miércoles, 2 de julio de 2008

No le debemos nada a ETA

En el tardofranquismo la oposición al régimen estaba compuesta por un sinfín de grupitos –en alguno de ellos había más policías infiltrados que opositores– que esperaban, que en cualquier momento, el pueblo se revelase contra el dictador y acogiese, con los brazos abiertos, la nueva dictadura de la que ellos serían sus dirigentes. Cada grupo tenía su modelo de dictadura: trotskista, maoísta, comunista a secas, etc.

En esos días de vinos y rosas, donde los españoles, en lo político, solo deseaban que el franquismo se abriese y así parecerse al resto de los europeos, nació un grupo –excisión de las juventudes del PNV– que sino es por Javier Etxebarrieta no habrían pasado de leer a Sabino Arana y aprender euskera. Ese grupo era ETA.

Cuando ETA se convirtió en un grupo terrorista, más por el asesinato de José Pardines provocado por “Txabi” Etxebarrieta y su posterior muerte, que por convicción política, paso de la nada a ser un referente para toda la oposición antifranquista. Los “vascos” estaban realizando lo que ellos deseaban hacer pero no se atrevían. Desde entonces la izquierda se ha sentido, en cierta forma, en deuda con los etarras, aunque esto fuese en contra de sus propios intereses.

De ese pecado original nace la idea de que “algo habrá que darles para que dejen de matar”, que aún hoy, se puede oír en boca de cualquier socialista, por muy honrado y decente que sea. Lo tienen interiorizado. Tuvieron que ser los antiguos “poli–milis”, los que abandonaron el terrorismo en la transición, los primeros que, desde la izquierda, se plantearon acabar con ETA, no solo en lo policial, sino también en lo político, con la configuración de lo que después sería el Pacto Antiterrorista.

Los nacionalistas, en cuyo ADN anida el separatismo, no dudan que, si hoy, tienen el poder que tienen es gracias a los terroristas. Nunca se hubiese planteado el Título VIII de la constitución sin los muertos que ponía ETA en aquellos días. El día que ETA desaparezca, los nacionalistas no tendrán con que negociar. Lo saben y lo constataron tras la muerte de Miguel Angel Blanco y el espíritu de Ermua, por eso, desde entonces, están en alianza con los etarras. Desde el PNV hasta ERC.

Para que ETA desaparezca, primero deberá ser derrotada. Para derrotarla, la izquierda deberá asumir que no se les debe nada y que nada se les va a pagar por dejar de matar. Para que la izquierda asuma eso, como hizo en su día Mario Onaindia, primero deberá reconocer que se equivocó con ETA, que nunca fueron antifranquistas, sino antiespañoles, que no querían acabar con la dictadura, sino con España. Pero eso supondría reconocer que es un error recurrir a las armas para logran fines políticos, cosa que en muchas ocasiones ha hecho esa izquierda, incluyendo los GAL. Supondría renunciar a Castro y sus consecuencias, supondría enfrentarse a Hugo Chavez. En definitiva, supondría reconocer que una gran parte de la historia del socialismo es un grave error, o lo que es peor, un crimen.

Pero si algo aporta Rosa Díez y su UPD es que se puede hacer, no es necesaria una renuncia expresa, basta con dejar de defender los postulados de la izquierda dogmática. Y que cuando se hace, se encuentran con el reconocimiento, con el apoyo y con el cariño, de los que tenemos en la defensa de las libertades como principio emanador del resto.

4 comentarios:

  1. Anónimo2/7/08 14:16

    un gran batiburrilo que deja bien clara tu nula capacidad para analizar nada ya que la contaminación mental que tienes no te deja ver. mi diagnóstico es izquierditis aguda con algo de mania persecutoria y fidelcastrismo nocturno.

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  2. Seguramente tienes razón pero si no lo explicas no lo entenderemos.

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  3. Anónimo3/7/08 15:03

    ¡¡¡MUY BUEN ANÁLISIS!!!

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  4. Pero la izquierda española no cambiará porque en su mayor parte se ha reconvertido al nacionalismo. Sí, hasta donde no tiene ningún sentido, en lugares como Andalucía. Aunque sea un nacionalismo light.

    Puede haber una parte de la izquierda, como UPyD o Ciutadans que no van por ahí, pero son una pequeña minoría entre la izquierda.

    Es más, en algunos lugares hasta la supuesta derecha se está reconvirtiendo al nacionalismo, como sucede en Galicia, donde Feijoo ya se ha definido más de una vez como nacionalista. El nacionalismo nos ha invadido de tal forma en Galicia que ya vamos por delante en algunas iniciativa, como lo de poner comisarios para que lo comerciantes atiendan a los clientes en gallego, que y alo propuso hace tiempo el BNG.

    Pero lo más grave de esto es que en Galicia está surgiendo un terrorismo nacionalista, desde la AMI (Assembleia da Mocidade Independentista). De esta pandilla de descerebrados parten grupitos que son los que últimamente se están dedicando a poner petardos caseros por Galicia, especialmente por la zona de Cangas.

    Como se puede ver, la izquierda seguirá en sus trece y parte de la derecha se les está uniendo.

    Así las cosas, se me antoja imposible que la izquierda asuma la idea de la derrota del terrorismo, por el contrario, parece que la derecha puede terminar asumiendo completamente los postulados izquierdistas sobre la violencia con fines políticos.

    Triste, muy triste.

    Cambiando de tercio, ¿no pretenderás que te de algún argumento quien entra aquí a descalificar? Eso no es más que un troll. Banealo y no permitas que impida conversaciones o debates normales.

    Un saludo.

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