jueves, 28 de agosto de 2008

Entrevista a José María Aznar

Hoy, El Mundo, en su sección “Protagonistas de 30 años de democracia”, publica una entrevista realizada por Esther Esteban a José María Aznar.

En ella el ex–presidente hace un somero repaso al aporte de la derecha en estos últimos 30 años. Le enseña a Rajoy que los nacionalistas con los que él pactó no son los mismos que los de ahora. Lo cual no es del todo cierto, son lo mismos pero, ahora, con una década más de conquista. Aprovecha también para recordar que fueron los otros dos vicepresidentes, y aspirantes a la sucesión, del PP los mandados para negociar con ellos.

Sigo sin entender este miedo a contar todo lo que sabe –aunque lo intuimos– tanto sobre los entresijos para evitar que fuese presidente, como sobre el 11–M, de poco me sirve que diga que la atribución a la autoría del atentado a ETA fuese por culpa de errores de los servicios secretos. Él sabe que detrás hay una operación de engaño, incluyéndole a él como engañado, para llevarnos como “corderillos” al 14–M. Es parte de la imposibilidad que tiene el personaje de reconocer errores o de reconocer que no es infalible.

“...Yo quería acabar con los terroristas. Cuando secuestran a Miguel Ángel Blanco hay una cosa muy clara, que ETA puede ser derrotada, pero su derrota es la derrota del nacionalismo, y por tanto el nacionalismo pone en marcha un mecanismo para boicotear ese movimiento cívico, el espíritu de Ermua.
P. En resumen, que el PNV contribuye a que fracase el espíritu de Ermua.
R. Yo creo que el nacionalismo nunca ha querido la derrota de ETA. Y quien piense que la quiere se equivoca. El PNV no quiere la derrota de ETA, quiere la derrota de España a través de una negociación con ETA”.
No se puede decir más claro, y no puedo estar más de acuerdo.

Con sus errores y con sus aciertos, José María Aznar, no deja de ser el político más importante de la derecha española. Es político y lo será hasta que se muera por mucho que intente evitarlo. Habla con la claridad que echamos en falta en el PP actual.

9 comentarios:

  1. ¿Por qué dice deslealtad cuando quiere decir traición?

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  2. Brillante Aznar...que no puede decir todo lo que piensa, pero se le entiende todo...

    Saludos

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  3. Yo diría que, como posible liberal, Aznar está mejor ahora que en la presidencia. De aquella digamos que no era muy liberal privatizar las empresas para dárselos a los amiguetes y ser igual controladas por el Estado. Aunque le vino bien a la economía, eso es cierto.

    Un saludo

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  4. Pues hoy hemos hablado de la misma referencia pero de diferente modo. En mi opinión no era simpático pero si serio, como digo, dejó algunas asignaturas pendientes y estoy de acuerdo cuando dices que hay algo que no quiere contar.

    Un abrazo

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  5. El señor Aznar es, sin lugar a dudas, el mejor dirigente que ha tenido este país en tiempos de partitocracia como lo que existe ahora. Lo único que le critico (aunque toda la culpa no puede recaer sobre él porque en "democracia" hay algo que se llama limitación de poderes) son dos cosas:

    1) Que al final no cumplió con el decretazo y creo que más bien por miedo a un fracaso electoral...

    2) Que hizo una ley de extranjería bastante buena pero todavía demasiado débil en algunos puntos.

    Por lo demás, se le echa de menos.

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  6. Anónimo:
    Por miedo escénico, supongo.

    Alberto:
    Si quiere puede, es esa mentecata responsabilidad que se otorga la derecha de no revelar ciertos hechos escabrosos que hacen los demás actores de lo público. Que lo cuente y que cada uno aguante su vela.

    Miguel:
    Lo que tu describes es nepotismo. Y no quedaron controladas por el Estado, sino absorber a Endesa no habría causado tantos problemas a Zapatero.

    Luferura:
    Dejó muchas, en su descargo hay que apuntar que creía que el siguiente gobierno sería presidido por Rajoy y esta llevaría a cabo algunas de ellas.

