miércoles, 25 de marzo de 2009

La máquina económica

El mundo se divide entre..., siempre me ha gustado esta frase, aunque su simplismo dicotómico y maximalista me parezcan una estupidez, así que voy a utilizarla.

El mundo se divide entre los que consideran la economía como una grande, ruidosa y trastabillada máquina y los que no. Imagínense una de esas máquinas que se muestran en los dibujos animados, llenas de cadenas, correas, pistones que suben y bajan, y coronada con una gran chimenea que humea al ritmo del vaivén que produce su funcionamiento. En esa máquina es necesario que haya un operario que vaya apretando las tuercas de vez en cuando porque sino el fuerte traqueo haría que terminase desmoronándose. Así es como consideran que es la economía, una máquina que si no la vas ajustado poco a poco –apretando un poco el interés aquí, aflojando otro poco la fluidez del dinero allá, dando una patadita a la demanda agregada por este lado, etc...– tendrás que apretar más fuerte las tuercas en un futuro.

Por otro lado estamos los que consideramos la economía como un río, que puedes ponerle presas, que puedes cambiarle artificialmente su curso, pero que el final, siempre, buscará su cauce natural.

Los primeros, voy a llamarles, muy alegremente, “los mecanicistas” –en realidad son los planificadores de toda la vida–, parten del principio marxista –aunque no sean conscientes de ello– del historicismo. Esto es, muy someramente, que todo “saber humano” se puede estudiar como si fuesen matemáticas. Para que este sistema funcione es imprescindible que el operador posea toda la información y tenga la capacidad de tomar todas las decisiones a que dicha información le lleva. Lo cual, creo yo, es imposible.

Por el contrario, los segundos, los denominaré –con el “mismo rigor” que aplicado a la anterior definición– como “los humanistas”, consideran a la economía como una disciplina humanística. La cual, como todo hecho humano, es imperfecta y es imposible determinar su modelo óptimo de funcionamiento. El funcionamiento de la economía se sustenta en la interacción de todos los individuos. Dichos individuos toman sus decisiones en base a un insuficiente conocimiento, más aún en una economía casi global como es la actual, pero además habría que sumarle que, aún poseyendo toda la información, hay infinitas variables que nos hacen tomar nuestras decisiones.

Entonces, si nunca vamos llegar al punto óptimo, incluso puede que este no exista. ¿Qué podemos hacer?. Lo primero sería impedir que los gobiernos inyectasen ingentes cantidades de recursos en ciertos sectores por el mero hecho de creer que así mejorarán la economía. Segundo, y la parte clave del asunto, la solución para ir saliendo de la crisis es quitar los diques que impiden que la economía fluya por su cauce natural. Es decir, aplicar hasta sus últimas consecuencias el principio de libertad económica, sin dejar a parte el anejo de la asunción por parte de cada individuo de la responsabilidad de sus propios actos y, seguramente, en poco tiempo iríamos saliendo de esta crisis, es más, en el futuro las crisis durarían lo que tardásemos en asumir que estábamos dentro de una.

Con este argumentario Ben Rogger determina que hay que eliminar toda la legislación que va en contra de la libertad económica y en consecuencia desaparecerían las tres cuartas partes de la activad del Estado. Además, recuperar dicha libertad económica nos llevaría a obtener mayores cotas de libertad en otros campos y a aumentar la libertad total de cada uno, y por tanto, de la sociedad.

¿Habrá alguien capaz de intentar llevarlo a cabo?.

13 comentarios:

  1. Impresionante lo de enrique martin. Vaya ocurrencia. Osea que va a recorrer los 191 municipios de la provincia poniendo en cada uno un arbol. Los de la junta son tontos, se hinchan a plantar arboles y ni lo dicen. Si hubiera sido por lo menos una hectarea en caca dupeblo, otro gallo cantaria. pobres los niños de herrera, palencia y osorno por citar algunos que han aparecido en los periodicos ultimamente plantando arboles en cantidad. Aqui este planta uno, que casualidad en un municipio socialista, que bien se lleva con ellos ahora, mejor que con los suyos, y llama a la prensa para que le hagan la foto.
    Sr Presidente de la diputacion le doy una idea: se acordara de aquello de plantar unarbol, tener un n iño y escribir un libro. Seria mejor que subvencionara a aquellas familias que no teniendo previsto tener uno o mas niños en su seno, dijeran como el martin me da una subvencion, casquete al canto y un hijo mas, que por 191 al menos pues esos mas. Le aseguro que en muchos de nuestros pueblos seria todo un acontecimiento (la verdad plantar un arbol no lo es, se plantan muchos sin llamar a los medios), que naciera un niño (dire mejor luego vivir, nacer se nace en la capital). Hace tantos años que en muchos pueblos no sucede esto que seria una gran noticia.
    Por lo tanto vaya ocurrencia. Ahora que ya no es tiempo de plantar arboles, que piensa dejarlo para finales de año...

