Nacimiento de una Autonomía
Hoy, 23 de abril, festividad de San Jordi es un buen día para recordar como se constituyó la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Para ello no nos remontaremos al siglo XI tal y como reza el preámbulo del nuevo Estatuto. Tampoco recordaremos la derrota y decapitación en Villalar, hoy de los comuneros, de los capitanes Padilla, Bravo y Maldonado a manos de Carlos I dando fin a la Guerra de las Comunidades de Castilla. Festividad de la izquierda regional que oficializó Juan Vicente Herrera en 2006.
Todo empezó cuando el gobierno de Adolfo Suárez se rindió ante las presiones de los socialistas andaluces, creando el Estado de las Autonomías o el “café para todos” del ministro andaluz Manuel Clavero. En ese gobierno había un leones, Rodolfo Martín Villa, que quería tomarse dos tazas y vio la oportunidad de ser Virrey de León. Pero como la región de León (León, Zamora y Salamanca) era poca cosa y además de izquierdas, hubo que unirla a la región de Castilla la Vieja, aunque no pudo evitar que se le escapasen Santander –hoy Cantabria– y Logroño –hoy La Rioja–, en cambio a Segovia si que la obligaron a quedarse. Para llevar a buen puerto este proyecto la UCD eligió a Juan Manuel Reol Tejada que como no creía en el autonomismo opto –como ha sido norma en este proceso descentralizador– por el discurso más victimista. Dimitiría como Presidente del Consejo el 21 de marzo de 1980. Con más bajos que altos y con la indeferencia de la población llegamos a la aprobación en 1983 del Estatuto y a la posterior inclusión de Segovia.
La marea socialista iniciada en 1982 inundó también a las primeras cortes autonómicas de Castilla y León dando la presidencia de la Junta a Demetrio Madrid. La crisis entre los socialistas de la región, que provocó la dimisión de Madrid y la no candidatura de su sucesor, Constantino Nalda, aumentaron las expectativas de Martín Villa de presidir la Junta. Pero se encontró con dos obstáculos: Óscar Alzaga, presidente del PDP, había roto con Fraga y presentaría candidatura a las elecciones de 1983 fuera de Coalición Popular. Esto no sería mayor problema porque el ex ministro azul estaría dispuesto a cambiar de nuevo de chaqueta y presentarse por Alianza Popular. Pero ahí es donde se encontró con el cerrajón del nuevo presidente de AP, Antonio Hernández Mancha, que se había comprometido con José María Aznar –y confiaba en tenerle como aliado para la renovación de la derecha española– para ser el candidato a la presidir la Junta de Castilla y León. Ni Jose María Cuevas –con lo que mandaba entonces la CEOE en la derecha política– pudo poner de candidato a su amigo y actual presidente de Sogecable, Martín Villa. El 8 de mayo de 1983 la Alianza Popular de Aznar gana al PSOE del “sobrao” Juan José Laborda por el 0,36% de los votos y el resto es historia.
Todo empezó cuando el gobierno de Adolfo Suárez se rindió ante las presiones de los socialistas andaluces, creando el Estado de las Autonomías o el “café para todos” del ministro andaluz Manuel Clavero. En ese gobierno había un leones, Rodolfo Martín Villa, que quería tomarse dos tazas y vio la oportunidad de ser Virrey de León. Pero como la región de León (León, Zamora y Salamanca) era poca cosa y además de izquierdas, hubo que unirla a la región de Castilla la Vieja, aunque no pudo evitar que se le escapasen Santander –hoy Cantabria– y Logroño –hoy La Rioja–, en cambio a Segovia si que la obligaron a quedarse. Para llevar a buen puerto este proyecto la UCD eligió a Juan Manuel Reol Tejada que como no creía en el autonomismo opto –como ha sido norma en este proceso descentralizador– por el discurso más victimista. Dimitiría como Presidente del Consejo el 21 de marzo de 1980. Con más bajos que altos y con la indeferencia de la población llegamos a la aprobación en 1983 del Estatuto y a la posterior inclusión de Segovia.
