Bien por Cosidó
Tras la resaca del encuentro cósmico Obama-Zapatero y con el PP enredándose el solito con la correa del caso gürtel, hay, al menos, un diputado que hace su trabajo, está donde tiene que estar y dice lo que tenía que ser dicho. Este es el diputado del PP por Palencia Ignacio Cosidó y lo ha hecho en la sesión de control al gobierno cuando ha preguntado al ministro del Interior por el caso faisán.
Ha iniciado su intervención esquivando la “engañarifa” que preparó ayer, como no, el togado Baltasar Garzón, con la detención del negociado político de la banda terrorista Eta. ¿Casualidad?, pregunten a Pascual Tumburri que opina al respecto.
Después ya entrado en materia ha calificado el hecho como “la mayor vergüenza, traición e ignominia en tres décadas de lucha contra el terrorismo”. Lo cual comparto con todas y cada una de las palabras utilizadas para expresarlo.
Amén de pedir a Rubalcaba que hable y que no se esconda, de preguntarle su opinión sobre varios puntos clave del chivatazo, ha terminado solicitando el nombre de la persona que dio la “orden política” de dar ese soplo a ETA porque es imposible que un policía lo haga por si solo, ¿se acuerdan de Amedo? Y ahí está la madre del cordero de esta traición. Traición enmarcada en el “proceso de paz” de nuestra desgracia. Que demuestra la catadura moral de ciertos sujetos llegados a altas magistraturas.
Todavía habrá quienes seguirán diciendo que Zapatero hizo bien en intentarlo, allá ellos. Y seguirán defendiendo que fue lo mismo que lo que hizo Aznar. Y unas narices. Decid lo que os dé la gana pero esto –la traición del faisán– es la esencia del “proceso de paz”, en eso, a escala global, consistía las “ansias de paz” de Zapatero.
Coda: Nacho, no te acostumbres a estas alabanzas, me cuesta mucho hacerlas, incluso cuando os las merecéis, y rara vez os las merecéis.
Totalemnte de acuerdo. Y orgulloso de que un diputado como Cosidó siga demostrando su valía sin doblegarse a la corrección política evidenciando en el Parlamento la ignominia del mal llamado "proceso de paz" y de la instrumentalización de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, haciendo sopolos a la banda criminal con la que negociaba el inquilino monclovita y sus secuaces.
ResponderEliminarLas "engañifas" garzonescas ya nos las conocemos todos, ir sacando las cosas según le conviene y basta que sliese lo del chivatazo faisanesco para que ayer optase por descabezar a esos etarras a los que ayer rendían pleitesía como "hombres de paz" actuando según lo aconsejase la jugada.
La traición zapateril y ultraje que perpetró no se olvidan y es bueno constatar que sigue habiendo políticos decididos a poner contra las cuerdas a especímenes como Rubalcaba, ese portavoz de los GAL; del crimen de Estado y la Guerra Sucia, reminiscencia felipista que rescató ZP y fue valedor de la infame negociación. Mi más sincera felicitación y gratitud al Sr. Cosidó por seguir fiel a sus principios defendiendo la libertad y dignidad de todos frente a los atropellos liberticidas del socialismo patrio. ¡Bravo por él!
"Cuando la jugada lo aconseje"
ResponderEliminarEl pasado mes de abril, Cándido Conde-Pumpido se descolgaba, en unos desayunos de Europa Press, con unas curiosas declaraciones en las que cuestionaba la labor de la Policía en la lucha contra ETA. Decía el Fiscal General del Estado que, a diferencia de la Guardia Civil, la Policía no había querido colaborar con la Fiscalía a la hora de anular las listas de ANV, aduciendo como razón que la Policía "sólo sigue órdenes de Garzón".
Básicamente, lo que Conde-Pumpido estaba haciendo era acusar a Garzón y a la Policía de no querer impedir la presencia de proetarras en las instituciones, lo que desató una airada respuesta de los sindicatos policiales. Pero Conde-Pumpido lanzaba también un dardo envenenado, sugiriendo que Garzón contaría con una "guardia pretoriana" policial, que sólo actúa a su servicio.
Aquellas declaraciones del Fiscal General del Estado fueron, si no el primero, sí al menos el indicio más visible de que se había desatado una lucha sin cuartel en el seno de nuestros aparatos del Estado. Lucha que se plasmaría en diversos episodios, en cuyo tratamiento mediático cabe adivinar el efecto de las filtraciones y contrafiltraciones efectuadas por los distintos bandos en conflicto: la cacería que le costó el puesto a Bermejo, los datos del sumario sobre la casa-refugio de islamistas en Santa Coloma, la desastrosa investigación de la muerte de Marta del Castillo, el episodio del robo de la droga en Sevilla, la fuga del capo responsable de la agresión a José Luis Moreno, la propia trama Gürtel, las querellas contra Garzón en el Supremo, el chivatazo contra ETA... Cada uno de esos casos ha servido, está sirviendo, para que los diferentes bandos (porque lo gracioso es que hay más de dos) intenten ganar terreno al enemigo, trinchera a trinchera.
Aparentemente presionado por las causas abiertas contra él, Garzón parece estar decidido a disparar contra todo lo que se mueve, y hoy reactiva querellas del SUP contra los periodistas que investigan el 11-M; mañana abre el cajón y retoma el sumario del chivatazo contra ETA, provocando la inmediata reacción de la Fiscalía; pasado mañana se hace traer desde el Índico a dos piratas con vestimenta guantanamera (complicando curiosamente el rescate del atunero vasco) y al otro decide detener a la cúpula de Batasuna. Está decidido a vender cara su piel. Aunque me da la sensación de que está muy lejos de haber sido derrotado. Y si no, que le pregunten a Rubalcaba.
Sea como sea, parece que la jugada aconseja ahora proceder contra los otrora "hombres de paz" de la Mesa Nacional de Batasuna. Esos mismos con los que Garzón, y Conde-Pumpido, y Rubalcaba, y Zapatero, nos decían a todos que había que negociar. Pero tanto se han manchado algunos con el polvo del camino, que ahora resultan ya casi indistinguibles, en el fragor de la pelea interna desatada. Así que cabe preguntarse: ¿quiénes son exactamente los que impulsan la jugada? ¿Qué pretende Garzón al ordenar ahora la detención de los miembros de la cúpula batasuna?
Lo único que tengo claro es que todos los actores juegan a un mismo juego, que tiene una sola regla, enormemente simple: gana aquél que consiga ser el último en quedar de pie sobre el terreno de juego. Así que hagan sus apuestas, caballeros. Yo voto por Alfredo.
http://iblogcosido.blogspot.com/2009/10/el-silencio-de-rubalcaba.html
ResponderEliminarhttp://www.libertaddigital.com/opinion/ignacio-cosido/el-silencio-de-rubalcaba-51296/