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  2. ¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad, o lo que es lo mismo, la entrada con el primer comentario?

    Un poco raro.

    Respecto a la entrada, ahora parece que va a resultar que los "humanistas" o aquellos con visión "humanista", tan poco proclives a la cuestión económica, serán los más sensatos, quizá precisamente porque "no se metan" a entender la economía dado el escepticismo inherente a todo humanista que recela de todo, y por ende, del gran gobierno, del intervencionismo y todas esas marrullerías planificadoras tan siniestramente orwellianas. Claro refiriéndonos al verdadero huamnista, no a la "intelectualidá" panfletaria de los discípulos de Pepiño y demás ralea ágrafa, ignorante e iletrada.

    Muy buena entrada.

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  3. «Lo primero sería impedir que los gobiernos inyectasen ingentes cantidades de recursos en ciertos sectores por el mero hecho de creer que así mejorarán la economía. Segundo, y la parte clave del asunto, la solución para ir saliendo de la crisis es quitar los diques que impiden que la economía fluya por su cauce natural. Es decir, aplicar hasta sus últimas consecuencias el principio de libertad económica, sin dejar a parte el anejo de la asunción por parte de cada individuo de la responsabilidad de sus propios actos»

    Pero Jorge, esto es una falsa dicotomía, al llevar al extremo las dos posturas. Entre aplicar ingentes cantidades de dinero, a llevar hasta sus últimas consecuencias el principio de libertad económica, hay un trecho muy grande y muchas posibilidades para gestionar una economía. ¿no?

    O quizás es que no he entendido algo.

    Saludos

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  4. Lino:
    No son dos posturas encontradas. La inyección de dinero es un parche, lo único que se les ocurrió, para intentar evitar el derrumbe del sistema financiero. Se está mostrando como algo erróneo, sirve para la corrupción.
    La libertad económica es una opción de política económica.

    Y caminos intermedios. ¿Cuáles?. ¾ de libertad económica. O hay libertad o no.

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  5. Hola de nuevo, Jorge.

    Bueno, el problema creo es que no hemos definido los marcos en los que se toman estas acciones.

    Si, es verdad, la inyección de "grandes cantidades de dinero", por las buenas, sin control, o sea, en el actual sistema, no puede ser bueno.

    Sin embargo, cuando el mercado pega unos bandazos tales de los que no se recupera, cosa que ocurre como todos sabemos, la única opción que queda es que la sociedad que participa de dicho mercado relance el sector afectado con cantidades medidas y controladas de dinero, que previamente se ha ahorrado por parte del estado (de todos los ciudadanos) para estas y otras contingencias.

    Llevar la libertad económica "hasta sus últimas consecuencias" significa liberar por ejemplo la regulación de la jornada laboral, volviendo de esta forma a la Revolución Industrial con jornadas de 12h o más, cosa que es la que ocurre al llevar el liberalismo de mercado hasta los países asiáticos, por ejemplo, donde no existen estas regulaciones y los estados hacen lo que quieren, aún más que aquí.

    ¿Cuanta libertad económica? toda la posible que nunca podrá ser del 100%, ya que deberá estar por debajo de la libertad individual. Si la sociedad no puede decidir sobre la jornada laboral que se ponía como ejemplo, difícilmente podrá ser libre si las empresas, que de esta forma tendrían "toda la libertad" deciden sobre ella. El mercado tendrá que ser libre dentro de un marco legal que lo regule, eso si, en libertad y a todos por igual en las mismas condiciones y dando las mismas oportunidades.

    Puede parece que soy un poco quisquilloso, pero pienso que si no se explica así o mejor, siempre los hay más quisquillosos que ponen pegas. :-)

    Saludos

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  6. Lino:
    En Asia no hay liberalismo económico sino servilismo glebario. Por otro lado aquí, en España, hay gente que trabaja eso y más, normalmente para su propia empresa o como autónomo pero como les fríen a impuestos y les ponen mil trabas para desarrollarse, encima de matarse a trabajar se arruinan.

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  7. Estimado Jorge, llamarle servilismo a lo que hacen aún en China o en otros países del entorno en donde te meten en la cárcel o te fríen a tiros por no seguir las normas, creo que es algo inadecuado. Pero desde luego tal vez no hagan lo suficiente para salir de esa situación.

