Libertad de expresión
Yo nunca escucho la SER. Me aburre. Creo que PRISA es uno de los principales responsables de la época liberticida en que estamos inmersos. Sus empleados, en mi opinión, venden su independencia por un poco de parné. No tratan los temas que considero importantes y me parece que manipulan. En definitiva, no me gusta.
Si mañana esta emisora se hunde económicamente o si sus dueños la venden porque ya no la oye nadie, no seré yo quién la eche de menos. Pero si algún día la Junta de Castilla y León –por si misma o a través de alguna caquita– decide cerrarla, seré de los primeros en protestar bajo el principio inalienable de: “Que nadie me quite el derecho a no seguir un medio de comunicación”. Quiero tener la emisora SER a disposición y si no la escucho, que sea porque no quiero, no porque una administración me la cierre.
Es normal, indecente pero normal, que los poderosos quieran amordazar a los medios de comunicación. Incluso asumo que los políticos quieran controlarlos, esto además de indecente es antidemocrático. Lo lógico sería que quienes participan en primera línea de la democracia fuesen profundamente demócratas pero en España no vivimos en democracia sino en postfranquismo.
Estos días hemos sido testigos de cómo un instrumento administrativo hacía y deshacía a su, nacionalismo, antojo con las concesiones de licencias radiofónicas en Cataluña. Amén del esperpento de los perpretadores de la fechoría –en manos de quién están nuestras libertades– se constata que hay un modelo político, que con todo el descaro del mundo, elimina todo aquello que se interpone en la creación de su régimen dictatorial.
No es normal que los profesionales de la cosa –los periodistas– no protesten. A más medios, más sitios donde trabajar. A más libertad de prensa, más posibilidades de ser independientes. Porque se puede ser independiente, incluso, para defender los postulados de los políticamente correcto, si es en lo que uno cree.
Tampoco es normal que los ciudadanos –y los ruralianos que define mi amigo Julio Cesar– no protesten –bueno, algunos sí– porque una administración decida que deben escuchar o dejar de escuchar. El modelo actual de medios de comunicación es malo y con estos censores que nos quieren imponer vamos a peor. En la actualidad no hay medios de comunicación para todos los gustos pero Telecinco y Antena 3 son los canales de televisión con más beneficios de toda Europa.
Los ciudadanos deberíamos exigir a nuestros empleados –que no se olvide que los políticos son mandados nuestros– que liberalicen totalmente el sector de las comunicaciones. No hay impedimentos técnicos para que todo medio que quiera, emita en todos los lugares. Es verdad que no hay espectadores para todo, pero ya seremos nosotros, a través de nuestro consumo, los que pongamos a cada uno en su sitio. O acaso, ¿se permite vender exclusivamente un determinado número de marcas de leche?. Una empresa lanza su producto al mercado, si triunfa se vende y permanece, si no desaparece. Por eso hay una la cantidad justa de marcas de leche a nuestra disposición pero de medios de comunicación no.
Ya decía George Orwell que: “Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. Por eso si queremos tener libertad debemos defender que todos puedan opinar, incluso aquellos que dicen lo que no deseamos oír.
Si mañana esta emisora se hunde económicamente o si sus dueños la venden porque ya no la oye nadie, no seré yo quién la eche de menos. Pero si algún día la Junta de Castilla y León –por si misma o a través de alguna caquita– decide cerrarla, seré de los primeros en protestar bajo el principio inalienable de: “Que nadie me quite el derecho a no seguir un medio de comunicación”. Quiero tener la emisora SER a disposición y si no la escucho, que sea porque no quiero, no porque una administración me la cierre.
Es normal, indecente pero normal, que los poderosos quieran amordazar a los medios de comunicación. Incluso asumo que los políticos quieran controlarlos, esto además de indecente es antidemocrático. Lo lógico sería que quienes participan en primera línea de la democracia fuesen profundamente demócratas pero en España no vivimos en democracia sino en postfranquismo.
Estos días hemos sido testigos de cómo un instrumento administrativo hacía y deshacía a su, nacionalismo, antojo con las concesiones de licencias radiofónicas en Cataluña. Amén del esperpento de los perpretadores de la fechoría –en manos de quién están nuestras libertades– se constata que hay un modelo político, que con todo el descaro del mundo, elimina todo aquello que se interpone en la creación de su régimen dictatorial.
