martes, 15 de septiembre de 2009

Partitocracia de José María Carrascal

QUIENES han tenido poca democracia en su historia, como nosotros, suelen reducirla a un modelo único, cuando hay muy diversos tipos de ella, incluidos algunos que ni siquiera son democracias. A las autodenominadas «democracias populares» me remito, pertenecientes al extinguido bloque soviético, dictaduras del más viejo cuño, o a la «democracia orgánica» que tuvimos en España, regida por las «familias» del régimen, bajo la férrea batuta de Franco, cuya aversión a la «democracia inorgánica», como llamaba a las tradicionales, advertía ya de lo alejado que estaba de ellas.

Así comienza el artículo publicado en el ABC por el periodista José María Carrascal.

Coincido con él en el problema, en su génesis y en su conclusión. Pero no estoy tan enamorado del sistema americano. No quiero tener mi representante de mi distrito en el congreso, quiero votar en mi distrito electoral a uno de los representantes de toda la nación, pero quiero tener más participación en esa elección y no solo en la fase final como ocurra ahora, que además al ser la provincia el distrito electoral no puedes elegir a uno, sino que tienes que comprar toda la lista.

14 comentarios:

  1. A3 no es lo mismo desde que no está él allí.

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  2. ¿Quieres decir votar en una circunscripción electoral única?

    Hay sistemas mixtos en los que se votan representantes por distritos uninominales por circunscripción y unas listas abiertas a distrito único.

    La verdadera ventaja del representante por distrito, es la posibilidad de establecer una relación de responsabilidad entre el electorado con el representante, de forma que se pueda incluso, revocar el cargo.

    Saludos

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  3. ¿Cómo que quieres elegir a un representante de "toda la nación"? Eso ya existe ahora, y ya conocemos los resultados. Si el representante lo es "de toda la nación", no existe ninguna responsabilidad de los representantes ante sus representados. El representante lo tiene que ser de los electores de su distrito, y rendir cuentas ante éstos, no ante su partido. Sin eso, no podemos hablar de régimen representativo, uno de los dos pilares de toda democracia digna de tal nombre (el otro es la separación y control de poderes).

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  4. RR, no exactamente, ahora tenemos una mezcla rara entre distritos provinciales con listas cerradas por cada uno de ellos, de forma que el voto vale distinto según la provincia.

    Pero coincido en la necesidad de establecer esa relación de responsabilidad entre electorado y electores, de ahí que sea necesaria el voto por distrito, pero no tiene por que ser la única forma, por ejemplo, los sistemas mixto como decía en el comentario mio anterior, que parece que no has leído.

    Por ejemplo, en Nueva Zelanda tenían el clásico sistema de representación uninominal por distrito, como en Gran Bretaña, pero han cambiado a uno mixto, con una parte de los escaños elegidos en distrito único.

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  5. Desconozco los distintos tipos de representación electoral en los diferentes sistemas políticos y de gobierno existentes a lo largo del ancho mundo, pero es evidente que el actual sistema no es el mejor, sin embargo, me parece una situación muy delicada y compleja.

    En primer lugar, creo que habría que reformar la ley electoral que no es en absoluto proporcional y permite una sobrerrepresentación de las minorías nacionalistas de forma que minúsculos radicales como ERC lleguen a condicionar la vida parlamentaria. Excepto que tengan mayoría absoluta, los grandes partidos necesitan de estas alianzas, por eso se necesitaría un gran sentido de Estado y tener una altura de miras considerable para ponerse de acuerdo los dos grandes partidos (como la "gran coalición" alemana) para la consecución de ese objetivo, como para la reforma de la Carta Magna.

    Todo hubiera sido muy distinto si el líder del PSOE hubiera sido Rosa Díez y hubiera conseguido hacerse con las riendas en el 2000, y si en el PP el sucesor hubiera sido Jaime Mayor, miel sobre hojuelas, y de hecho, cuando ambos "líderes" estuvieron en Europa, su relación y sintonía para acabar con la legitimidad de los proetarras o el nacionalismo claudicante fue digna de toda loa. Una desgracia que el advenedizo leonés nacido en Valladolid haya resultado un irresponsables tacticista y cortoplacista vendido al chantaje, y una pena el viraje del líder opositor. Así es muy difícil acabar con el "chiringuito" que tienen montado los nacionalistas a costa de los demás.

