Los codiciosos especuladores por Ángel de los Ríos Rodicio
Recomiendo a todos los consumidores de las píldoras pajinescas expelidas por Ferraz este artículo publicado en el Norte de Castilla, por el profesor de economía aplicada en la UVA, Ángel de los Ríos Rodicio, sobre el mercado y sus pérfidos mecanismos. No es una extensa explicación, solo es un pequeño detallito de cómo funciona el mercado, comprensible hasta para los tontiprogres.
Una advertencia previa: este artículo no coincide con vuestros estúpidos prejuicios y si lo leéis críticamente puede haceros que os plantéis que, lo que defendías hasta hoy con ardor guerrero, no solo estuviese equivocado, sino que era una soberana bobada.
Hasta hace poco creía que el problema de los déficit públicos insostenibles residía en la combinación de unos políticos irresponsables, cegados por el cortoplacismo electoral, y unos electores crédulos que votan programas electorales que les prometen menos impuestos y más beneficios sociales, pero estaba equivocado, la verdadera culpable es la avaricia, como proclamaba una pancarta desplegada por manifestantes en la Bolsa de Madrid el pasado día 8 de junio. Les contare una historia para explicárselo.
Pinche aquí para terminar de leerlo, si quiere, o si se atreve.
Jorge. Sí pero no. Que los mandamases están, deberían estar, para algo y eso incluye los mercados. Si los mandamases hicieran algo de lo que se espera de ellos, tembién los mercados estarían controlados/regulados. Tanto si tenemos los mortales dinero para 'invertir' como si no, mandamases y mercados van a su bola, como siempre. Lo que explicas sería como máximo otro 'daño colateral más' que evidentemente también pagaremos nosotros, de eso sí se ocupan.
ResponderEliminarEs que hay gente que o no se entera o no se quiere enterar.
ResponderEliminar"Los mercados" no son más que grupos de personas que intercambian libremente bienes o servicios. ¿Qué necesidad de regulación tiene esto, D. Carlos?
Y de ésos que Ud. llama "mandamases" no espere nada bueno. Aunque en eso, allá Ud.
exactamente, el mercado lo formamos usted, yo, el vecino del 2º y el carnicero de la esquina, entre todos los demás mortales compradores y vendedores.
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