Entramos en deflación
Por primera vez en la historia –o al menos desde que hay estadísticas– los precios bajan. El Índice de Precios de Consumo (IPC) registró en marzo el primer signo negativo de su historia al situarse en el –0,1% en tasa interanual, a pesar de que en marzo los precios subieron el 0,2%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
¡¡¡MUCHAS GRACIAS ZP!!!
ResponderEliminarEntramos en el círculo vicioso de la deflación... mal asunto. Y el paro subiendo y el sucesor de Romero Robledo en la compra de votos proponiendo la extensión del subsidio de desmpleo con unos cariñosos sindicatos cuya única propuesta se reduce a limitar las jornadas laborales ¡¡¡a cuatro días!!!. Y en plena crisis. Pues que no vayan un solo día, y directamente a las colas de INEM o a ineficaces cursos para demepleados como los de la Junta de Andalucía que consistían en el visionado de infumables pelis del cine español, hoy contento con su lobby instalado en el Ministerio.
ResponderEliminarPor cierto, MAFO -poco sospechoso de ser un salvaje capitalista neoliberal" ya ha dicho que la Seguridad Social entrará en números rojos y que o se aumenta la edad de jubilación o la quiebra llegará de un momento a otro.
http://www.elmundo.es/mundodinero/2009/04/15/economia/1239809408.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/04/16/opinion/2630475.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/04/16/opinion/1239876486.html
Por su interés (relativo a la jubilación y las palabras de ayer de MAFO que tan mal sentaron en las filas socialistas). Se rescata un artículo de 1998, ya verán por qué:
ResponderEliminarPalabras archivadas (Por Julio Miravalls)
"La proeza de Glenn y la jubilación
JULIO MIRAVALLS
Dice el Gobernador del Banco de España que es necesario retrasar la edad de jubilación. En los primeros días de noviembre de 1998, el veterano astronauta John Glenn, el primer estadounidense que había orbitado la Tierra (en 1962), regresó al espacio con 77 años. Una hazaña que motivó el contundente análisis de ROBERT J. SAMUELSON sobre la vejez y el retiro, desde una óptica social y económica:
**El regreso de John Glenn al espacio ha cautivado a la mayor parte de nosotros, y ha atemorizado a unos cuantos. Aunque quizá se trate principalmente de una estrategia publicitaria, sin duda ilustra el tópico de que la vejez ha dejado de ser lo que era. Quizá no se obtengan muchos conocimientos del cuerpo humano con los experimentos de Glenn, pero el hecho de que un hombre de 77 años haya estado en órbita alrededor del globo es un claro recordatorio del debate que aún no ha comenzado.
Nuestra política con respecto a las personas de edad avanzada se basa en supuestos anticuados. Cuando el Congreso creó la Seguridad Social en 1935 la esperanza de vida era de 62 años, y la población que sobrepasaba la edad de 65 años era muy reducida. Se daba por sentado que los ancianos, es decir, todo aquel que tuviese 65 años o más, eran personas decrépitas y dependientes. Lo más humano, se pensaba, era protegerlos contra la pobreza.
Sin embargo, estos supuestos han dejado de ser válidos. La esperanza de vida es ahora de 76 años, y va en aumento. La proeza de Glenn resulta excepcional, pero todos los días leemos noticias de estadounidenses de edad muy avanzada que llevan a cabo actividades aún más agotadoras, como correr en un maratón o escalar una montaña. La gente no sólo vive más años, sino que también está más sana. No obstante, de acuerdo con la política social la edad de 65 años sigue siendo el umbral de la vejez.
En cuanto a las creencias de la sociedad, el concepto de la vejez pronto será modificado. Las hazañas de gente mayor, como la realizada por Glenn, acelerarán el cambio de actitud. A medida que los miembros de la generación de la posguerra se acerquen a la edad de 60 años (ahora tienen cincuenta y pocos), insistirán en su fortaleza física y su importancia en la sociedad. Sin embargo, en el terreno de la política parece menos probable, si bien es igualmente necesario, que se lleven a cabo ciertos cambios.
