viernes, 20 de febrero de 2009

Educación para la Ciudadanía: génesis y esencia

Y vieron los socialistas que lo que hacían los nacionalistas les era bueno. Vieron que manipulando a los niños obtenían adeptos para el mañana y lo quisieron para sí. Cogieron una asignatura la llenaron de sus prejuicios, del neoprogresismo de la era 2.0, de mucho adoctrinamiento y la llamaron Educación para la Ciudadanía.

Para que no se viese la desnudez del engendro le vistieron con: “es igual a las asignaturas de ciudadanía de otros países de Europa”, “es el estudio de la constitución”, “acabará con el adoctrinamiento de la Iglesia Católica”, entre otros ropajes.

Pero no consiguieron engañar a todos y empezaron a soltar lastre: a las CC.AA. les dejaron meter mano para que adecuaran el adoctrinamiento a sus intereses y a la FERE le permitieron que la transmutase en una asignatura de religión bis –daban a esos niños por perdidos para la causa–, pero a los de la pública no les iban a dejar escapar.

Como así tampoco compraron a todos, aumentaron la campaña de agit-prop, que tan buenos resultados les ha dado siempre. Quisieron confundir a los padres al calificar a los objetores de la asignatura como radicales sotanistas que querían imponer la fe católica a los pobres laicos o laicistas, –o como narices se diga en este raro antropomorfismo a la inversa– que solo querían educar a sus hijos en la razón, como si la asignatura del buen socialista compensase a la de religión. Además para esta última hay alternativa –una basura de alternativa, pero la hay–, ¿qué alternativa hay para la EpC?

Aún así más de 50.000 padres objetaron y la justicia les dio la razón a la mayoría de ellos. Pero un buen día un grupo de hombres y mujeres sabios y justos –que ascendieron hasta la magistratura del Tribunal Supremo gracias a sus conocimientos en la Ley, bueno, y también por llevar bien visible el hierro de su ganadería– se reunieron para determinar sobre 4 de esos casos. Tras 3 días de intensa discusión fallaron.

Inciso: en realidad, los magistrados, por unanimidad, obedecieron la consigna gubernamental de prohibir ejercer el derecho constitucional de objetar y durante 3 días reunieron por adición todas las posturas para sacar un auto que, tanto sirve para subir, como para bajar. Y para que no faltase de nada, al más puro estilo Superber, primero dan un adelanto a los medios de comunicación que difiere, en bastante, de la redacción final.

Solo un gobierno dirigido por radicales mantendría este “error” aunque fuese legal, que ya veremos si es constitucional, poco me fío del Tribunal Constitucional de todos modos. Es una asignatura que produce rechazo en un gran sector de la sociedad. Si se quieren ensañar los fundamentos constitucionales hay otras asignaturas donde meterlos. Si se quiere sacar la religión de la escuela pública, que se trabaje para hacerla no obligatoria y que se imparta fuera del horario escolar, tipo catequesis, yo lo apoyaría para después, seguramente, apuntar a mis hijos a esas catequesis. Pero esta EpC no soluciona nada, es más, crea nuevos problemas y el que no lo quiera ver, o es un necio, o un sectario que está de acuerdo con el adoctrinamiento.

Con una enseñanza tan penosa como la actual, lo que hace falta es un aumento en el esfuerzo de los alumnos, más matemáticas, más ingles, etc. y sobretodo una buena base de conocimientos en humanidades. Y quitar la educación de las manos de los separatistas y de los creadores de las nuevas nacioncitas, no ponerla en manos de los adoctrinadores del neomarxismo resurgido.

Estos gobernantes tan pagados de sí mismos, como no llegan, no se dan cuenta que dejar una generación en la ignorancia permite que venga un Hugo Chavez cualquiera y de dos bramidos nos quite a todos del medio, incluidos a ellos, por mucha televisión que controlen.

De momento, a aquellos padres que no quieren asumir su responsabilidad como educadores de sus hijos, les digo: luego no vengáis con pleitos que es ahora cuando se puede evitar y no lo estáis haciendo. Y el resto, seguiremos luchando porque algún día en España se tenga una educación de tal nivel que no se dé el titulo de bachiller sin haberse “envaudalo” los “Episodios Nacionales” de Galdos.

8 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo.

    Esta asignatura, como comentas, no soluciona ninguno de los problemas que se dicen ya que al parecer, es igual de dogmática que una religión. La cuestión es que para eso ya están las religiones.