    Alfredo:
    Pues poca cosa le sacas, hay muchas más, y más importantes.

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  7. José María Aznar, el mejor presidente de la democracia española, y el mejor desde Cánovas, o si acaso desde Maura, y en cuestión económica, el más brillante en por lo menos dos siglos, o incluso desde Carlos III.

    A Aznar se le reprochan muchos errores; sin embargo, creo que algunos son entendibles o no especialmente escandalosos, y otros más difíciles de digerir, aunque quizá comprensibles en el contexto en que éstos se produjeron.

    Entre los errores más banales está la famosa boda escurialense cuya fastuosidad nuna he compartido como si se tratara de una aspirante a infanta de España; pero supongo que le pudo su amor paterno-filial y creyó que "su" princesa favorita de la casa podía serlo del Estado haciendo una ostentación que le desvió un poco de la austeridad que siempre le ha caracterizado, siendo, como es, un tipo sobrio, recto y castellano en el sentido más filosófico, unamuniano y literario del término. Se equivocó, pero no creo que sea tan relevante como para realizar un linchamiento del que ya se ocuparon amigos y enemigos, afines y desafectos y demás raela o fauna mediática, periodística y política cuando se produjo el famoso enlace; así que no creo que merezca mayor vapuleo del que ya tuvo entonces con la apoteósica celebración.

    Otra cosa que siempre se le reprocha desde la derecha, y desde los medios de comunicación liberal-conservadores es su negativa a desclasificar los papeles del CESID, y "tirar de la manta" para saber todos los atropellos cometidos por esa "semi-dictadura perfecta", pésima imitación del PRI, que vino en llamarse "felipismo". Resulta entedible de acuerdo a lo que siempre dijo en la oposición a González: "Sí, sí, váyase, Sr. González" pero apostillaba diciendo "prefiero abrir las ventanas a levanatar las alfombras y las cuentas claras a las auditorías de infarto". No quiso ser revanchista aun sabiendo que la izquierda jamás le agradecería que dejase pasar las tropelías ocasionadas por tantos años de socialismo corrupto, liberticida y despótico; de hecho si los hubiera desclasificado, hubiera tenido la IZDA. munición para atacarle diciendo que no cumplía su palabra de "mirar al futuro" y que era un revanchista rencoroso que necesitaba desprestigiar a su antecesor en el cargo -aunque fuese simplemente mostrando hechos objetivos que Míster X había cometido, lo cual nada hubiera tenido de malo, y sí mucho de loable, digno e incluso necesario-; pero creo que Aznar ahí fue leal a su firme convicción de levantar una España tocada, herida de muerte, con la SS en quiebra, sin cumplir los requisitos para la convergencia europea, con el paro multiplicándose y un incremento de la inflación alarmante, por tanto, -aunque ambas cosas no fueran incompatibles- prefirió pasar página, se puso manos a la obra y en un acto de generosidad magnánima -que jamás será agradecido, si acaso será más odiado por una izquierda retro-progre que siempre lo ha despreciado-; pero pese a los ataques que se le realizan por esa actuación y aun cuando no digo que fuera un acierto, pues también creo que hubiera sido deseable que todo saliera a la luz; puedo llegar a entender semejante acto en una persona íntegra que no tenía pretensión alguna de ocultar nada a sus compatriotas, sino de levantar una nación sumida en el caos, en la nada, en el más estrepitoso fracaso tras el huracán González cuyo carisma no daba para más (para más que para practicar el latrocinio, el tráfico de influencias y la cal viva, claro); pero al parecer el gracejo andaluz del supuesto ex-proletario sevillano lo curaba todo.