    Y otra cosa que habría que hacer sería implantar una especie de sistema de "primarias" en los partidos, para lo que se necesita un gran sentido de la deporitividad, saber perder y no esperar que uno obtenga todo por su obediencia servil y cortesana al líder de turno. Es cierto que Aznar designo a Rajoy con la mejor de sus intenciones, y sin 11-M, y si el sucesor hubiera llegado a la Moncloa con todo a favor, hoy dirían qué listo que fue Aznar, qué ojo tuvo y qué bien lo hizo impidiendo una guerra fraticida o luchas internas en el partido. Pero el tiempo ha demostrado que eso puede durar mientras el líder responde al sentimiento de sus bases como en la legislatura pasada cuya rebelión cívica alentada por algunos medios dio muestra del apoyo "popular" cuando éste lo merece, ahora, cuando hay descontento y el viraje no gusta, pero no se pueden elegir a las personas que liderarán el partido, la frustración se apodera de esas bases y todo pasa a verse como la partitocracia existent y se ve el lado desagradable del sistema.

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  6. En eso hay que reconocer que el PSOE, al menos en el año 2000, tras la travesía por el desierto de Borrel y Almunia, tuvo a cuatro: la guerrista, Díez, Bono y ZP que se disputaron la secretaría general del partido. Mientras que en el PP el congreso búlgaro se decidió de "aquella manera", incluso reteniendo avales. También es cierto que no hubo valentía por parte de nadie a plantar cara, pero todos sabemos que las oportunidades de triunfar eran nulas, y lo bien caras que luego se pagan a las "deslealtades".

    Dicho esto, ahora voy con el sistema de gobierno. Acierta el gran Carrascal al hablar de una Justicia totalmente politizada, tras el entierro de Montesquieu en este país no hay separación de poderes con una fiscalía dependiente del gobierno y un sistema vergonzoso.

    Respecto a la representación, cuando se optó por un sistema bicameral fue precisamente para que la Cámara Alto fue la de representación territorial, sin embargo, el Senado se ha convertido (como Europa, aunque luego puedes resurgir, véase Díez, cosa distinta será la de Jáuregui) en un retiro dorado para dinosaurios de la política como Fraga. El senado recoge a 264 tíos (y tías para que no se enfade Bibi) a los que pagamos por calentar el asiento, y aunque veten cualquier cosa, luego ésta vuelve al Congreso, se aprueba y la pantomima está hecha.

    En principio, para que haya una relación más estrecha entre el parlamentario y la gente de su tierra existe el Senado en que se trataría esos asuntos. Pero hete aquí la sorpresa, en el Senado tenemos esas papeletas que parecen sábanas con listas abiertas, o sea, puedes elegir a senadores distintos de diferentes grupos parlamentarios, y la gente sigue optando, por regla general, por los tres de "su" partido. Otra cosa son los que deciden qué tres senadores van, eso lo hace el "partido". Obviamente no lo va a hacer ciudadano ajenos al partido, cosa distinta es que en vez de hacerlo la cúpula, deban hablar las bases. Igualmente para el Congreso las listas vienen confeccionadas, pero ya existe división territorial por provincias de tal manera que un palentino sabe que "sus" diputados son Cosidó, Celinda y Villarrubia, y no Arístegui, que lo es por Zamora o Pujalte que lo es por Murcia. Es cierto que esas listan son cerradas, pero también hay que valorar que las listas abiertas, además de su poca efectividad (véase el Senado) podrían hacer ingobernable una cámara si a uno le da por votar a la "persona", y las que salen son irreconciliables y porcentajes disparatados de muy diferentes grupos. Es de esperar que no ocurriera, pero en la papelta del Senado podemos ver desde el Partido Humanista hasta el Antitaurino, y si uno vota al del PP y luego el que más apoyo saca es uno e los anteriores. En EEUU está asentado un sano bipartidismo, pero tienen un claro sentimiento nacional, y aquí llevamos años soportando presiones de las llamadas minorías que llevan condicionando el gobierno de turno -excepto casos de mayoría absoluta- mucho tiempo, luego la cosa no es tán fácil y dista mucho de estar resuelta, aunque es muy interesante lo que apunta el bueno de Carrascal.