No es normal que los profesionales de la cosa –los periodistas– no protesten. A más medios, más sitios donde trabajar. A más libertad de prensa, más posibilidades de ser independientes. Porque se puede ser independiente, incluso, para defender los postulados de los políticamente correcto, si es en lo que uno cree.
Tampoco es normal que los ciudadanos –y los ruralianos que define mi amigo Julio Cesar– no protesten –bueno, algunos sí– porque una administración decida que deben escuchar o dejar de escuchar. El modelo actual de medios de comunicación es malo y con estos censores que nos quieren imponer vamos a peor. En la actualidad no hay medios de comunicación para todos los gustos pero Telecinco y Antena 3 son los canales de televisión con más beneficios de toda Europa.
Los ciudadanos deberíamos exigir a nuestros empleados –que no se olvide que los políticos son mandados nuestros– que liberalicen totalmente el sector de las comunicaciones. No hay impedimentos técnicos para que todo medio que quiera, emita en todos los lugares. Es verdad que no hay espectadores para todo, pero ya seremos nosotros, a través de nuestro consumo, los que pongamos a cada uno en su sitio. O acaso, ¿se permite vender exclusivamente un determinado número de marcas de leche?. Una empresa lanza su producto al mercado, si triunfa se vende y permanece, si no desaparece. Por eso hay una la cantidad justa de marcas de leche a nuestra disposición pero de medios de comunicación no.
Ya decía George Orwell que: “Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. Por eso si queremos tener libertad debemos defender que todos puedan opinar, incluso aquellos que dicen lo que no deseamos oír.
Pero el mal comienza en esta frase que has dicho:
ResponderEliminar–en manos de quién están nuestras libertades–
Las libertades deberían estar en nuestras manos, deberían ser el límite a la actuación de los poderes públicos. Cuando este límite se sobrepasa y son esos poderes públicos los que velan por las libertades, cuando nuestra libertad está en manos de ellos, ya solo podemos aspirar a tener un amo bueno y condescendiente.
En estos casos se ve que los políticos nos quieren controlar, y que no cumplen con la máxima de ser unos mandaos.
ResponderEliminarUn saludo
Seguramente, si estableciesemos una verdadera democracia, en lugar que esta partitocracia que sufrimos, podríamos defender la libertad con mas eficacia.
ResponderEliminarSaludos!
No es de extrañar con ZP I el liberticida como faro del relativismo, guía de la censura y principal insitigador del intervencionismo totalitario contrario a cualquier libertad individual, incluida, por no decir prioritaria, la libertad de expresión, enemigo acérrimo del socialismo y del nacionalismo en todo momento y en todo lugar. Sigue triunfando la tiranía, y es que ya lo dijo Edmund Burke, para que triunfe el mal, sólo es necesario o hace falta que los hombres buenos no hagan nada, y así estamos soportano comités anti-cope, sentando en el banquillo a periodistas independientes, no ácratas ni sin ideas, sino independientes, que es distinto, mientras el mayor escándalo para la progresía es la presencia de un crucifijo en un aula, sin embargo, son incapaces de soportar una voz discrepante. Liberaliización ya. Y todos, todos, en cuanto a los políticos, tiene mucha responsabilidad del invierno mediático que padece el centro-derecha liberal español, y eso que se hace más llevadero por la red, que también quieren censurar estos nuevos inquisidores de la divina progresía y el nacionalismo cosmopolita de despilfarro que se gastan los Rovireches de nuestro tiempo. Cada vez peor. De mal en peor.
ResponderEliminarLIBERTAD DE EXPRESIÓN
Cita apócrifa de Voltaire: Estoy totalmente en desacuerdo con lo que dices, pero defendería con mi vida tu derecho a expresarlo (en una de sus muchas versiones).
Por la LIBERTAD.
"Ya decía George Orwell que: “Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. Por eso si queremos tener libertad debemos defender que todos puedan opinar, incluso aquellos que dicen lo que no deseamos oír."
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. LIBERTAD DE EXPRESIÓN YA!!!
"La gran batalla del siglo XX es la batalla contra la censura” (Jean-François Rével)
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