    ¿Que ocurre? que el PSOE no desea ninguna competencia en el camino hacia el poder absoluto, sean los informáticos que se nos niega el establecimiento de competencias y protección de la profesión, al igual que la práctica totalidad del resto de careras, sea la Iglesia, o sea cualquier partido de la oposición.

    Y lo peor es que vale cualquier cosa, menos el procurar merecerlo de verdad: imponer este tipo de asignaturas y prohibir otras, acompañándolo de argumentos falaces y demagógicos, descrédito y difamación de los oponentes, amiguismos con grupos pro-criminales, etc. TODO, por EL PODER.

    Saludos

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  2. Sobre el tema...

    "EpC
    Una polémica que no cesa
    Carlos Jariod

    Después de leer apresuradamente las sentencias de Asturias y Andalucía deseo proponer una breve reflexión. Un análisis que sea fiel al contenido de las sentencias y a la vez útil para saber en qué terreno nos tenemos que mover próximamente quienes pertenecemos al movimiento objetor. Creo que el núcleo de las sentencias giran en torno a las ideas de moral, educación, conciencia y Estado.

    1. Moral y Educación: El adoctrinamiento denunciado por el movimiento objetor es de tipo moral. EpC, afirmamos, posee contenidos morales que colisionan con la moral de muchas familias españolas. Los defensores de la materia, por su lado, han manejado la división entre moral pública –universal y propia de las sociedades democráticas– y las morales privadas, significativas sólo en el ámbito personal.

    Desde luego, este es un asunto clave. En la sentencia de Andalucía, Fundamento Sexto, leemos:

    Por un lado, están los valores que constituyen el sustrato moral del sistema constitucional y aparecen recogidos en normas jurídicas vinculantes, representadas principalmente por las que reconocen los derechos fundamentales. Y, por otra, está la explicación del pluralismo de la sociedad, en sus diferentes manifestaciones, lo que comporta, a su vez, informar, que no adoctrinar, sobre las principales concepciones culturales, morales o ideológicas que, más allá de ese espacio ético común, pueden existir en cada momento histórico dentro de la sociedad.

    En el Fundamento Décimo de las sentencias de Asturias se alude al artículo 1.1 de la Constitución, en el cual se citan valores como "libertad, justicia, igualdad y pluralismo político". El asunto es capital porque, como reconoce el Supremo, la diferencias entre moral cívica (universal y democrática) y morales particulares es lo que permite identificar la existencia o no de adoctrinamiento por parte del Estado.

    Por todo lo anterior se deduce que el Supremo acepta la existencia de una moral pública, asumible por todos y relevante social y políticamente, y morales privadas, cuya importancia reside en el valor que quieran darle los ciudadanos particulares.

    Surgen preguntas muy inquietantes: ¿qué contenidos concretos prácticos damos a la libertad, a la justicia, a la igualdad y al pluralismo?, ¿cuándo ha habido un debate en España sobre el significado de los "valores democráticos" comunes?, ¿las morales privadas no aportan nada moralmente a los "valores democráticos"?, ¿cuál es el origen de esa moral cívica de la que nos habla el Supremo? Y acaso la pregunta más desasosegante: ¿Qué autoridad moral tiene el Supremo para decidir como obvia una distinción moral tan discutible?, ¿por qué zanjar una cuestión –la existencia de una moral "democrática"– cuando ni siquiera se ha planteado seriamente en nuestro país?

    Y puestos a ser mal pensados, ¿no es sospechosa esta coincidencia del Supremo con la tesis laicista de que hay una moral única y obligatoria, enseñable por el Estado, frente a las morales privadas?

    2. Conciencia y Estado: Decíamos que el adoctrinamiento de EpC es moral. En consecuencia, queda afectada la conciencia moral de cada uno de nuestros hijos. Se plantea, pues, la cuestión de cómo en democracia defendemos nuestra conciencia moral ante la obligación de cumplir una ley. Estamos ante la objeción de conciencia. Digámoslo de otro modo. Se trata de saber cómo nos defendernos legalmente ante la injerencia moral del Estado. El Supremo da una respuesta muy clara.

    Desde las sentencias del Supremo sabemos que en España estamos indefensos ante las agresiones morales del Estado. Para el Tribunal en España no hay derecho a la objeción de conciencia. Es verdad que para salvar la cara (Fundamento Octavo, de Andalucía) afirma que "esta Sala no excluye de raíz que, en circunstancias verdaderamente excepcionales, no pueda entenderse que de la Constitución surge tácitamente un derecho a quedar eximido del cumplimiento de algún deber jurídico válido". Nada relevante, pues en seguida se escribe que en EpC no concurren esas circunstancias que, por supuesto, no se especifican.