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  7. El problema no es si el congresista depende solo de los electores de su distrito sino que los ciudadanos no tenemos acceso al sistema de elección hasta el final.

    De todas formas para conseguir en España una verdadera democracia no basta con cambiar la ley electoral hay que reforamar todo el sistema.

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  8. Las dos cosas son importantes Jorge, lo que pasa es que la relación única del electorado con su representante, sólo se puede lograr con a representación por distrito uninominal.

    Personalmente, y dada la idiosincrasia del electorado Español, optaría por lo que he comentado: un sistema mixto, con distritos pequeños y un candidato elegido por cada un de ellos, y un distrito grande con listas abiertas, donde el elector configura la lista y candidatos.

    Además, aumentaría la independencia de poderes, eligiendo por distrito único al primer ministro.

    Bueno, el caso es que en efecto, hay que cambiarlo todo.

    Saludos

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  9. La reforma de la ley electoral no es suficiente, pero yo también creo que sería un paso importante para acabar con el chanataje nacionalista. Y de nada sirve que lo proponga UPyD, se necesitaría el acuerdo de los dos grandes partidos para llevar a cabo esta reforma configurando un bipartidismo como el estadounidense alejado, especialmente, de quienes no paran de poner en riesgo la integridad nacional y, por tanto, la estabilidad del propio país.

    Y, después, hemos de partir de una base y es que los candidatos surgen y llegan al poder a través de organizaciones políticas, no como independientes, salvo que sean "independientes" dentro de esos mismos partidos. Se puede dar el caso de Rosa Díez, y salir elegido, pero no como independiente aunque acabes en el grupo mixto por escasa representatividad, sino a través de un partido, sea UPyD, PSOE, PP o el que mañana se registre para poder concurrir a unas elecciones. Bien, partiendo de esa base, y de que los candidatos llegan a las cámaras a partir de organizaciones políticas, es inimaginable pensar que personas ajenas a esos partidos, y no me refiero a las cúpulas, sino simplemente a las bases pudieran elegir candidatos de ese partido. Es cierto que en un caso de primarias, existe la posibilidad de que sean abiertas y que cualquier votante registrado pueda votar en cualquier primaria con independencia de su afiliación a un partido, aunque esto ocasiona los llamados "asaltos" en que los de un lado hacen lo posible por elegir al supuesto candidato más "débil" del opositor generándose a veces un caos difícilmente asimilable en España. En este caso podrían vota en cualquiera, es cierto que también existen las semi-abiertas o semi-cerradas en que con independencia de esa afiliación uno puede votar deben aclara en cuál de las primarias votarán. Y luego está la global que permite votar por candidatos por cargo. Sin embargo, parece que sería ya un gran paso, al menos en España, que aunque fuesen cerradas, hubiese un sistema de primarias en los partidos políticos que posibilitase que los candidatos surgiesen de votaciones transparentes donde las bases que así lo decidieran pudiera elegir entre los candidatos y que no fuese el líder "cesáreo" del cacique o presidente de turno el que lo decidise según obediencia y castigando supuestas deslealtades.

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  10. Después, ya que tanto se alaba en el artículo de Carrascal el sistema de EEUU, que hay sistemas de primarias bastante mejorables como los "caucus" que se dan en algunos estados, donde se asignan delegados y son éstos luegos los que optan por el candidato de turno, volviendo a dejar atrás a las bases del partido y delegando en el -valga la redundancia- el delegado de turno.

    Si lo importante no que el congresista dependa de los electores de su distrito, sino que el ciudadano pueda elegir desde el principio, habría que implantar primarias de verdad en los partidos. Si lo que se desea es no votar al candidato que nos ha impuesto el partido, llámese Marianito o Pepeluís, sino poder decidir antes quiénes son los que se presentan, habría que introducir la democracia interna de la que, por mucho que diga la Constitución, hoy no gozan los partidos, al menos, no del todo. Pues es de forma indirecta, y son los compromisarios de turno, previamente elegidos supuestamente en votaciones que no siempre se producen, luego ahí algo falla. Y, por tanto, no deja de ser una representación indirecta como la de los delegados de los caucos, si luego además se hacen inviables otras candidaturas distintas habiendo siempre una "oficial" u "oficiosa", la cosa se vuelve totalmente cuesta arriba, y prácticamente imposible.

