¿Dónde vas, Zapatero, dónde vas triste de ti?

Cuando los autónomos y las PYMES, que no dejan de trabajar ni con cuarenta de fiebre, se van a manifestarse a Madrid es que las cosas están muy mal. En un país normal, con un gobierno normalito, al menos, este intentaría hacer algo. Sería su primera preocupación. Pero que hace Zapatero, lo que siempre le ha funcionado, tensionar. Agitar el avispero radical. Enseñarnos la patita del abortista por un lado y la del pacifista antiBush por otro, pero esta vez ha fracasado. Y cuando habla de economía, demuestra que no sabe nada y que no el importa.

Con la engañarifa de la supuesta y futurible ley de ampliación del aborto –que nunca se atreverá a presentar– al menos ha conseguido que la Iglesia le dé contestación. Pero con el bluf de Kosovo, intento de reeditar la huida de Iraq, –aún sumándole el error de Salmones– solo ha conseguido quedar mal dentro y, sobretodo, fuera de España.

Si Zapatero no fuese tan sectario, si tuviese algo, aunque fuese un poquito, de patriotismo, si mirase más allá de la encuesta que le muestra diariamente Pepe Blanco, si fuese consciente de que España existía antes de que él llegase a la Moncloa –y que esta no estaba tan mal – y que seguirá después de que él haya desaparecido. Si así fuese, aprovecharía el acuerdo al que han llegado el PSE y PP del País Vasco y desde ahí buscaría un pacto contra la crisis con el PP. Incluso podría pasar a la historia con mayúsculas si, además, pactase una reforma de la constitución para asentar el Estado dentro de la Nación Española. Pero no lo hará.

Así que Rajoy esperará a ganar las elecciones europeas y después presentará una moción de censura. La perderá, pero dejará a Zapatero tan tocado que no acabará la legislatura y después, dios dirá.