el debate, a tres, en TVE del otro día vimos a una Susana Díaz bronca, maleducada, nerviosa, sin discurso y sin conocimientos. Volvió a vestirse con la bandera andaluza –como un nacionalista cualquiera– pero no pudo evitar que viésemos las hediondas enaguas corrompidas por 33 años de mandato socialista en esa comunidad. Vimos que no era la Eleanor Roosevelt de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas sino la Omaita de los Morancos.

Ganará las elecciones, con menos diputados que los que heredó de José Antonio Griñán. Puede que, con rocambolescos pactos, gobierne pero lo que ya nunca podrá hacer es cruzar Despeñaperros. Después de lo visto el otro día, no. Y esto no será porque el votante susanista, que observando los datos de audiencia de los debates no la habrá visto, sienta que su “lideresa” sea una ful, sino porque los que verdaderamente mandan en el PSOE, que son los de siempre, los que patrocinaban el desembarco de la andaluza en Madrid, seguramente ahora no lo tengan tan claro. Cualquiera puede sacar la conclusión de que Omaita, en unas elecciones generales, vaya a sacar mejor resultado que Pdro Snchz, el sin vocales.