    3. Conciencia y Educación: ¿En qué consiste la neutralidad axiológica del Estado a la hora de educar? Para el Supremo, en no transmitir valores morales que no sean los de la moral democrática. Cuando en la enseñanza pública, por ejemplo, se dé un testimonio o una enseñanza cercana al cristianismo –en cuestiones bioéticas, en cuestiones sociales o morales– el Estado adoctrina, puesto que el cristianismo no es más que una de las muchas morales o religiones que pululan por nuestra sociedad pluralista. Con una frase propia de Peces-Barba el Supremo afirma en el Fundamento Noveno de Andalucía que "hay que entender que la religión, por ser algo ajeno a la ciudadanía, ha de quedar fuera necesariamente de la referida materia".

    La conciencia moral cívica y la conciencia moral religiosa están separadas. Dando un significado restrictivo al artículo 27.3 se dice que "dicho precepto constitucional sólo reconoce el derecho a elegir la educación religiosa y moral de los hijos, no sobre materias ajenas a la religión y a la moral". Para el Tribunal, el Estado sí puede construir la conciencia moral de los ciudadanos, pero con la condición de que sea a través de la moral pública; otros códigos son aceptables sólo en tanto se imparten en el estricto marco de las clases de una religión confesional. No se plantea la posibilidad de que los diferentes códigos morales colisionen, ni de que los padres deseen que la educación sea un proceso integrador y unitario moralmente hablando.

    Ciertamente, el Supremo habla de que no es tolerable adoctrinar por parte del Estado en el Fundamento Décimo. Pero léanse los Fundamentos Jurídicos que van del Décimo al Décimo Cuarto de la sentencia de Asturias. El Supremo desmonta una a una todas las referencias adoctrinadoras que el movimiento objetor ha imputado a EpC: ni ideología de género, ni positivismo jurídico, ni relativismo, ni confusión entre moral y religión. El adoctrinamiento del que habla el Supremo se refiere a meros abusos individuales del profesor, de algún libro de texto o de ciertos proyectos educativos. Pero, incluso ante esos hipotéticos casos, el Supremo nada indica sobre el camino a seguir ni sobre su viabilidad jurídica. Indefensión completa.

    4. Conclusiones: De un modo muy sintético me permito extraer estas primeras conclusiones:

    4.1. En mi opinión lo principal es que, según el Supremo, EpC no adoctrina y por tanto no hay lugar para la objeción. EpC no adoctrina porque se limita a enseñar una moral cívica, democrática y universal, exigible a toda educación de un Estado democrático.

    4.2 Hay adoctrinamiento cuando se enseña, fuera del marco reducido de la religión, una moral que no coincide con la moral pública estatal. No otra cosa es la neutralidad del Estado para el Tribunal Supremo.

    4.3. No hay ningún contenido ideológico particular en EpC, según el Supremo. Nos lo hemos inventado.

    La objeción de conciencia –ya lo dijimos en otra ocasión– no es un fin en sí mismo, sino un medio. Es mucho más que un derecho que el Supremo no quiere reconocer. Con la objeción hemos descubierto lo fundamental de esa lucha. El Supremo, por cierto, nos ha ayudado con sus sentencias y torpeza. Me refiero a la imposición, como si fuera natural o sobrevenida, de una moral impuesta por el Estado que informa los comportamientos sociales y personales de los ciudadanos. Una moral que se presenta universal, pero que no lo es. Una moral excluyente. Y lo fundamental desde las sentencias del Supremo: una moral que juzga como adoctrinadoras otros códigos morales o religiones que no se mueven en el marco que el Estado previamente ha definido. No seamos ingenuos, se abre la veda para la caza del cristiano.

    Hoy más que nunca el movimiento objetor es necesario. Digo más, es imprescindible. Pero no porque sea sólo un muro de contención al nuevo totalitarismo que decididamente se abre camino en España. Es imprescindible porque las familias objetoras, con su testimonio de libertad, son germen de una educación al servicio del hombre y no del Estado o del Partido. El movimiento objetor dará una batalla muy dura en los Tribunales, en los medios, en los colegios e institutos. Estas sentencias no zanjan nada, sino que abren aún más una batalla por la libertad de educación. Una batalla que no ha hecho más que empezar. Sabremos estar a la altura de las circunstancias.