    Otros errores sí que son más hirientes, por ejemplo, las cesiones al nacionalismo; aunque risibles comparadas con las aberrantes políticas actuales de ZP, o a diestra y siniestra en esta actual legislatura. Y lo digo teniendo la convicción moral de que la simpatía de Aznar por el nacionalismo es nula. Es un patriota, que cree en la nación española y que abomina de cualquier secesionismo, separatismo o nacionalismo, aun el disfrazado de ¿moderado?. Sin embargo, es ahora cuando más está plantando cara en el terreno de las ideas, desde la atalaya intelectual de FAES y aledaños, librando la lucha ideológica de una derecha netamente liberal y de orgulloso sentimiento español. Pero ahora tiene la libertad de quien no aspira a cargo público alguno; entonces era candidato, y no creo que ansiara el poder, sobre todo, en un momento en que todavía no había desarrollado vanidad, aunque fuese serio, porque seco -aunque es un carácter que a mí me agrada, quizá por castellano- lo ha sido siempre. Sin embargo, había sido capaz de refundar un partido lastrado por las disputas internas y luchas intestinas y por esa perogrullada nunca entendida por Aznar de la "mayoría natural" fraguista que si bien agrupo a amplios sectores de la derecha, era un partido perdedor, la "mayoría natural" basada en la oposición garbancera del famoso "Ministerio de la Oposición" que no era alternativa real de gobierno; y él, Aznar, lo consiguió, consiguió hacer de él, un partido liberal-conservador, atractivo, articulado en torno a un proyecto común e integrador centrando al partido, pero en el buen sentido, esto es, a través de la modernización de gentes capacitadas (no novicias de salón o imberbes analfabestos, aunque tampoco dinosaurios del pleistoceno), pero eso sí, sin renunciar a ideas básicas que el entonces líder tenía muy bien interiorizadas y por eso se podía confiar en él, podía ser práctico o pragmático y tener cintura política; pero unos valores asentados inquebrantables, y si acaso hacia tendencias liberales, que poco podía representar un Fraga ya en retirada a su Galicia natal que podía ser españolista, pero más bien conservadurote recalcitrante con niños pera sabiondos a los gallardón, pero poco atrayentes para los nuevos tiempos y para la necesidad real de alternativa eficaz a los entonces desmanes felipistas. Y Aznar lo logró. Lo alcanzó. Consiguió enderezar una derecha bronca, hilvanar un programa atractivo, recordemos sus libros previos (¿el líder actual tiene alguno?) a la presidencia del gobierno (Libertad y Solidaridad, La España en que yo creo, La Segunda Transición), ya sé que uno era un recopilación de discursos, y el último nada tiene que ver con la llamada "segunda transición" de ZP que es más bien "cambio de régimen" como gusta de llamarlo el admirable Mayor Oreja, pero Aznar empezó a dar forma, con ideas claras a un proyecto liberal del centro-derecha europeísta a la par que atlantista. No buscaba ningún acercamiento con el nacionalismo, lo que supuso que éste apoyara en un primer momento a Felipe González como así ocurrió. Todavía le preguntan a Pujol si le ha perdonado a Aznar que en sus mítines de los años 90 se oyera la consigna "Pujol enano habla castellano", más allá de que sea una cita apócrifa del ex-presidente o no; sí que refleja la poca sintonía de Aznar con el nacionalismo. Pero Aznar no buscó al nacionalismo como tampoco mendigó treguas a ETA; al contrario, fueron desde el otro lado desde donde "vinieron", o donde se le presentaron las oportunidades. En el caso de ETA, fue ésta la que dijo iniciar una tregua, el gobierno de Aznar simplemente, y con luz y taquígrafos, con total transparencia, se apresuró a constatarlo con pocas esperanzas y nada más, ni cesión, ni negociación ni más actuación