Ojos que no ven, corazón que no siente o la política antiterrorista de Rubalcaba

Declaraba el otro día el ministro de interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, con respecto a excarcelación de varios asesinos de eta: “En Nanclares de Oca no hay ningún preso de eta”, porque “todos los que están no están en ETA, han pedido perdón a las víctimas, han condenado la violencia, están pagando la responsabilidad civil y, por tanto, están pagando lo que deben a las víctimas”. Perfecto, el arrepentimiento, la petición de perdón y la asunción del estado de derecho como la única vía de actuación política es el camino para la reducción de penas por terrorismo.

Pero por desgracia esta no es la verdad, como de costumbre con Rubalcaba. Nadie ha visto los gestos de arrepentimiento de los asesinos, ninguna víctima ha recibido la petición de perdón y no han asumido, ni por asomo, que la legislación española es de obligado cumplimiento. Es una burda mentira del político más falso que hemos tenido en España desde que reina Juan Carlos I.

Pese a quién pese, cada vez, queda más claro que Jaime Mayor Oreja tenía razón cuando acusaba al gobierno de seguir negociando que eta. Vuelven, como una mala pesadilla, a repetir los mismos errores que antaño: crear la distinción entre la eta buena y la eta mala, y le dan cancha a la eta buena, con la esperanza de que declaren otra tregua trampa y así vendernos la moto –la misma moto que hace mucho tiempo que sabemos que no anda, que ni siquiera tiene ruedas– de la pa´. La pá del corra´.

Cuando aprenderán, o cuando aprenderemos a no pasarles ni una a los políticos que hacen estas cosas.