    Carlos Jariod es presidente de la Asociación de Profesores Educación y Persona"

    www.libertaddigital.com/opinion/carlos-jariod/una-polemica-que-no-cesa-47869/




    "EpC
    Arrogancia e incongruencia supremas
    Guillermo Dupuy

    No sé si conocen aquel chiste de un marido que se jactaba de que en su casa era él quien tomaba las "decisiones importantes", para reconocer, a continuación, que entre las decisiones que se reservaba su mujer estaba la de decidir qué era y qué no era "importante".

    Pues bien, este chiste me lo han recordado una de las recientes sentencias del Tribunal Supremo que, al tiempo que reconoce el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo a sus convicciones, se reserva en la practica el dictar qué es conforme o disconforme a esas ajenas convicciones morales.

    A uno, que también tiene en mente aquella máxima kantiana de que "nadie puede hacerme feliz a su manera", no le deja de sorprender esa arrogancia de los magistrados que creen poder saber mejor que los propios afectados lo que a estos les resulta conforme o disconforme con sus propias convicciones morales.

    Y es que, al contrario de lo que cabría esperar de una sentencia denegatoria del derecho a la objeción en este terreno, el Tribunal Supremo no cuestiona, ni limita, aun de forma artera, el derecho de los padres a elegir la formación moral para sus hijos; tampoco deniega la objeción en base a lo supuestamente inapropiado de esa vía para oponerse a una norma educativa susceptible de ser declarada inconstitucional; ni siquiera cuestiona las convicciones morales de los padres objetores y su compatibilidad con otros principios constitucionales, a tener también cuenta. Lo que hace el Supremo, fundamentalmente, es negar la mayor, en este caso, una evidencia irrefutable como la de que hay padres que sí consideran que EpC contraría las convicciones que ellos quieren transmitir a sus hijos y que lo consideran así hasta el punto de reivindicar la objeción de conciencia, origen mismo de todo el proceso judicial.

    Como semejante negación de lo evidente nos obligaría –y no me apetece– a entrar en el desacreditado terreno del psicoanálisis, y en el de esos casos de trastornos freudianos en los que el paciente transmite lo contrario a sus deseos y convicciones, sólo me queda por añadir que esta sentencia también me ha recordado la incongruencia de aquel no menos lamentable fallo del Tribunal Constitucional respecto a la modificación de la ley orgánica del CGPJ de 1980. En esa histórica sentencia 108/1986, el Tribunal Constitucional advertía claramente del "riesgo de que las Cámaras atiendan sólo a la división de fuerzas existente en su propio seno y de que distribuyan los puestos a cubrir entre los distintos partidos", para concluir, en fragrante incoherencia, en favor de una reforma por la que los 20 miembros del CGPJ pasaban a ser elegidos en su totalidad por el Congreso y el Senado.

    De igual forma, las sentencias del Supremo que ahora nos ocupan hacen una absoluta reivindicación del derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo a sus convicciones; apelan a una "exquisita" observancia de la "neutralidad del Estado" en este terreno y desautorizan expresamente la imposición o inculcación, "ni siquiera de manera indirecta, de puntos de vista determinados sobre cuestiones morales que en la sociedad española son controvertidas". Sin embargo, fallan en contra del derecho de objeción a una asignatura que entra de lleno y toma partido en cuestiones tan moralmente controvertidas como la ideología de género, el matrimonio o la adopción por parte de homosexuales, el aborto, la eutanasia y, en general, muchas de las que ocupan el programa y los libros de texto de la citada "asignatura". Es por ello por lo que uno ya no sabe si estamos ante un caso de incongruencia o, más bien, de esa hipocresía que La Rochefoucauld definía como "el homenaje que el vicio rinde a la virtud". En cualquier caso, esta sentencia debería avergonzar incluso a los partidarios de denegar la objeción de conciencia y, desde luego, no me extraña que, junto a los votos discrepantes, también haya habido numerosos votos particulares concordantes."

    www.libertaddigital.com/opinion/guillermo-dupuy/arrogancia-e-incongruencia-supremas-47870/

    "La sentencia
    Álvaro Vermoet Hidalgo, presidente de la Unión Democrática de Estudiantes (UDE).

    O, mejor dicho, las sentencias. Debo ser de los pocos que no cree que el mensaje que se deba trasladar a la sociedad tras las sentencias del Tribunal Supremo sea que nos han dado la razón y que el Gobierno ha salido perdiendo. No señor, el Tribunal Supremo ha fallado contra la objeción de conciencia, qué duda cabe, y pese a que sólo resuelve en casación unos recursos concretos lo cierto es que crea una jurisprudencia (lato sensu) de la que difícilmente se moverá la Sala de lo Contencioso-Administrativo.