que el acoso policial, la actuación de los CC y FF de Seguridad del Estado y ponerlos ante la Justicia endureciendo en la medida de lo posible el melifluo Código Penal dejado como una patena por sus antecesores; de hecho, el propio ministro del Interior de entonces la denominó "tregua trampa" y se dedicaron a arrinconarla, asfixiarla y ponerla contra la cuerdas para acabar con ella (véase la ley de partidos, el "Guantánamo electoral" que decía Candistóteles, etc.), y eso se desmuestra en hechos tan dramáticos como el secuestro de Ortega Lara al que liberaron dando con él y con su minúsculo zulo y no con contraprestaciones, chantajes y triquiñuelas varias; del mismo modo que no se cedió -pese a lo duro que resultaba- al chantaje criminal cuando el vil secuestro y posterior asesinato -que todos sabrían se produciría porque era algo así decidido de antemano por la banda criminal de sicarios etarras- de Miguel Ángel Blanco. Pues con el nacionalismo ocurre igual, Aznar no fue hacia ellos; primero buscó la victoria, y sólo cuando la obtuvo intentó recabar apoyos. Ahí cometió errores; pero en ningún momento puso en riesgo el marco de convivencia que emana de la Carta Magna, ni debilitó al Estado de Derecho ni puso en almoneda los consensos básicos de la Transición. Ésa es la diferencia, cedió no en cuestiones vitales para la continuidad de la nación y su propia existencia, sino en cuestiones programáticas o pragmáticas; el error fue creer que el nacionalismo no es insaciable y querer ignorar que concederles la llave de la gobernalidad acarrea consecuencias que, a la larga, cercenan libertades y merman derechos de los ciudadanos como les ocurre a los castellanohablantes ahora en Cataluña, o Galicia o el País Vasco. Y ahor Aznar lo denuncia a viva voz (¡muy bien hecho!), y puede permitirse ser políticamente incorrecto porque tiene total libertad y ninguna atadura política, por eso los liberales aznaristas lo apoyamos más ahora incluso que en su etapa de gobierno pese a ser ésta una de las mejores de la historia de España, y no sólo en economía, aunque ahí el propio Wall Street Journal lo denominase como el "milagro económico español". Pero sus errores más criticables radican en esas cosas, en no saber indicar cuáles son los límites de líneas rojas que no se pueden traspasar ni siquiera en materia de tranferencia de competencia de lo que en principio había sido un logro ejemplar (Estado de la Autonomías) que ahora se torna en decepción por parecer un compendio de burócrats en liza por ver quién coarta más libertades como baluartes de delirios identitaros donde prima el inerte territorio por encima de la libertad, la dignidad y los derechos individuales de la persona; por ejemplo, esos yerros radican en el cupo vasco, o vacaciones fiscales de esa autonomía, o en entregar metáforicamente hablando la cabeza de Vidal Quadras -el que mejor resultados ha obtenido en la región catalana como presidente del PP- a un pujolismo que, sin ser tan liberticida, amoral y anticonstitucional como el racista pro-nazi Arzalluz, ha supuesto un retroceso, una involución negativa y un desastre sin paliativos para Cataluña que sólo previeron unos pocos -quizá incluso Tarradellas entre ellos- cuando el famoso Jordi empezaba su meteórica carrera; y esto se refleja claramente en las propias palabras de su esposa, la Sra. Ferrusola, con declaraciones excluyentes, sectarias y deplorables. Pero aun así, Pujol, aun discrepando de muchísimas cosas con semejante personaje, tuvo cierta lealtad -aunque relativa, sí- pero con mayor altura de miras o responsabilidad que sus actuales sucesores (dan vergüenza ajena) que han jugado a ser los más catalanistas frente al ya nacionalista PSC y a la anacrónica y no por ello menos perversa ERC.

