Zapatero me recuerda a Calígula

Cayo Julio César Augusto Germánico “Calígula” ha pasado a la historia como un loco que abusó tanto de su poder que consiguió ser asesinado antes de cumplir cuatro años de reinado. Pero no caigamos en el error de considerar su política solamente como el producto de una mente enferma, que sin duda lo estaba, sino que fue el descarado que mostró al público la verdadera esencia del Estado creado por Octavio, es decir, una dictadura militar coronada, donde las viejas instituciones republicanas estaban simplemente para maquillar esa “monarquía”. Tal era la impudicia con la que actuaba la “divinidad” que no perdía ocasión para vejar a dichas instituciones, ya fuese asesinando, robando o humillando senadores, como dando un consulado a su caballo Incitato. Lógicamente, tuvo que ser el único poder fáctico que había, el ejercito –fue asesinado por su guardia pretoriana–, el que acabase con su reinado de terror y que en el mismo acto pusiese a su tío Claudio en el trono, y así mantener la farsa.

Zapatero es para la España de la constitución del 78 lo que fue “Calígula” para el Imperio Romano. Sabe que el “régimen de libertades” nacido de la Transición no es una verdadera democracia sino un postfranquismo al servicio de su casta política, donde el viejo Movimiento se ha transmutado en los distintos partidos políticos. Y al igual que hizo el princeps con el nombramiento de Incitato como cónsul, Zapatero ha nombrado a Carme Chacón –que nadie vea símil morfológico– Ministra de Defensa. Lo hace para demostrar, en el desprecio, su poder, no por nombrar a una mujer embarazada –que cogerá la baja teniendo tropas en tres conflictos armados internacionales a la vez– sino por nombrar a una separatista catalana que odia todo lo español. El ejército español políticamente es la nada desde el 23-F pero ha querido devolverles a los militares la bofetada dada por Bono en el discurso del Teniente General Mena.

El desprecio también se demuestra con el nombramiento, antes de las elecciones, del Presidente de las Cortes. Nadie duda que Aznar y González decidían los nombres para ese puesto pero guardaban las formas. Zapatero ha aplicado el mismo desdén en el nombramiento del gobierno. No os gustan Bermejo y Magdalena Álvarez como ministros, pues ministro y medio, y meto también al chanchullero de Sebastián como sucesor de Solbes. Y para rematar el choteo sumo al Ministerio de la Vivienda, el de Igualdad.

Pero vayámonos acostumbrando, que de estas y peores vamos a tener en la legislatura. Por eso el PP debería dar la batalla de las ideas, la economía le importa a Zapatero una higa. El PP debería mostrar a los españoles que la política zapaterina consiste en la transformación de España en una Confederación utilizando la puerta falsa del Título VIII de la Constitución. Contando con la sumisión del Tribunal Constitucional –brazo jurídico de los partidos políticos– que da perfume a los estatutos para que no huelan secesionistas. El fin último de este entramado es que sea el partido zapaterino, no el PSOE, el único elemento cohesionador de la Confederación de Naciones Hispánicas, como en la URSS. Que si el Imperio Romano era una monarquía con título de república, España será una república con un rey de embajador de altura.

Cuando Rajoy despierte deberá presentar un proyecto de Estado más liberal y más democrático, que es lo que desea la gran mayoría de los españoles. Pero el primer paso es liberar y democratizar al PP, tiene ocasión en el congreso de Valencia y después ya se puede presentar, con algo de credibilidad, a reformar España.

Nota palentina: Hoy publican que Julio Villarrubia no será Secretario General de PSOE de Castilla y León. Nunca tuvo oportunidad alguna, a pesar del afán de perdedor que tiene el PSOE en la región, solo estaba en el deseo suyo y en el de sus amigotes. Que el PSOE le mantenga muchos años.