    La gran contradicción de la sentencia que avala los temarios de Educación para la Ciudadanía es que prohíbe impartir en la enseñanza obligatoria doctrinas sobre cuestiones sobre las que no existe consenso moral en la sociedad y, sin embargo, admite que dichas cuestiones sean objeto de una enseñanza cívica (que no debate ético o reflexión moral), cuando difícilmente la posición política de un liberal será la misma que la de la editorial de turno sobre, pongamos, el cambio climático o la alianza de las civilizaciones. A lo que se quieren agarrar algunos es a la vía que el TS "abre" (en realidad no abre nada que no esté regulado ya en la Ley jurisdiccional y en la propia Constitución), que sería el proceso preferente y sumario de tutela de derechos fundamentales ante el juez de lo contencioso-administrativo ordinario.

    De lo que se trata es, por tanto, de esperar a que el daño esté hecho para recurrir en defensa del derecho fundamental a la libertad de enseñanza y a la libertad ideológica cuando dichos bienes jurídicos hayan sido ofendidos por un libro de texto, un programa de estudios o un profesor. Las limitaciones son evidentes: el tiempo, el dinero, el hecho de que cualquier resolución judicial, aún las medidas cautelares, llegará cuando el daño esté hecho y sea ya irreversible, etc. Pero existe, además, otra limitación, derivada del hecho de no poder objetar al programa de la asignatura, como ha impedido el Supremo, y tener que esperar a recurrir en vía administrativa.

    Esta limitación consiste en que, contencioso-administrativamente, si es que existe una palabra semejante, sólo se puede impugnar un acto de la Administración, o actuación material de la misma o sus funcionarios que no se ampare en acto alguno, lo cual ya nos limita, de entrada, a los colegios públicos. Los libros de texto no requieren ya una autorización ministerial, con lo que no existe ahí un acto recurrible. Y no puedo recurrir por esta vía el libro per se. Por tanto, sólo sería recurrible la decisión de un órgano de un colegio público de utilizar un libro que claramente conculque estos derechos. Y si encontrar semejante acto y poder recurrirlo parece extremadamente difícil, no digamos ya impugnar las doctrinas que imparta un profesor en esta asignatura, que tiene como defensa la interpretación que hace la jurisprudencia constitucional (TC) sobre la libertad de cátedra de los profesores de los colegios públicos. Por tanto, si no es un suspenso rotundo fundado en el sectarismo ideológico lo que se recurre, pocas esperanzas tengo yo en esa vía que se dice que deja abierta el Supremo.

    Bien es cierto que los padres que han perdido el recurso tienen aún la posibilidad de recurrir en amparo ante el Constitucional y, si eso, ante el TEDH de Estrasburgo. Centrémonos, hasta entonces, en denunciar que mientras la Instrucción Pública falla en lo esencial sin que a nadie le preocupe, el Gobierno socialista sigue empeñado en crear una asignatura de corrección política que pretende, una vez más, deslegitimar a quienes desde ideas liberales o conservadoras se oponen a las banderas de la izquierda, ya sean el ecologismo, el multiculturalismo o el multilateralismo."

    http://blogs.libertaddigital.com/cien-mil-objeciones/

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  4. El PSOE ha sabido aprovecharse de la inmadurez política de la sociedad española, que apenas a avanzado en el sentido democrático en estos 30 años. El PSOE, en lugar de aportar algo a esto, hace lo que han hecho todos los partidos hasta ahora, aprovecharse de la confusión y desconocimiento de la gente.

    En este sistema de partidos, el partido ganador es el que decide lo que es democrático y lo que no. No ha habido aún un debate social, no político en donde se aclare todo esto, para que no sea el poder político de turno el que lo tenga que decidir, averiguar cuales son esos valores universales que y traspasarlos a un sistema legal y que no tenga que ser el partido de turno el que los decida.

    Pero todo eso no está recogido en la constitución, deficientemente democrática, y eso supondría que los partidos dejarían de tener el poder que tienen.

    Y ahí, amigos, con el poder político hemos topado.

