Manuel Pizarro

Los firmantes del Pacto del Tinell sustentaron el inicio de su andadura hacia la secesión de una parte de España sobre dos patas políticas:

La primera, el “estatut”, documento paralegal que intenta conseguir la independencia de Cataluña de “la ley a la ley” pervirtiendo el espíritu del “real torcedor” de Fernández Miranda cuyo instrumento (Ley para la reforma política) permitió pasar de la dictadura a la democracia. Que si existiese un Tribunal Constitucional digno de tal nombre ya lo habrían mandado de vuelta a la “cueva” de la que nunca debió salir.

La segunda, el dominio político de la energía, y para ello necesitaban controlar a Endesa. Desde la oscura Oficina Económica del Presidente se preparó una operación económica-política, con mucha política pero con poco dinero, con la que esperaban hacerse a través de Gas Natural con ella. Pero se encontraron al frente de la empresa con un presidente que, al contrario de lo ocurrido en otras ocasiones -coge el dinero y corre-, decidió dar la batalla por sus accionistas. Ese presidente era Manuel Pizarro, un turolense que no tenía nada que demostrar pero que, por ello, nos dio una lección de cómo desde la sociedad civil debe uno enfrentarse al arbitrio de un mal gobierno. El relato de esta historia da para varios libros, y varios libros se han escrito sobre ello. Recomiendo el de Carmen Tomás.

Desde que se inició este antidemocrático proceso de designación de los candidatos es la única alegría que me ha dado Rajoy. A ver si me da otra y no nos hace tragar con Gallardín, que ahora se ha sumado a la estupidez zapaterina de la Alianza de las Civilizaciones.

Pd: Señores de la SER, aún filtrando esta gran noticia, no se nos olvida que el Presidente del Gobierno mintió a la Nación después del atentando de la T-4. Siguió negociando con ETA tras el asesinato de dos personas y los que defendimos esa idea fuimos llamado de todo menos bonito, espero que algunos sepan rectificar.