La marea socialista iniciada en 1982 inundó también a las primeras cortes autonómicas de Castilla y León dando la presidencia de la Junta a Demetrio Madrid. La crisis entre los socialistas de la región, que provocó la dimisión de Madrid y la no candidatura de su sucesor, Constantino Nalda, aumentaron las expectativas de Martín Villa de presidir la Junta. Pero se encontró con dos obstáculos: Óscar Alzaga, presidente del PDP, había roto con Fraga y presentaría candidatura a las elecciones de 1983 fuera de Coalición Popular. Esto no sería mayor problema porque el ex ministro azul estaría dispuesto a cambiar de nuevo de chaqueta y presentarse por Alianza Popular. Pero ahí es donde se encontró con el cerrajón del nuevo presidente de AP, Antonio Hernández Mancha, que se había comprometido con José María Aznar –y confiaba en tenerle como aliado para la renovación de la derecha española– para ser el candidato a la presidir la Junta de Castilla y León. Ni Jose María Cuevas –con lo que mandaba entonces la CEOE en la derecha política– pudo poner de candidato a su amigo y actual presidente de Sogecable, Martín Villa. El 8 de mayo de 1983 la Alianza Popular de Aznar gana al PSOE del “sobrao” Juan José Laborda por el 0,36% de los votos y el resto es historia.
Pues a mí me gustaría que siguieras con el resto "es historia". Viene muy bien recordarla.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial
Efectivamente, no conviene olvidar los orígenes de ese engendro histórico-político llamado "Castilla y León".
ResponderEliminarCeder era una palabra muy habitual en el vocabulario de ese hombre sin principios que era Adolfo Suárez. El café para todos era la única alternativa justa, para evitar privilegios injustificables y arbitrarios de algunas regiones. Sin embargo, mientras a algunas regiones se les respetó su identidad e incluso se permitió la institucionalización de una mitología inventada por los nazionalistas de turno, otras regiones fueron creadas por intereses personales y económicos.
El 23 de abril no es una festividad de ese partido filoterrorista que es Izmierda Casquivana. Esos partidos nazionalistas-estalinistas que falsifican la historia, prostituyen los símbolos existentes o crean los suyos propios, como es el caso del horrendo pendón morado (más aún si lleva la estrellita soviética).
Quizá uno de los pocos fundamentos históricos que pueda tener esa pseudorregión es la batalla de Villalar. Otras autonomías ni siquiera llegan a eso, por no tener fechas destacadas debido a lo artificial de su identidad, tienen que adoptar como fiesta regional la de la aprobación de su estatuto...
Aznar no ganó las elecciones autonómicas hasta 1987. Hasta entonces, todo son gobiernos socialistas...
ResponderEliminarSaludos vallisoletanos.
Fonseca
¡Jolines, Jorge! Liquidar el vampirismo de Valladolid con un escueto 'y el resto es historia' me parace muy piadoso, y más para un palentino como tú :-)
ResponderEliminarHemos permitido que nos arrebataran nuestra salida histórica al mar y una de las dos cunas históricas del castellano, y mientras no reivindiquemos la fusión de todo el territorio castellano (de Santander a Jaén, pasando por Madrid) no volveremos a salir de la esclavitud a la que nos somete la periferia.
Sé que es polémico esto que digo, pero creo que se debería discutir sobre ello en algún momento
Calandria:
ResponderEliminarSi puedo otro día.
RR:
Todo nacionalismo necesita una derrota militar para justificar su victimismo. Al menos esta fue real, aunque no creo que luchasen para que la Junta de CyL tuviese más competencias.
Fonseca:
Las primeras elecciones autonómicas fueron en 1983 y las segundas en 1987, las que ganó Aznar.
Piru:
No he querido liquidar el vampirismo de Valladolid, que lo hay y mucho (de facto es la capital), sino que la historia sigue pero que un post no iba a ir más lejos.
Viva Carlos I
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