    Pero si lo que se quiere es la decisión del candidato, éste siempre va a ser dentro del partido, otra cosa es que se quieran listas abiertas en las votaciones, pero aparte de que su efectividad no parece muy efectiva, podría ser caótico. Abrir las listas supone cambiar el sistema electoral. Desbolquearlas, o sea, poder cambiar el orden en que aparecen los candidatos sería una simple reforma.

    Desbloquear las listas puede significar un elemento de renovación que puede dar satisfacción a una parte de los electores y hacerles sentirse más creadores y más artífices directos del proceso electoral. Pero también puede tener efectos negativos y complicar todavía más las cosas. Una lista desbloqueada, por ejemplo, puede provocar una fuerte confrontación entre los propios candidatos de una misma lista, porque, además de defender con mayor o menor ardor el mismo programa, cada candidato luchará contra los que le precedan en la lista para desbancarlos y ocupar su lugar. Quizá eso sea bueno, pero este sistema funcionó en Italia y, no dio ningún resultado positivo.

    Pero es que, además, ya hemos experimentado algo parecido a un sistema de listas abiertas y desbloqueadas: me refiero al sistema de elección de los senadores. Pues bien, la experiencia enseña que los resultados del Senado no difieren mucho de los del Congreso. Y todo el mundo sabe que en las listas de candidatos al Senado tiene una importancia decisiva el orden alfabético de los candidatos, pues una parte muy significativa de los electores vota sistemáticamente a los tres primeros de la lista general y única, o sea, a los que tienen apellidos que les colocan alfabéticamente en los primeros lugares.

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  11. De igual manera, y a pesar de que se puede votar a candidatos de distintos partidos, la gente generalmente vota a los tres del mismo.

    Pero en caso de que no fuera así, las cosas podrían resultar muy complicadas si obtuvieran resultados muy abultados personas, cada una de un partido diferente, de manera que podría hacerse ingobernable el Parlamento, a no ser que surgiesen uniones kafkianas entre esas personas de partidos diferentes al estilo italiano donde ahora il Populo d'Italia engloba a varios para crear partidos con fuerza parlamentaria.

    EL problema no es de fácil solución. Hay que recordar lo que ocurrió en Italia como comenta Jorge de Esteban:

    "(...) suponiendo que se adoptase el sistema de listas desbloqueadas para el Congreso –dejando de lado las listas abiertas, que conducirían a un parlamento ingobernable-, es decir, a un sistema en que se pemitiese al elector rayar o alterar el orden de los candidatos, estaríamos ante un método que en Italia se llamó "voto preferencial" y que condujo a una corrupción generalizada, porque los candidatos mal situados en una lista ofrecían beneficios a los electores a cambio de su voto."

    Otra cosa es que para conseguir en España una democracia no sea suficiente cambiar la ley electoral e introducir el sistema de primarias en los partidos políticos. Ésos quizá deberían ser unos pequeños pasos en la dirección correcta: que las bases de un partido decidan a su candidato y que una ley justa acabe con la tiranía de las minorías centrífugas puede ser un paso adelante, pero la democracia no se basa en la mera elección de gobernantes -aunque eso es de lo que más trate Carrascal-, para que haya una verdadera democracia se necesita una separación de poderes que hoy noe existe una Justicia despolitizada que se han cargado, una Fiscalía independiente, en fin, multitud de cuestiones que se llevan arrastrando desde hace mucho tiempo y que nada tienen que ver, o al menos no directamente, con la elección de candidatos por parte de los electores o con la partitocracia imperante hoy día en España.

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  12. Por cierto, el artículo completo de Jorge Esteban, por si a alguien le interesa:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/20/consejoeditorial/1242813723.html

    un saludo

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  13. Es interesante el artículo de Carrascal.

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    Saludos,

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