Un buen artículo de Carlos H. Sanz

Ayer, en Diario Palentino, el articulista Carlos H. Sanz dejó esta metáfora sobre la SGAE digna de ser leída.

“No se sabe cuándo apareció el primer poema. Al principio extrañó a todo el mundo ver los versos del poeta Machado en la sección de contactos. Sin embargo, pronto se convirtió en una moda y la gente, de forma anónima, publicaba las poesías que más le gustaban.

No existían otros motivos más allá que el de compartir versos en un tiempo en el que ya nadie compraba libros. Las grandes editoriales marcaban precios desorbitados para asegurar su negocio, lo único que importaba por encima de la valía del escritor y la calidad de sus textos.

A los pocos meses, ya no extrañaba a nadie que los periódicos locales, regionales y nacionales dedicasen muchas de sus páginas al intercambio entre sus lectores de sonetos, cuartetos, redondillas y pareados. Igual se encontraban unos versos de Quevedo, Lorca o Biedma que de escritores en ciernes que buscaban un hueco en las preferencias del público tras ser despreciados por las grandes editoriales.

No se sabe con exactitud pero quizá fue ése el momento en que se empezó a hablar de la Sociedad General de Poetas Españoles, una asociación privada que en su inicio buscaba defender los intereses de los escritores frente a las grandes corporaciones editoriales.

Sin saber tampoco por qué, modificó su discurso y empezó a exigir dinero por ese intercambio. Su primera victoria fue conseguir que todo aquel que comprase cualquier artículo de escritura, desde un lápiz a una máquina de escribir, pagase un pequeño impuesto.

Su presión era cada vez más fuerte. Llamaban ladrones a quienes compartían sus versos y sus inspectores espiaban en los salones de plenos de los Ayuntamientos y las iglesias por si en las bodas que allí se celebraban se leía algún verso.

Finalmente sucedió lo inevitable. Un político -uno socialista irónicamente- llegó a ser ministro y en vez de preocuparse por el libre acceso a la cultura, prefirió ser perro guardián de los intereses de sus amos de la SGPE.

Al poco tiempo no dudó en cercenar libertades y derechos y, sencillamente, prohibió el papel a todo aquel que escribiese un verso en él. Así fue como gracias al peor ministro jamás visto murió la cultura.”

Solo le encuentro una “tara” y es la “extrañeza” de que sea un socialista quién acabe con la cultura y con el libre intercambio de ideas cuando esto es lo lógico porque es la esencia socialista –planificadora– la que tiene como fin último el totalitarismo. Esto demuestra que Carlos H.: ¡¡NO HA LEIDO A HAYEK!!, o que lo hizo hace tanto tiempo que se le ha olvidado.

Si vas a remediarlo, antes tengo que hacerte una advertencia: leer a Hayek te llevará a leer a Tocqueville, esto te hará comprender la desmarxismización –si existe esta expresión– de Eduard Bernstein y comprenderás la perversión y maldad de Lenin. Todo esto hará que seas un Saulo del progresismo y que abandones el rebaño progre. Vivir fuera de la manada es muy duro –no todo el mundo puede ser Gary Cooper–, comprobarás que fuera del progresismo se está muy solo y que hace mucho frío pero que se respira mejor porque el aire es puro.

Coda: Hay que agradecer a Carlos H. Sanz que a pesar de que cada vez que opina en este blog recibe un “zapatazo” –de mí el primero– no deja de hacerlo, teniendo en cuenta que este señor vive de lo que escribe. También hay que agradecerle que sea el único periodista palentino que promociona la blogosfera sin sectarismo. Y por último reconozco que, por ser el único que se asoma por aquí, recibe las “coces” que tenemos reservadas para la prensa en general y supongo que, encima, muchas veces tenga que morderse la lengua –o el teclado– a la hora de escribir en los medios. Pero, tras leer esto, no te confundas, Carlos, seguiré “dandote” cuando lo considere adecuado, eso sí, con muchísimo cariño.