    Por eso, esos errores pueden ser los más criticables; también hubo otros desde Gescartera hasta la tibieza en algunos temas donde ahora se muestra Aznar mucho más contundente, lo que da a entender la cintura política que debió tener cuando ocupaba la presidencia del gobierno, aunque ello no le haya eximido de quedar para la posteridad en la historiografía izquierdista como el demonio de la derecha ultramontana carpetovetónica radical, cavernícola (y todo calificativo que se le ocurra a Sopena y compañía); pero eso indica el valor que tiene, sobre todo ahora, el ex-presidente para la sociedad civil del centro-derecha liberal español, es un referente incluso para europeos y no necesariaente conservadores, o incluso en EEUU donde el propio Mitt Romney (ojalá nº2 de McCain) lo mencionaba reiteradamente en sus discursos cuando era aspirante a candidato en el Partido Republicano; aunque ahora parece que los "Moragas" se mueren de ganas por darse la mano con algún becario de tercera del descafeinado Hussein Obama (menos mal que siempre quedan cabezas mejor amuebladas como Arístegui para Asuntos Exteriores); pero Aznar ahora supone un referente; y se pueden entender mejor sus actuaciones leyendo sus libros posteriores, tanto en el que hace balance sobre sus años de gestión al frente del gobierno de España, como el de mayor calado ideológico dirigido, en principio, al público joven en forma epistolar (las famosas cartas), pues el de retratos y perfiles es más anecdótico que otra cosa y tampoco descrubre nada nuevo; pero hay que recordar que quedan sus memorias y secretos por desvelar; de todos es conocida la discreción del ex-presidente (sólo incumplida con la boda de su hija, donde olvidó por un momento la discreción siempre inherente a él); pero sigo creyendo que el balance es altamente positivo, y que quizá su mayor error es haber sido consdecendiente no ya con la izquierda que tanto lo ha maltratado (él aspiraba a ser un Cánovas si hubiese encontrado enfrente a un Sagasta, pero no ha habido manera, han ido de Pablo Iglesia hacia atrás, ni siquiera con el ala de Besteiro, sino reivindicando al Lenin español o a Negrín, así imposible hacer nada...) y seguirá haciéndolo hasta el fin de sus días, y no me refiero a la socialdemócrata decente (Enrique Múgica, Nicolás Redondo, Francisco Vázquez, Rosa Díez, o antes Gotzone Mora...); sino a la progresía de Pepiño "bobama White" y Pajín morritos "Jagger", de zETApé y Bermijinski; sino serlo con los poderes fácticos y mediáticos, con el imperio prisaico y aledaños; luego parece haberse arrepentido y muchas veces se ha negado a participar de sus espectáculos aunque ello le supusiera críticas desde Luis del Olmo hasta cualquier otro mindundi que le crucificaba por negar una entrevista a ciertos medios o por criticarlo abiertamente como si cometiese una herejía por la que debía morir inexorablemente; sin embargo, y afortunadamente, cada vez se muestra más anti-progre, más liberal y más políticamente incorrecto, lo que significa que sigue evolucionando para bien, y que pese a sus errores -y creo que el mayor y más negativo y pernicioso para sus electores y simpatizantes ha sido el invierno mediático que padecemos por ser condescendiente con quien no debe e inflexible con el afín que por leal podía ser crítico- ha sido un político brillante, una persona honesta, decente, íntegra, un tío serio, quizá antipático para muchos, soberbio -aunque en realidad no lo sea tanto, ni tenga esa aura de mesianismo de iluminados idealistas y utópicos mucho más peligrosa, siniestra y funesta-; pero con las ideas claras, que sí que cometió el error de ceder por la necesidad no tanto de llegar al poder o de habitar el palacio de La Moncloa al que tanto le costó adapatarse, como por conseguir que una alternativa distinta a la progresía del choriceo