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  5. EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA = ADOCTRINAMIENTO TOTALITARIO SOCIALISTA

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  6. Interesante análisis pre-electoral:

    "Una semana electoral entre el vértigo y la ruina

    Federico Jiménez Losantos

    En siete días y a estas horas de la noche tendremos ya una perspectiva del inmediato futuro político, tanto para el PSOE como para el PP. Es curioso lo que dos elecciones regionales pueden dar de sí, pero es el caso de las gallegas y las vascas. Estas últimas son las más reñidas según las encuestas desde 1980, o eso dicen los expertos. Yo en un país que vive bajo el terror no hago caso de las encuestas ni confío en las elecciones, aunque los resistentes al separatismo y el terrorismo siempre defienden la posibilidad de votar. Supongo que es una forma parcial de acercarse a la democracia y lo aprecian mejor que yo. Pero lo triste es que cada vez más las elecciones de las taifas se parecen a las vascas y catalanas: nacionalismo hegemónico en lo político, mediático y educativo; los partidos antaño españoles oscilando entre el travestismo y la alta traición; y todos exhibiendo lo muchísimo que valen y lo poco que les valora España. O sea, un horror.

    Por supuesto, los electores pueden corregir muchas cosas, pero la experiencia demuestra que hay un código no escrito en la casta política que les lleva a luchar por el Poder, la Tele y el Presupuesto, pero nunca por las ideas y los principios que hacen posibles una nación política y un Estado democrático. Por eso España ha cambiado varias veces de Gobierno pero sólo cambia a peor en cuanto signifique Libertad y Estado de Derecho.

    En estas dos elecciones se cruzan, sin embargo, el problema nacional de fondo y los problemas políticos y de liderazgo de los dos grandes partidos, PSOE y PP. En las elecciones gallegas, el PP se asoma al vértigo del triunfo, que la caída del PSOE hace posible, y la derrota que significaría no formar gobierno y que precipitaría o, al menos, debería precipitar una catarsis interna y un congreso democrático que liquide la ruinosa añada rajoyesca. Es posible que de ese congreso saliera vencedor Gallardón, porque todo es empeorable en la Derecha. Pero el tambaleante edil, cuyos viajes "gratis total" deben de ser muchos más y mucho más caros que los de Bermejo, aún no ha heredado.

    Por fin un partido, UPyD, ha roto el tabú del voto emigrante en Galicia, uno de los casos de corrupción política más escandalosos de España. Basta decir que el nieto de un gallego que jamás ha vuelto a la Galicia de sus abuelos tiene el mismo derecho a votar que los que viven y pagan impuestos en la tierra de Rosalía, Cunqueiro y Valle Inclán. Eso es una estafa abocada a la corrupción, y espero que uno de los dos grandes, el que pierda, se una a UPyD para acabar de raíz con esa tomadura de pelo y de urna. Es como lo del cupo fiscal vasco, sólo denunciado por UPyD y motivo muy sólido para votarlos.

    Aunque la encuesta electoral del Gobierno vasco ha dado al PSOE una posibilidad de victoria que sólo tiene el PNV, sí sería posible que una alianza PSE-PP-UPyD lograra la mayoría suficiente para formar Gobierno. Esa sería la última oportunidad de ZP para enmendar su rumbo político, aunque a él le convenga en Madrid pactar con el PNV y los nacionalistas en general, que en Cataluña son, simplemente, los suyos. Ahí sí que la aritmética nos acerca al vértigo. Con los resultados de María San Gil y los escaños que gana el Parlamento por la prohibición a las siglas proetarras, el PP hubiera sido factor clave en la creación de una alternativa al nacionalismo. Pero habrá que contar los votos.

    Sade escribió dos novelas sobre dos hermanas: Justine, ou les malheurs de la vertu y Juliette ou les prosperités du vice. Es mucho mejor la que trata de las desgracias de la virtud, pero se acercan mucho más a la trayectoria del PSOE las prosperidades del vicio. Zapatero, por tener, hasta tiene la oportunidad de enmendarse. El PP, sólo de sobrevivir."

    (Blog de Federico - LibertadDigital.es)

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  7. ¿ZAPATERISMO IGUAL A CHAVISMO?

    Pues parece que sí...

    LA CHAVIZACIÓN DE ESPAÑA.

    Por Ignacio Cosidó

    "La España de Zapatero se parece por desgracia cada vez más a la Venezuela de Chávez. No es por tanto extraño que ante la detención y expulsión de Venezuela del europarlamentario español Luis Herrero la pasada semana por atreverse a criticar al autócrata de Caracas, el PSOE español se pusiera del lado del régimen bolivariano en vez de apoyar a un representante democrático europeo. El Gobierno de Zapatero no es sólo el más firme aliado europeo de Hugo Chávez en Europa, sino uno de los principales proveedores de armas para la revolución bolivariana, a la que vendemos buques de guerra, una revolución que pretende además expandirse por todo el hemisferio suramericano. Es más, Zapatero se refleja cada vez con mayor nitidez en el espejo del régimen de Chávez como modelo para su política en España.

