Un faisán, un comisario, Garzón, Rubalcaba y la madre que les parió a todos

Llevamos cuarenta años muriendo en manos de los terroristas etarras. Que ya no tengo claro, si son ellos los que han impedido que tengamos una democracia de verdad, o han sido la excusa para evitar tenerla, o de todo un poco. Estos asesinos han acabado con la vida de 1000 españoles, entre ellos varios niños y muchos policías.

Pero estas y otras obviedades se dejaron a un lado por el “proceso de paz” que era más bien “proceso de rendición” y el chivatazo del bar Faisán es la prueba del ocho de que es cierto lo que escribo. Me solivianta esta traición, porque es una traición, quizás la traición más grande que puede cometer un policía español hacía la Nación en general y sus compañeros en particular. Y también me solivianta que el PP no vaya con las antorchas encendidas al parlamento dispuestos prender a todo fuego si no se enchirona al comisario traidor y se echa a patadas del ministerio a Rubalcaba, o ¿hay alguien que se crea que el comisario traidor actuó sin el beneplácito o mandato del ministro?

Y Garzón, que buen juez para una mediocre democracia como la nuestra pero que en una democracia de verdad hacía tiempo que ya no sería juez –igual de rico, quizás, pero no juez–. ¿Por qué le entra ahora la prisa por finiquitar el caso, cuando llevaba tres años y medio guardado en un cajón? Porque ante la segura sentencia del Tribunal Supremo que quitará a Garzón del Juzgado Central nº 5 y la llegada al mismo de Grande–Marlaska, igual, se empezaba a investigar de verdad el tema. Hay que recordar que era Grande–Marlaska el juez que llevaba la investigación de la financiación de Eta y al que se debía informar con respecto a todo lo relacionado con el bar Faisán, allí donde las cámaras instaladas para investigar a los terroristas no grabaron durante el día de autos.

El remate para demostrar el conchaveo entre esta panda de sinvergüenzas es la petición del fiscal de la Audiencia Nacional Carlos Bautista –que me creo yo que lo hace sin el acuerdo del Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido– para que se archive el caso. Y Rubalcaba aplaudiendo con las orejas.

Los más enfadados, lógicamente, los policías incluidos los del SUP.