Cadena perpetua
El sábado veíamos como el asesino múltiple Ignacio de Juana Chaos salía de cárcel tras pagar, solo, con 18 años por matar a 25 personas. Le ha salido tan barato porque en 1987 aún se aplicaba el código penal franquista. Los legisladores franquistas –que creían que con haber ganado la guerra ya estaba todo hecho– se podían permitir tener un código penal tan laxo porque a estos pájaros les metían un juicio sumarísimo por lo militar donde les caían o un montón de años, o una cadena perpetua, o incluso una pena de muerte.
Cuando se promulgó la constitución se eliminaron las condenas de muerte y perpetua pero no se adecuaron nuevas penas para los delitos que las tipificaban. No es normal que en un país, como el nuestro, que sufre el azote del terrorismo no se haya legislado a favor de la lucha contra el terror. La modificación que se hizo del código penal en la era Aznar no es, ni por asomo, una legislación dura y menos antidemocrática, como la tachan algunos. Apenas enmendó la legislación humillante con las víctimas y claudicante con los victimarios que regía hasta ese momento.
En estos momentos hay un debate social sobre la necesidad de instauran la cadena perpetua. Lógicamente la casta política se ha negado a debatirlo. Que nadie despierte de la siesta que nos lleva plácidamente a la Confederación Republicana Coronada. Que se empieza modificando la constitución para reglar la cadena perpetua y vete tú a saber donde terminamos. Aquí recomiendo leer el articulo publicado por Emilio Campmany en Libertad Digital, lastima que llegue a una conclusión tan simplona.
Yo, que no soy poseedor de ninguna verdad, si que creo que habría que darle categoría al debate sobre la cadena perpetua. No creo que lo veamos porque los medios de comunicación, y que decir en particular de las televisiones, no se enfrentaran al único poder, el político. Si este fuese un país serio, antes de abrir, en el parlamento, un debate sobre la reforma que habría que llevar a cabo para instaurar la cadena perpetua, se debatiría durante un tiempo en los medios de comunicación, para algo debe servir el dinero que nos gastamos en las televisiones públicas.
Hay juristas, como Enrique López, que consideran que no es necesario reformar la constitución, basta con aprobar una ley que reforme el código penal para implantar la cadena perpetua. Si este fuese el caso, yo no aprobaría dicha ley sin una refrenda previa. Este tema si que es lo suficientemente importante como para consultar a la Nación y no las constituciones europeas de “vote oui” o estatutos de “no vote nadie”. Sin el apoyo mayoritario de los ciudadanos no se puede instauran un cambio tan importante en el ordenamiento penal. Esto es otro tema que la casta política no puede entender, que los cambios importantes deben ser consultados a la Nación, que no basta –por muy legal que sea– con el acuerdo de los partidos políticos, como si fuesen ellos los únicos que pueden discernir lo que necesitamos todos.
Cuando se promulgó la constitución se eliminaron las condenas de muerte y perpetua pero no se adecuaron nuevas penas para los delitos que las tipificaban. No es normal que en un país, como el nuestro, que sufre el azote del terrorismo no se haya legislado a favor de la lucha contra el terror. La modificación que se hizo del código penal en la era Aznar no es, ni por asomo, una legislación dura y menos antidemocrática, como la tachan algunos. Apenas enmendó la legislación humillante con las víctimas y claudicante con los victimarios que regía hasta ese momento.
En estos momentos hay un debate social sobre la necesidad de instauran la cadena perpetua. Lógicamente la casta política se ha negado a debatirlo. Que nadie despierte de la siesta que nos lleva plácidamente a la Confederación Republicana Coronada. Que se empieza modificando la constitución para reglar la cadena perpetua y vete tú a saber donde terminamos. Aquí recomiendo leer el articulo publicado por Emilio Campmany en Libertad Digital, lastima que llegue a una conclusión tan simplona.
Yo, que no soy poseedor de ninguna verdad, si que creo que habría que darle categoría al debate sobre la cadena perpetua. No creo que lo veamos porque los medios de comunicación, y que decir en particular de las televisiones, no se enfrentaran al único poder, el político. Si este fuese un país serio, antes de abrir, en el parlamento, un debate sobre la reforma que habría que llevar a cabo para instaurar la cadena perpetua, se debatiría durante un tiempo en los medios de comunicación, para algo debe servir el dinero que nos gastamos en las televisiones públicas.
Hay juristas, como Enrique López, que consideran que no es necesario reformar la constitución, basta con aprobar una ley que reforme el código penal para implantar la cadena perpetua. Si este fuese el caso, yo no aprobaría dicha ley sin una refrenda previa. Este tema si que es lo suficientemente importante como para consultar a la Nación y no las constituciones europeas de “vote oui” o estatutos de “no vote nadie”. Sin el apoyo mayoritario de los ciudadanos no se puede instauran un cambio tan importante en el ordenamiento penal. Esto es otro tema que la casta política no puede entender, que los cambios importantes deben ser consultados a la Nación, que no basta –por muy legal que sea– con el acuerdo de los partidos políticos, como si fuesen ellos los únicos que pueden discernir lo que necesitamos todos.
Estoy de acuerdo contigo en la necesidad del refrendo popular para dotar de la máxima legitimidad la incorporación de la cadena perpetua a nuestro sistema legal.
ResponderEliminarAdemás de paso conseguiríamos reducir el ruido de los minoritarios vociferantes de siempre
Cuando te he leído que Jaime Capmany había escrito un artículo, me he dicho: una de dos, o el gran murciano ha resucitado o yo estoy en el cielo :-)
ResponderEliminarAhora, en serio, estoy de acuerdo contigo, pero, por desgracia, ya no tenemos ninguna opción política viable que defienda la cadena perpetua, sin subterfugios.
Ya lo he cambiado, me he dejado llevar por la constumbre.
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