    El primer rasgo común de ambos es la persecución de la oposición democrática. El Gobierno de Zapatero está utilizando cada vez con mayor descaro todos los instrumentos del Estado para intentar criminalizar al Partido Popular en su conjunto, algo que recuerda a las prácticas dictatoriales utilizadas por el coronel Chávez para liquidar a su propia oposición. La cercanía del PSOE a aquellos movimientos izquierdistas que se dedican a boicotear actos del PP y su propensión a no condenar las agresiones violentas cuando son realizadas contra la oposición, alientan un clima de creciente hostilidad social contra sus adversarios políticos.

    Un segundo rasgo en común es su voluntad de dinamitar el Estado de Derecho y lograr un poder absoluto. No es ningún secreto que Zapatero ha buscado desde su llegada al poder someter al Poder Judicial a su control político, modificando a la mayor urgencia cualquier legislación que permitiera un margen de independencia. La última expresión de este conflicto entre el Gobierno y el Poder Judicial ha sido la inédita huelga de jueces del pasado miércoles. La división de poderes, fundamento de todo sistema democrático, es cada vez más débil en la España de Zapatero y ha desaparecido por completo en la Venezuela de Chávez.

    Emerge también un creciente autoritarismo de izquierda en ambos países. Ejemplos de ese creciente autoritarismo en la España de Zapatero serían las redadas indiscriminadas de extranjeros ordenadas por el ministerio del Interior, el recorte de las libertades sindicales en el seno de la policía o la obligatoriedad de una formación ideológica y moral en las escuelas.

    En economía ambos comparten una vocación profundamente intervencionista y un afán por el control político de todos los sectores productivos. La pertenencia de España a la Unión Europea reduce sin duda el margen de maniobra en el caso español, pero la voluntad de Zapatero por interferir en las empresas privadas quedó en evidencia en el caso de Endesa, hoy finalmente en manos del estado italiano, o en el frustrado intento de asalto al BBVA. La actual crisis económica abre además nuevas posibilidades al Gobierno para intervenir en la economía, especialmente en el sector bancario, donde el Gobierno dice estar perdiendo la paciencia. Todo ello aderezado en ambos casos por una creciente utilización del gasto público para generar clientelismo político.

    También en política exterior hay sustanciales coincidencias entre Zapatero y Chávez. El régimen venezolano es el principal aliado de la Cuba castrista en America Latina y Zapatero es el principal defensor de la dictadura cubana en Europa. Chávez fue el líder sudamericano que más contundentemente condenó a Israel por su reciente intervención en Gaza y Zapatero fue el líder europeo que se mostró más abiertamente antiisraelí. Ambos fueron también dos líderes destacados del movimiento antiamericano tras la guerra de Irak.

    Hay sin duda más rasgos comunes entre chavismo y zapaterismo de los aquí comentados, pero los casos mencionados son suficientes para demostrar ese creciente paralelismo entre el régimen bolivariano y el proyecto de cambio radical que Zapatero quiere para España. Es cierto que el caso venezolano se encuentra en un estado mucho más avanzado de involución democrática, pero las últimas señales lanzadas por Zapatero parecen seguir la estela del chavismo de forma cada vez más preocupante.

    Ignacio Cosidó es diputado del Partido Popular por Palencia."

    www.libertaddigital.com/opinion/ignacio-cosido/la-chavizacion-de-espana-47900/

    Y HABLANDO DE "EDUCACIÓN PARA LA PROGRESÍA"... veamos las aberraciones, coacciones y manipulaciones que se producen en las clases:

    Noticia:

    "Un profesor de EpC, antes de empezar la clase
    "Que levanten la mano los que van a misa""

    www.religionenlibertad.com/noticias/que-levanten-mano-van-a-misa

    "(José Antonio Méndez/ReL) "Su hija llegó a casa contando que el profesor de Filosofía y Ciudadanía -la versión de Educación para la ciudadanía para Bachillerato- comenzó la clase con la intención de que se significasen públicamente los alumnos católicos. Les dijo: Que levanten la mano los que van a misa. Unos cuantos la levantaron, y otros se negaron porque dijeron que las creencias pueden hacerse públicas o no, y que nadie podía exigir que lo hiciesen. Como eran mayores, supieron ver la intención del profesor, al poner al descubierto quiénes eran católicos, para encasillar su opinión en los debates que hiciesen en clase. La madre nos pidió consejo con el curso empezado, porque desde ese momento quiso objetar. Un caso parecido fue el de otros padres que decidieron objetar a mitad de curso, cuando la profesora de EpC explicó la creación diciendo que, cuando el hombre descubrió su conciencia, fue expulsado por Dios del paraíso, para sugerir que los que creían en Dios tenían la conciencia adormecida".

