El adelanto electoral en Asturias y las grietas del sistema

Nunca he sido muy casquista, ni siquiera cuando era el general secretario del PP, pero me gusta que un gobernante devuelva la pelota a la ciudadanía cuando su gobierno está bloqueado. Porque Cascos, en la situación en que se encontraba el gobierno regional asturiano, podía hacer dos cosas, dedicarse al chanchulleo o convocar elecciones. Y ha hecho lo segundo que es lo democráticamente aceptable.

La relación de los españoles con la política ha cambiado. Soy consciente que haciendo el análisis medio de la situación política actual, esto no es fácil de detectar. El PP ha conseguido la mayoría absoluta hace un par de meses, el poder autonómico está en manos de los partidos tradicionales, en los ayuntamientos pasa tres cuartos de lo mismo. Entonces, ¿de dónde saco que las cosas han cambiado?

Pues, han cambiado en que a un sistema tan cerrado como el que tenemos, donde es prácticamente imposible hacer política fuera de los partidos tradicionales, partidos que están fuertemente controlados por sus dirigentes y que expanden su poder por todos lo ámbitos de la sociedad, le han salido grietas. Grietas como la consolidación de Ciudadanos de Cataluña, partido dirigido por un novato, que ya no lo es tanto.

Pero la prueba máxima del cambio es la existencia de UPyD y Foro Asturias, partidos nuevos creados por políticos viejos. Y clave está en los políticos viejos. Cualquiera puede liarse la manta a la cabeza, crear un partido y presentarse a unas elecciones, pasa todos días y normalmente ni nos enteramos. Pero cuando es un político viejo, que conoce el funcionamiento del sistema, el que crea un partido es porque sabe que de ese pozo se puede sacar agua. Y de ese pozo cada día mana más agua, porque cuando una dictadura –y esta partitocracia lo es– empieza a agrietarse, su fin está cerca.