Un reciente informe de la Oficina del Presupuesto explica por qué es imprescindible cambiar de actitud. En 1997, el gasto en Seguridad Social representaba el 4% de los ingresos nacionales (Producto Interior Bruto), Medicare el 3% y Medicaid el 1% (Medicare es el programa de asistencia sanitaria para las personas mayores; Medicaid cubre la mayor parte del gasto de las residencias de ancianos). Esto supone el 8% del PIB. De continuar la actual política social, este gasto se elevará hasta el 13% del PIB en el año 2020, lo que supone un aumento del 63%. El gasto de la Seguridad Social supondrá el 6% del PIB, de Medicare el 5% y de Medicaid el 2%.
Sólo hay varias formas de hacer frente a este incremento: aumentar los impuestos, reducir otros gastos o crear un enorme déficit presupuestario; o si no, reducir las prestaciones de los programas sociales. Es posible que a la larga se tomen todas estas medidas a la vez. Sin embargo, la más difícil e importante es reducir las prestaciones en el futuro.
Tenemos que volver a redactar el pacto social entre las generaciones. Para cubrir el gasto de las jubilaciones del futuro habría que aumentar considerablemente los impuestos de los trabajadores.
Sin embargo, esta medida no sería ni defendible ni conveniente. Estas inmensas transferencias de recursos de una generación a otra requieren una justificación, y la verdad es que los argumentos morales en los que se basa la solicitud que hacen los mayores a los más jóvenes, los programas gubernamentales, han perdido gran parte de su peso.
Volvamos ahora a Glenn. Desde su ascenso al espacio hemos escuchado muchas afirmaciones retóricas y exageradas sobre la necesidad de sacar más provecho del "talento y la energía de los mayores". Bueno, la mejor forma de aprovechar su talento sería permitiéndoles trabajar durante más años. Deben proporcionar más fondos para su propia jubilación. En palabras llanas, no deben convertirse en una carga social a una edad relativamente temprana.
En la práctica se debería poner trabas a la jubilación anticipada. Se debe aumentar la edad mínima para recibir las prestaciones de Seguridad Social (se ha previsto que para el año 2007 la edad mínima sea de 67 años; pero debería ser mayor, probablemente sobre los 70, e implantarse más pronto). Los jubilados deberán pagar una parte mayor de los gastos de Medicare. Y las ventajas fiscales de las que gozan los mayores de 65 años, como la exención de parte de los ingresos de su jubilación, tendrán que ser eliminadas, así como el baremo de ingresos que aplica la Seguridad Social, según el cual se penaliza a las personas que trabajan reduciendo sus prestaciones.
Es posible que estas medidas parezcan muy severas, e incluso podrían interpretarse como un ataque contra los ancianos. Pero no lo es. No propongo que todo el mundo trabaje 60 horas semanales hasta cumplir los 90 años. Conforme la gente se hace mayor, es posible que quiera combinar el trabajo con el ocio, manteniendo empleos a tiempo parcial o discontinuos.
La economía de Estados Unidos siempre se ha destacado por su capacidad de crear puestos de trabajo que se amolden a las necesidades sociales de los ciudadanos. Y nuestra economía necesitará más trabajadores, ya que el número de personas en edad de trabajar será cada vez menor debido al envejecimiento de la población.
Tampoco estoy proponiendo que se modifiquen de forma precipitada la política fiscal y las prestaciones sociales. Deberían llevarse a cabo en fases, de modo que la gente tenga tiempo suficiente de reaccionar.
Debemos reinventar la jubilación. No se trata de llevar a cabo un ejercicio de contabilidad. Los nuevos planes de jubilación tendrán que ser un reflejo del sentido de responsabilidad colectiva y de la actual realidad social. El viaje al espacio de Glenn demuestra cuánto ha cambiado esta realidad.**
(El artículo La proeza de Glenn y la jubilación fue publicado por Robert J. Samuelson en EL MUNDO el 9 de noviembre de 1998)."
www.elmundo.es/elmundo/2009/04/16/palabrasarchivadas/1239883507.html
¿Qué les parece?