Olvidemos el 11-M

Ya sabemos todo lo relevante sobre los atentados de los trenes de Atocha producidos el 11 de marzo de 2004. Entonces, ¿por qué al “establishment” le sale un sarpullido cada vez que se habla del tema?

El pasado 2 de junio, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M entregó en el Congreso una carta para todos los partidos políticos, en la que se denunciaba la táctica obstruccionista que Interior está siguiendo en la querella presentada contra dos mandos policiales. Sin embargo, dos semanas después, ningún partido se ha puesto en contacto con la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M para interesarse por el asunto ni para ofrecer su colaboración.

En esta ocasión, los que piden conocer la verdad no son los conspiranoicos de El Mundo o de Libertad Digital, sino las víctimas del atentado. Son las mismas víctimas que tuvieron que pedir ayuda económica para poder seguir buscando la verdad, aún mantengo el enlace. Es la misma asociación cuya presidenta, Ángeles Domínguez, estuvo en Palencia, hace poco, invitada por el Foro Pallanka, con una nula repercusión en la prensa local. Es normal, en Palencia, pasan tantas cosas y tan importantes, todos los días, que hay que dejar muchas fuera.


Ya se puede reformar el mercado de trabajo, el mercado financiero y el mercado de abastos si cabe; pero si queremos salir de la crisis económica, primero tendremos que salir de la crisis institucional, que no se solventará hasta que no arreglemos el caos nacional. Y nunca, pero nunca, se ha podido sanar a un enfermo dejando una bolsa de pus en su interior. Hasta que no sepamos la verdad sobre el 11-M mala solución tendrá lo demás.