Otros que se achantan

En la monumental estafa del soterramiento de las vías del ferrocarril a su paso por Palencia había un estamento que no tragaba, los empresarios. Digo había, porque el otro día la Cámara de Comercio y la CPOE han decidido montarse en esa mula coja.

Siguen defendiendo que el desvío es la mejor opción pero han cambiado de postura aplicando la filosofía de Vicente –a donde va la gente–. Bueno, la gente no, los partidos políticos. Se van a enfrentar los empresarios a la partitocracia local, quita, quita. A ver si le da al ayuntamiento por agilizar las licitaciones de nuevos comercios o permitir abrir supermercados medianos y provocar con esto un aumento de la competencia. Con lo bien que se vive en Palencia tal y como está.

De todas formas, en las explicaciones que dio el presidente de la Cámara de Comercio, Vicente Villagrá, a su cambio de postura sobre el soterramiento, hacía referencia varias de las incógnitas del proyecto: el riesgo que hay que las obras provisionales de la Alta Velocidad se conviertan en definitivas –como las del arroyo de Villalobón–; la dilación de los plazos por parte de la Sociedad Palencia Alta Velocidad, que dan la sensación de solo servir para ganar tiempo; la inutilidad de realizar un aparcamiento que posteriormente se derribará. Vamos, que puso de relieve algunas de las razones por las que se demuestra que nunca se realizará el dichoso soterramiento. Amén de la más importante: que el Estado nunca pondrá el dinero necesario para la obra porque sino tendría que hacer lo mismo en decenas de municipios más poblados que Palencia. Y la Comunidad Autónoma, idem de idem.

Pero, oye, que sean bienvenidos los empresarios al clan del mansurreo silente y que nadie vuelva a sacar el tema… hasta las elecciones municipales que será utilizado por Gallego como su buen hacer como gestor y ganar, de nuevo, las elecciones. Y el PP a por uvas, otra vez.

Me estoy imaginando, dentro de unos años, cuando la engañifa sea insostenible y se caiga el toldo que la oculta, como se consolarán unos a otros: “no pudo ser”, “era un proyecto muy grande”, “lastima, con lo que hemos luchado”, “siempre nos quedamos los mismos fuera de los grandes proyectos”. Echarán la culpa a la divina providencia, a la crisis, a Valladolid o a Madrid. Pero todos los que han estado en esta estafa se presentarán como pobres víctimas. Y esto lo harán mientras descubren una placa dedicada a Heliodoro Gallego, como “el mejor alcalde de toda la historia de Palencia”. Como si lo estuviese viendo.

Pero, queridos amigos, lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible; lo diga Agamenón o su porquero, nos lo venda Heliodoro o nos lo escriba Escudero.