    A pesar de lo extenso de este primer párrafo, estamos seguros de que el lector habrá terminado de leer -quizá con preocupación- estas palabras en las que, doña Caridad Navarro, de Concapa-Albacete, esboza los casos de padres que acuden a su asociación, preocupados por los excesos de ciertos profesores de Educación para la ciudadanía que, amparados en manuales más que dudosos, no dudan en poner en la picota a los alumnos objetores e incluso a los católicos. Es el caso de padres como don Alejandro Campoy y su mujer, doña Mónica García, miembros de Concapa-Toledo y primera familia objetora de toda España.

    Como señala don Alejandro, "en nuestro caso, la dirección del centro no nos puso pegas, y en la APA hubo padres que nos apoyaron e incluso terminaron por objetar. Otras APAS lo han tenido más difícil, porque están en primera línea. Si el centro te apoya, es más fácil, pero si obstaculiza la objeción, los padres y los alumnos lo pasan muy mal, porque están metidos de lleno en la boca del lobo". Campoy recuerda que "los padres objetores tenemos una responsabilidad aún mayor hacia nuestros hijos. Aunque en principio no pueden suspender a los objetores, hay que cubrirse las espaldas, y por eso los niños tienen que aprobar el resto de asignaturas. Nosotros tenemos que vigilar su estudio, repasar con ellos, ayudarles con los deberes..." Y añade un consejo: "Aunque el centro diga que adapta la asignatura, es mejor que los padres no se fíen. Estamos a tiempo de objetar, porque los manuales esconden contenidos que pueden ir contra los valores morales que los padres quieren para sus hijos".

    ¿Es el sexo inmoral?

    Y para muestra, un botón. En un instituto madrileño, algunas de las preguntas del examen de EpC para la segunda evaluación se basan en el libro Ética para Amador, de Fernando Savater, y se exige a los alumnos que respondan preguntas como éstas: ¿Cuál es la actitud sana ante el placer?; ¿Son las conductas sexuales inmorales?; Si la condena a la sexualidad por inmoralidad se funda en el miedo al placer, ¿por qué se tiene miedo al placer?; ¿Se reduce la experiencia sexual en los seres humanos a la función procreadorea?; ¿Cuál es el origen del mal? Lo que no se indica, claro, es en qué apartado de la Constitución o de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se responde a estas cuestiones.

    Más objeciones y sentencias... a pesar del fallo

    La sentencia completa de Educación para la ciudadanía ya se ha hecho pública. Aunque, como ya había informado este semanario, el fallo no ampara la objeción de conciencia frente a EpC y declara la asignatura como «ajustada a derecho», los contrarios a la materia cuentan con un número de objeciones cada vez más elevado, en caso de querer llevar la asignatura hasta el Tribunal Constitucional o al de Estrasburgo. Desde que se hizo pública una Nota de Prensa con un resumen del fallo del Supremo, se han notificado cuatro sentencias del TSJ de Andalucía y dos autos de medidas cautelares en un juzgado de Toledo, favorables a los objetores. Amén de las 257 nuevas objeciones en Madrid, Valencia y Castilla y León. Datos que se abordarán en el II Encuentro Nacional de Objetores a EpC, que se celebrará el sábado 28 en Madrid. Más información, en el teléfono 620 466 175 o en www.encuentrodeobjetores.org"

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  8. Anónimo7/5/09 02:52

    yo me pregunto, después de leer su asqueroso comentario. ¿Qué hace un andaluz, español metiendo sus groseras narices en las cosas de nuestro país' ¿Es que les parece poco el daño que le hicieron a venezuela por casi 400 años?. Sólo respiran por la herida porque ahora sí tenemos un Presidente con personalidad que no se arratra como lo hicieron los de la cuarta. Buenas noches, Señores, duerman tranquilos, que ahora les queda de para arriba seguir colonizando a países libres......

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