Para después de los sanantolines

En la entrada sobre el carril bici que colgué hace un par de días, se ha generado una polémica sobre el supuesto interés de la diputada nacional por el PP y portavoz en el ayuntamiento de Palencia, Celinda Sánchez, por sustituir a Enrique Martín como presidente de la diputación. Yo considero que esta circunstancia, a pesar de que Martín no repetirá en el cargo, no se dará en la próxima legislatura.

El próximo presidente de la diputación de Palencia, o candidato del PP a dicha magistratura, será el delegado de la Junta en Palencia, José María Hernández. Es el que lleva mucho tiempo aspirando al cargo, es el que Carlos Fernández Carriedo quería haber puesto en esta legislatura y es el que se lo está trabajando desde el 28 de mayo de 2007, es decir, al día siguiente de las elecciones, como debe ser. Y para no repetir errores anteriores, Hernández, se ha trabajado en estos cuatro años a los alcaldes, yendo a inaugurar todo aquello que la Junta financiase en los pueblos, aunque fuese un simple tobogán para niños. Basta con repasar la hemeroteca de la legislatura para comprobarlo.

Este previsible cambio está poniendo nerviosos a muchos diputados, en especial a aquellos que no tienen ni oficio, ni beneficio. Que ven como su actual medio de vida está en peligro. Por que una cosa está clara, si como se prevé, Enrique Martín se va por las buenas, tendrá una buena salida –un cargo de esos de mucha categoría, de buen sueldo y poco trabajo– pero solo lo habrá para él. También puede resistirse, le echarán de igual modo y tendrá que abrir un bufete como hizo su eterno archienemigo, Jesús Mañueco. Al menos Martín ya viene con la licenciatura desde casa.

Es por ello que se están lanzando muchas serpientes veraniegas, a ver si pica alguna y alguno se salva. Por ejemplo, esa que dice que Isidoro Fernández Navas va a la presidencia de la diputación. Fernández Navas es un superviviente y esta vez también se salvará, ahí es donde hay que enmarcar la “culebra”. Y lo de Celinda es lo mismo, a alguno le vendrá bien la historia y lanza esa piedra en el estanque para que la ola, ya sea para subirse en ella o para ponerse como rompeolas, le beneficie. Ni más, ni menos.

Pero todos tranquilos, que de estas veremos muchas, sobretodo después de los sanantolines que es cuando empieza el periodo previo a la configuración de las listas. Es cuando el animal político pierde toda su humanidad y se convierte en una acariciador de perneras, en un “que casualidad que me he encontrado contigo por aquí” y en un olfateador de susurros, de insinuaciones, de gestos y suspiros, todo con tal de escrudiñar por donde sopla el viento, esperando que un poco del “polvo mágico” que se desprende de las alas de los hados poderosos caiga sobre sus cabezas. Y resuelto lo importante, vendrán las elecciones que es donde a los ciudadanos nos dejan decidir un poquito, solo entre sopa o caldo. Que si nos dan muchas opciones nos podemos liar, ya que no estamos acostumbrados.