institucionalizado, a los desvaríos comunistoides, al nacionalismo antiespañol, a los intereses personalistas, y genuinamente liberal pudiera dirigir la nación y hacerlo mejor que sus oponentes, con criterios propios, cosa que consiguió hasta revalidar en el 2000 con mayoría absoluta, algo que jamás le perdonó ni le perdonará la izquierda, haciendo del PP un grupo fuerte, cohesionado e imprescindible para los ciudadanos españoles reunidos en torno a unas ideas, no intereses, sino principios y valores por los que sigue velando intelectualmente desde la presidencia de la Fundación ligada al apartido que presidió (aunque no sé si le hacen mucho caso, o deberá ser defenestrado), el caso es que ese partido lo presidió, enderezó y llevó al gobierno, tuvo que pagar algún precio como esas mínimas cesiones comentadas que a largo plazo pueden ser insufribles, no digo que no; pero que en ningún momento pusieron en cuestión la integridad de la nación española ni ésta fue jamás un concepto discutido y disutible durante su mandato como de forma irresponsable aventuraron otros, razón por la que fue y es tan odiado desde la izquierda y la progresía, así como desde el nacionalismo que si le echa algún piropo, éste no pasa del hipócrita elogio o no es sino la loa interesada con el fin de enojar a Zapatero y que éste ceda al verse rebajado por su demonio particular que comparte con González, porque ZP y su séquito también saben que su alternativa, ideológica al menos, no reside tanto en la persona del actual líder de la oposición, como en el pensamiento de su antecesor y los llamados "aznaristas" que mantienen vivo ese espíritu, tan importante como el de Ermua que el propio Aznar menciona en la entrevista siendo fiel así a sus ideas, forma de ser y de pensar y que jamás ha traicionado; aunque en un momento delicado para España, después de años de corrupción, paro, despilfarro, crimen de Estado, escuadrones de la muerte, engaño y manipulación llegase a pactar para hacer posible que la gente viera que la derecha tiene legitimidad para gobernar (era una cuestión de higiene, salud y normalidad democrática), y no sólo eso, lo hace mejor que la izquierda, razón por la que ésta nunca ha tolerado bien la permanencia de sus oponentes ideológicos en el poder, desde su fundador Pablo Iglesias amenzando de muerte en sede parlamentaria a Maura hasta la malinterpretada II República donde no consitieron que tres ¡sólo tres! ministros de la CEDA entraran en el gobierno de Lerroux a pesar de haber triunfado en las elecciones donde votaron las mujeres, cosa que tampoco quería la izquierda por el peligro que suponía, ya que ¡¡¡podía ganar la derecha!!! y ésos no eran ellos, y por eso jamás se lo perdonanron a Clara Campoaor,a la que culparon de la victoria de la derecha, porque para cierta progresía ya existente en el periodo republicano la consecución del poder a toda costa (el "como sea" zetapero") debe anteponerse a la normalidad democrática propia de un Estado liberalo, ya sencillamente a cualquier sistema político que puede llamarse con propiedad democracia. Y ése es el problema que siempre ha tenido la izquierda, creyéndose moralmente superior sin razón, sin argumentos, sin hechos objetivos que lo avalen, ya que tiene muchas cosas de las que avergonzarse de sus etapas de gobierno, ya que en las del régimen no democrático de corte autoritario en que desembocó la cruenta Guerra (in)Civil estuvieron "de vacaciones" aunque luego tuvieran la osadía de presumir de cien años de honradez para sorpresa de sus medios colegas o semi-camaradas comunistas con los que poco tendrían que ver, y en tal caso, más con aquellos que estuvieron de filiación que los que verdaderamente permanecieron en la trinchera, hoy muchos en las antípodas ideológicas de aquello. Como siempre, cuando no hipócritas, cínicos, pero siempre abyectos.

