Una alcaldada, una zerolada y una despedida

Primero: La alcaldada.
Hemos visto, en numerosas ocasiones, como los políticos son capaces de hacer el mayor de los ridículos. Hemos visto, también, como en esta legislatura se han superado todas las cotas de dicha ridiculez. Pero ayer en el Ayuntamiento de Palencia pudimos observar como la comedia bufa de la política local se convertía en esperpento. Vimos al alcalde, Heliodoro Gallego, realizando la “firma institucional” del protocolo del soterramiento, a él solito, con dos narices y un morrazo del trece. Acompañado por el secretario del Ayuntamiento iba enseñando las hojas a los medios de comunicación según las iba firmando. Ver para creer.

Nota: He buscado el vídeo pero no lo he encontrado, si alguien me puede indicar donde conseguirlo se lo agradecería.

Segundo: La zerolada.
Pedro Zerolo -de profesión: su condición de homosexual, de ideología: heterofobias leninistas- arengaba a los jóvenes socialistas vitorianos con lo siguiente: “Cuanta felicidad nos ha traído Zapatero en esta legislatura, si es que algunos no hemos terminado de tener un orgasmo detrás de otro. Un orgasmo detrás de otro. Nunca había tenido yo tantos orgasmos. Primero los que me da mi marido y luego los que me da Zapatero, orgasmos democráticos”. Y Sonsoles que opina de esto. Perdón… me indica el policía del pensamiento que me ha instalado el Partido Socialista a mi izquierda, que Zerolo se refería a la política desplegada por Zapatero en estos años. Reconozco que yo también lo siento, pero yo no lo denomino orgasmo, sino nausea. Será que no entiendo.

Tercero: La despedida.
Francisco José Alcaraz no volverá a presentarse como candidato a la presidencia de la AVT en la asamblea del próximo 19 de abril. La historia, por lo menos la que sea escrita por los historiadores, dirá que este hombre al frente de la vanguardia de la nación -las víctimas del terrorismo- fue clave para su salvación, si es que conseguimos que se salve. La máxima de que “nunca tantos deben tanto a tan pocos” con la AVT se cumple sin duda alguna. Este pequeño gran hombre ha aguando lo que no ha aguando nadie, creo que en España, nunca. Se puede retirar con la satisfacción de deber sobradamente cumplido y de haberse enfrentado al mal son su rebelión cívica. Gracias Alcaráz.

Dignidad y Justicia.