    En España claro que hay gente que trabaja eso o parecido, pero desde luego lo hacen por su voluntad. Pero una cosa es eso y otra tener empleados que por el "bien de la empresa", sean explotados.

    Estoy de acuerdo en la existencia de todas estas trabas y que el autónomo debería estar más protegido por la ley, no el estado, en el sentido de ser el principal receptor del beneficio de su trabajo. En este sistema solo importan las grandes empresas que acuerdan con los políticos o los sindicatos, y los funcionarios. No hay libertad, pero es la individual la que hay que mejorar, y como consecuencia la de mercado, pero no al revés. Que cada uno tenga el derecho a ganarse la vida como mejor pueda y ganar el máximo de dinero, pero no a costa de explotar a otros.

    Saludos

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  8. Lo que quiero decir es que en China no hay libertad ni por consiguiente, mercado libre. Pero las empresas que son por estos mismos motivos, de fuera, hacen uso de la falta de regulación internacional que les permite total libertad de mercado, para instalarse en esos países sin importarles la explotación que a los trabajadores les permiten los estados locales.

    Saludos

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  9. No creo que sea correcto contraponer la libertad de mercado con la libertad de individual, de hecho la primera surge de la libre voluntad de los individuos, y por ende, de la libertad de éstos para comerciar mediante un trato en el que ambas partes queden satisfechas en pleno uso de sus libertades individuales, si existe un estatalismo planificador gubernamental que asfixia esas libertades, incluida la de mercado, estamos abocados a la tiranía.

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  10. Llevar hasta sus últimos extremos los principios de libertad económica sería lo ideal. Cuando hablamos de "extremos", evidentemente se habla dentro de una legalidad vigente, pero no a través de regulaciones que tiende a la corrupción más absoluta, sino dentro de un marco jurídico que posibilite la buena marcha económica sin injerencias gubernamentales, que evita el fraude, empezando por el institucionalizado, y en tal caso que protega al usuario ante estafas que muchas son consecuencia directa de las actuaciones gubernamentales. Empíricamente ha quedado demostrada la pésima viabilidad del Gran Gobierno, del Papá-Estado, del estatalismo planificador, que siempre ha sido unos de los baluartes de la tiranías, fuesen estalinistas o joseantonianas, falangistas o nacionalsocialistas, y siempre ornamentadas con un proteccionismo que disfrazado de ayuda al obrerismo proletario, al estilo peronista, sólo ha supuesto grandes dosis de miseria allí donde se ha implantado y el fin de la propseridad y la imposibilidad de la generación de riqueza.

    La libertad de mercado dentro de un Estado de Derecho digno de tal nombre que salvaguarde la unidad de mercado a nivel nacional y que permita el libre intercambio sin ningín tipo de injerencia, asfixia, presión o intervención de un gobierno, la mayor parte de las veces incompetente, pero siempre movido por intereses que llevan a idolatrar lo público, por ejemplo, que sólo genera deuda, como las televisiones públicas mientras se ponen trabas, burocracia a mansalva y obstáculos a los pequeños y medianos empresarios o a los autónomos mientras se funcionariza el Estado al estilo soviético, pero en 17 taifas con gastos desorbitados que sólo generar deuda mientras estrangular la iniciativa privada de ciudadanos atados de pies y manos por aquellos que les inflan a impuestos mientras se dedican a crear embajadistas autonómicas por medio mundo.

    El libre mercado, junto a la defensa de la propiedad privada, y la libertad individual inherente al individuo que se apoya a su vez en derechos esenciales como el derecho a la vida son la columna vertebral del liberalismo clásico, y llevar a sus últimos extremos esa libertad de mercado sería empezar a conocer el verdadero capitalismo, y no ese capitalismo "adulterado" por intervencionistas dizque socialdemócratas que luego lo llaman "salvaje" y culpan al neoliberalismo a los neocon mientras se dedica a irresponsables rescates, a crear bancos de activos tóxicos, a beneficiar a entidades insensatas por conceder créditos a quienes no podían hacer frente a ello, para luego negarse a abrir el grifo para el que reciben dinero de todos los contribuyentes a través del Estado sin ninguna transparencia. Si se analiza prudentemente el estado económico se verá que sin estar en un peronismo argentino kafkiano, tampoco podemos decir que se goce de la libertad de mercado que sería deseable. Y es una pena. Y un desastre.

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  11. Una entrada muy interesante. Tienes mucha razón.

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  12. ...La libertad de mercado dentro de un Estado de Derecho...

    A eso me refería. Primero el estado de derecho, y solo después, el libre mercado.

    Saludos

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