    Y al igual que Aznar me siento orgulloso de que mi país estuviera con la libertad combatiendo el islamofascismo o cualquier tipo de terrorismo (tanto el internacional como el étnico interior) con las democracias más consolidadas del mundo y no justificando la China post-maoísta, el castrismo que quebranta los más esenciales derechos humanos o la tiranía teocrática islamista iraní. Pero ya se sabe que lo que en otros lugares es normal como tener una bandera de barras y estrellas en la habiación de un escolar estadounidense, aquí es de fachas trasnochados (ya no digo declararse aznarista, o liberal simplemente, que cada vez levanta más suspicacias) que merecen ser acribillados por los mediocres párrafos de iletrados vulgares con ademanes de ex-monaguillos grimosos o sacristanes resentidos al estilo de Enric Sopena, quien, por cierto, no ha mucho arremetió contra el Sr. Cosidó por el escrito reciente de éste en la Tribuna Libre de El Mundo por el mero hecho de seguir trabajando, pidiendo y luchando por la derrota de ETA, y para estar al lado de las víctimas, referente moral de la nación, cosa harto difícil cuando el Fiscal General del Estado es el mismo que el de la legislatura anterior, o Rubalcaba sigue ahí, que era el interlocutor de Otegui y un largo etcétera que hacen poco creíbles las actuaciones de un gobierno que aún no ha revocado la deleznable autorización del Congreso que le instaba a negociar políticamente con los asesinos y criminales de la ETA en lo que sí que suponía un claudicación del Estado de Derecho como denunciaba en las páginas del diario de Unedisa el diputado palentino, nada que ver con puntuales acuerdos -aunque éstos no estén exentos de errores- de la etapa del que ha sido mejor presidente de la democracia y una de las personalidades más influyentes y referente internacional del centro-derecha liberal como es José María Aznar, que incluso sí pecó de algo fue de moderado, pues teniendo como referentes a Reagan o Thatcher, sus políticas estuvieron más cercanas a Blair o la etapa clintoniana, y es que eso es lo que pasa cuando los socialistas españoles, lejos de ser como los democrátas useños o los laboristas británicos, son una mixtura de neo-marxismo post-soviético, pro-castrista, populista y nacionalista de un extremismo exacerbado, preocupante y alarmante con claros tintes antidemocráticos como ya demostrara el vergonzo Pacto del Tinell o el totalmente antidemocrático "cordón sanitario", actitudes que no tienen parangón ni son comparables ni existentes en ningún otro país democráticos que sea occidental de corte liberal, no una tiranía caudillista de bufones ignorantes, mesiánicos y populistas que osan presumir de pluralismo, siendo déspotas y a la sazón aprendices de dictadorzuelos disfrazados con al perversión del lenguaje, la manipulación del embuste, la corrección política del eufemismo y el enorme poder de la mentira convertida en creíble propaganda por una izquierda decadente, sin nada que ofrecer, salvo viejos fantasmas y demonizaciones irrrisorias de quienes más han contribuido al bienestar, la prosperidad y la libertad de su nación, cuyo paradgima, ejemplo o mejor referente podría ser José María Aznar cuya entrevista de hoy me ha agrado en sumo grado y por ello me parece muy acertada su inclusión aquí. Una buena entrevista. Un gran político. Con las ideas claras. Y hacen falta. Alguien muy necesario. Conjuga patriotismo y libertad magistrlmente. Y muchos son depositarios de su legado, pero hay que saber estar a la altura y responder a esa necesidad sin complejos y con un apoyo social que ya no se oculta y al que no debieran desfraudar los sucesores ideológicos de Aznar. Por lo demás, creo que la semblanza de Aznar siempre arrojará muchas más luces que otra cosa, y será el mayor acicate, impulso e incentivo para ese cada vez más amplio espectro del centro-derecha liberal. Muchas gracias, Aznar. Ya lo han dicho por ahí, tomo prestadas esas palabras: "brillante Aznar... no puede (o no quiere) decir todo lo que piensa, pero se le entiende todo (faltan ineludibles detalles, pero ya llegarán, todavía le queda mucho que decir, aunque quizá sea de forma racionada en las memorias que dice preparar..., en cualquier caso, como siempre genial).

    Aznar sencillamente brillante.

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  8. Como he mencionado al archiconocido Enric Sopena, vocero oficioso del régimen zapatérico, no me resisto a poner una especie de ovillejo del genial José Aguilar Jurado, más conocido como Fray Josepho, siempre es ingenioso, y en el último artículo que versa sobre ese yerno de franquista que es Enric con señora condenada por mentir no podía ser menos; es corto, así que sirve para desengrasar. Recomiendo su lectura. (No, no voy a comisión ;-))

    "—¿Su afición a la falacia?
    —Me hace gracia.

    —¿Del Opus le quedó un tic?
    —Enric.

    —¿Y la COPE le envenena?
    —Sopena.

    Con sus tópicos instiga,
    con sus injurias fustiga,
    con sus cursiladas truena...
    Pero ¿qué quieren que diga?...
    ¡Me hace gracia Enric Sopena!"

    Hay a quien el enerva Sopena, hay a quien le parece patético el "bueno" de Enric; habrá que tomárselo como F.Josepho: reír por no llorar. Porque tal y como está el panorama... Así va todo!!!

    Un cordial saludo

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  9. Aznar: brillante, sobresaliente!!!

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